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Chapter 8 - Capítulo 8: Primer Encuentro Controlado

El tenue resplandor del monitor era la única fuente de luz en la habitación de Peter. Había estado rastreando los reportes de crímenes menores, buscando patrones. Hoy, su pequeña araña rastreadora, camuflada en un semáforo, había detectado actividad inusual en el puerto. Un par de figuras sombrías, conocidas por robos de cargamento, se movían con sigilo. Perfectos para una primera prueba de campo a gran escala.

Se deslizó por la ventana, el traje y los lanzarredes sintiéndose ahora como una segunda piel. La noche era fresca y el aire salado del puerto lo recibió. Las sirenas de los barcos eran su banda sonora. Se movió con una fluidez asombrosa entre las grúas y los contenedores, un fantasma en la penumbra. Su sentido arácnido vibraba, pero no con la urgencia del peligro; más bien con una alerta constante, un mapa en su mente de cada movimiento en el área.

Localizó a los ladrones. Eran dos hombres corpulentos, intentando forzar la cerradura de un contenedor de envío. Hablaban en voz baja, quejándose de la lentitud de su trabajo.

Peter no se lanzó a la carga. Se posó en lo alto de un contenedor adyacente, observando. Analizando. Sabía que la fuerza bruta rara vez era la solución más elegante.

El primer ladrón, el más alto, gruñó frustrado y se agachó. Era su momento.

Con un movimiento fluido y silencioso, Peter descendió de su escondite. Disparó una ráfaga de telaraña que se adhirió a los tobillos del primer ladrón, tirándolo al suelo en un "thump" sordo antes de que pudiera entender qué lo había golpeado.

El segundo ladrón se giró, sobresaltado, empuñando una palanca. "¡¿Qué diablos?!"

Peter ya estaba en el aire. La palanca se balanceó, pero él se movió más rápido, aterrizando detrás del hombre. Otro disparo de telaraña, esta vez al pecho y los brazos, lo pegó a la pila de contenedores. El hombre quedó inmovilizado, forcejeando inútilmente, con los ojos muy abiertos por el asombro.

El primer ladrón, todavía en el suelo, intentaba liberarse de las pegajosas ataduras. Peter se acercó, sus pasos amortiguados. Le quitó el teléfono que llevaba en el bolsillo y, con un movimiento rápido, lo lanzó lo suficientemente lejos como para que no pudiera alcanzarlo. Luego, usó otra ráfaga de telaraña para asegurarlo completamente al suelo.

"Consideren esto una advertencia," la voz de Peter, ligeramente distorsionada por la máscara, era un susurro autoritario. "Este puerto está fuera de los límites. Y ahora, prepárense para la policía."

Antes de que los ladrones pudieran procesar lo sucedido, Peter ya había desaparecido. Se balanceó de vuelta a los tejados, su corazón latiendo con una emoción controlada. No había gritos innecesarios, ni persecuciones caóticas, ni daños a la propiedad. Solo una inmovilización rápida, limpia y efectiva.

Desde la distancia, vio las luces intermitentes de un coche de policía que se acercaba al puerto. Los ladrones, pegados como moscas en una trampa, serían un regalo inesperado para los oficiales.

Peter se permitió una pequeña sonrisa bajo su máscara. Esta era la manera. No solo ser fuerte, sino ser inteligente. No solo reaccionar, sino actuar con precisión. Esta noche, había probado que su enfoque era el correcto. La ciudad tenía un nuevo tipo de protector, uno que pensaba con tanta rapidez como se movía.

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