El tiempo pasa en silencio, y en un abrir y cerrar de ojos, han transcurrido cinco días.
Aunque Luo Chuan parece muy cómodo recostado en una mecedora frente a la entrada de la tienda, no puede evitar suspirar para sí mismo al observar el incesante ir y venir de gente en la calle, justo más allá del estrecho callejón.
¡Cinco días!
Cinco días… y ni siquiera ha vendido una sola botella de Coca-Cola.
Pero, bueno, no hay mucho que pueda hacer. La tienda está ubicada en un callejón tan alejado que no es de sorprender que nadie se acerque.
Ya está anocheciendo. Al ver el sol poniente en el horizonte, una expresión de resignación asoma en el rostro de Luo Chuan.
Parece que hoy tampoco vendrá ningún cliente.
Justo cuando se levanta con la intención de cerrar, se oye un sonido desde la entrada del callejón.
—Tsk, tsk, tsk… De verdad que es curioso, jefe. ¿Abrir una tienda en un callejón como este?
Un joven vestido con un brocado negro aparece en la tienda, comentando con una sonrisa intrigada.
Al verlo, Luo Chuan se siente un poco aliviado. Por fin, parece que llega un cliente.
—Como dice el dicho: el buen vino no teme al callejón profundo. Mientras lo que ofrezcas sea de calidad, los clientes llegarán solos —dice Luo Chuan con calma, sin alterar su expresión.
El joven se queda en silencio un instante, saboreando la frase que Luo Chuan dijo despreocupadamente.
—El buen vino no teme al callejón profundo… ¡Excelente! ¡Excelente! ¡No esperaba que el jefe fuera tan ingenioso! ¡Bu Lige ha decidido hacerse tu amigo!
Los ojos de Bu Lige se iluminan con entusiasmo mientras repite la frase, y luego suelta una risita.
Cualquier ciudadano común se sorprendería al escuchar ese nombre. Porque "Bu" es el apellido exclusivo del Marqués Zhennan, una de las figuras más prominentes del Imperio Tianxing. En toda la ciudad de Jiuyao, no hay nadie más con ese apellido.
Por lo tanto, la identidad de este joven llamado Bu Lige es más que evidente: ¡el único heredero del Marqués Zhennan!
Claro que, siendo Luo Chuan un recién llegado a este mundo con apenas un mes de experiencia, no tiene idea de quién es.
—En ese caso, ¿por qué no entras y echas un vistazo? —sugiere Luo Chuan con tono casual.
—¡Por supuesto! —responde Bu Lige, sonriendo—. Jefe, tú eres interesante, y si vendes algo, debe ser algo interesante también.
Mientras habla, Bu Lige entra directamente en la tienda.
En cuanto ve la decoración interior, su rostro se llena de asombro.
Como hijo del Marqués Zhennan, Bu Lige ha visto de todo, pero esta tienda… es otra cosa. Nunca antes había visto algo así, ni siquiera en los círculos más ricos y exclusivos.
Ese vidrio tan puro podría subastarse por una fortuna, y aquí lo usan simplemente para los mostradores y las repisas. ¿Está el mundo loco… o él aún no ha despertado?
Hay que tener en cuenta que, con el nivel de productividad del Imperio Tianxing, el cristal pulido y coloreado es un material extremadamente costoso, un lujo reservado solo para la nobleza real y algunos cultivadores de alto nivel.
—¿Quién es realmente este jefe…? —murmura Bu Lige para sí mismo, observando a Luo Chuan con creciente curiosidad.
—Todo lo que hay en la tienda está en esas estanterías. Puedes echar un vistazo —dice Luo Chuan, señalando hacia un lado.
Bu Lige sale de su asombro y se dirige a los estantes donde descansan, ordenadas, las botellas de Coca-Cola.
Uno, dos, tres…
Luo Chuan empieza a contar mentalmente.
Y, como lo espera, unos segundos después, un grito resuena por todo el local.
—¡¿Pe-pero qué…?!
Tras leer la descripción de la Coca-Cola en el estante, los ojos de Bu Lige se abren de par en par, con una expresión de total incredulidad.
—¡Sana heridas no mortales al instante! ¿Jefe, estás bromeando conmigo? —exclama, sin poder contenerse.