Ficool

Chapter 3 - Capítulo 3: El Primer Enlace Inesperado

Horas más tarde, tras una intensa sesión en el gimnasio con un Jimmy sorprendentemente colaborador –aunque ruidoso–, Michael se sentía extrañamente energizado. La ducha fría después del entrenamiento le dejó la piel hormigueando. Se puso unos vaqueros y una camiseta sencilla, notando una ligera, pero perceptible, sensación de menos flacidez en su cuerpo.

Mientras revisaba su teléfono, vio un mensaje. Un número desconocido. Leyó el texto: "Hey, Michael. Necesito tu ayuda con algo. Pásate por el concesionario de Simeon cuando puedas. Franklin."

Michael sintió un nudo en el estómago. Franklin Clinton. El primer eslabón en la cadena de eventos que lo llevaría de vuelta al mundo del crimen. El guion comenzaba a desplegarse. Una parte de Alex, la conciencia que ahora residía en Michael, quería resistirse, ignorar el mensaje, intentar un camino completamente diferente. Pero otra, la parte pragmática del programador que entendía la lógica del sistema, sabía que era inevitable. Esta era la introducción de Franklin al círculo de Michael, el "tutorial" del juego. Intentar evitarlo sería como intentar jugar un RPG sin hacer la primera misión. Además, ahora Michael tenía una motivación: redirigir la vida que ahora era suya, y eso incluía a sus futuros "socios".

Bajó las escaleras. Amanda estaba en la cocina, preparando algo. El ambiente en casa se sentía diferente, un poco menos tenso que por la mañana.

"Amanda, voy a salir un momento", dijo Michael, deteniéndose en el umbral de la cocina. "Es un asunto que arrastro de antes, con un tipo… Simeon. Necesito resolverlo. Prometo que volveré y seguiremos hablando esta noche." Intentó ser lo más honesto posible sin revelar su conocimiento del futuro.

Amanda levantó la vista, una cucharada de masa en la mano. Su mirada era escrutadora. "No te metas en problemas, Michael. Y sé específico. ¿Qué clase de 'asunto'?"

Michael dudó. Mentir era fácil para el antiguo Michael. Pero el nuevo Michael había prometido transparencia. "Un tipo al que le presté dinero. Un vendedor de coches turbio. Y ahora está intentando estafar a un conocido mío con un vehículo. Necesito intervenir." La mentira no era total, solo una simplificación que omitía el "conocido" real.

Amanda entrecerró los ojos. "Asegúrate de que no termine con coches en nuestra piscina otra vez." Su tono no era acusador, sino una advertencia teñida de humor seco. Una pequeña señal de que la puerta seguía abierta.

"No, no terminará así", prometió Michael, sintiendo un leve alivio. "Voy a ir solo, lo resuelvo y vuelvo. Lo juro."

Subió a su Obey Tailgater y se dirigió al concesionario Premium Deluxe Motorsport de Simeon Yetarian. El viaje fue extrañamente familiar. Las calles, los edificios, la gente. Era como conducir a través de un sueño recurrente, pero con todos los sentidos activados.

Al llegar, Simeon estaba en su escritorio, charlando con un cliente. El concesionario, con sus coches de lujo y su ambiente ostentoso, era exactamente como Michael lo recordaba. Luego lo vio. En el exterior, apoyado en un coche rojo reluciente que Simeon intentaba vender a un cliente incauto, estaba Franklin Clinton. La gorra ladeada, la actitud relajada pero alerta. Michael sintió una punzada de emoción, la clase de emoción que solo un jugador siente al ver a un personaje clave cobrar vida.

Michael se acercó a Franklin, intentando adoptar la postura de sí mismo, pero con una diferencia clave. En lugar de la condescendencia habitual, había una curiosidad genuina. "Así que eres tú el que me mandó un mensaje", dijo Michael, su voz controlada. "Franklin, ¿verdad? Vendedor de coches, o más bien, cobrador de Simeon. ¿Qué te trae por aquí?"

Franklin se irguió, una leve sonrisa en su rostro, sorprendido de que Michael se supiera su nombre y, más aún, que pareciera tomarse la molestia de acercarse. "Michael, hombre. Simeon me tiene atrapado con un coche que no puedo pagar y me quiere estafar. Él… él te dio mi número para que me ayudaras con la financiación, pero es una trampa. Necesito una solución, y Simeon no me la va a dar."

Michael asintió lentamente. Ya sabía todo esto. El "guion" se estaba reproduciendo. "Entiendo. Y sabes que Simeon no es un tipo de fiar." Michael miró hacia el interior del concesionario, donde Simeon los observaba con una sonrisa forzada. "Mira, si este tipo te está estafando, podemos hacer algo al respecto. Pero no vamos a entrar con la cabeza. Necesitamos una estrategia. Una de verdad."

Franklin lo miró sorprendido. "Una… ¿una estrategia? Yo solo iba a… ya sabes, 'tomar prestado' el coche de vuelta." Su tono sugería el habitual robo a la fuerza bruta.

"No", replicó Michael. "Eso es lo que haría un aficionado. Somos mejores que eso. Vamos a hacer esto de la manera inteligente. Entraremos, tú fingirás que quieres arreglar el pago, y yo me encargo de Simeon. Sin violencia innecesaria, sin alarmas. ¿Entendido?"

Franklin sopesó las palabras de Michael. Había algo diferente en el viejo. Un aire de profesionalidad, incluso de control, que rara vez mostraba. La idea de un plan, en lugar de un mero atraco, le resultaba extrañamente atractiva. "De acuerdo, Michael. Hagámoslo a tu manera. Por una vez."

Michael sonrió. La primera grieta en el guion.

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