Ficool

Chapter 13 - Capítulo 13: Tiempo de Espera

*SOFIA*

Estaba sentada frente a mi escritorio, mirando la pantalla de mi computadora sin saber bien qué hacer. Los diseños no fluían como esperaba. Era uno de esos días en los que la creatividad no venía, y las ventas no ayudaban mucho a subir el ánimo. Mis dedos jugaban distraídos sobre el teclado, sin mucha idea de qué poner en el próximo diseño. Miré el reloj; ya había pasado medio día y aún no había terminado nada decente.

Las chicas estaban conectadas en la videollamada, charlando sobre sus propios problemas. Mariana estaba terminando un proyecto para una campaña publicitaria, Valeria discutiendo algunas ideas con un cliente, y Laura, que hoy tenía el día libre de la cocina, estaba bastante relajada, pero también un tanto distraída, como yo. Era raro que todas estuviéramos tan desconectadas, pero todos esos días de trabajo tan intensos nos pasaban factura.

Escuché la risa de Mariana y la voz calmada de Valeria, mientras yo seguía dando vueltas a mi taza de café. De repente, el sonido de una notificación interrumpió el murmullo de la videollamada. Todos los ojos se dirigieron hacia la pantalla cuando vimos que el mensaje provenía de Daniel. No pude evitar sentir una pequeña aceleración en mi corazón. ¿Qué quería ahora?

El mensaje apareció y todos lo vimos al mismo tiempo:

Daniel: "Hola chicas, sé que he estado algo alejado, pero he estado pensando en todo lo que pasó. Necesito hablar con ustedes pronto."

Nadie sabía qué decir primero. Las reacciones fueron un estallido. Mariana empezó a escribir algo rápidamente, pero Laura fue la primera en hablar.

"¿Lo está haciendo por obligación o realmente tiene algo que decir?" preguntó Laura, un poco sorprendida.

Yo: "¿No crees que se está arrepintiendo de todo lo que pasó? Al menos está intentando ser claro..."

Yo no sabía qué pensar. Todo lo que había pasado, la noche que compartimos, los sentimientos involucrados, y ahora, este mensaje que venía después de varios días de silencio. Estaba claro que él también se sentía extraño, igual que nosotras. Pero, ¿qué quería decir con eso? ¿Iba a aclarar lo que había pasado o simplemente nos iba a dejar con más dudas?

"¿Y si nos dice que no quiere saber nada más de nosotras?" dijo Mariana, aunque se notaba que su tono era más nervioso que otra cosa.

Laura se rió suavemente. "Vamos, ya sabemos cómo es él. No creo que sea tan fácil. Probablemente solo está buscando cómo manejar lo que ocurrió sin hacer que todo se caiga a pedazos."

Yo me mordí el labio, sintiendo un nudo en el estómago. Había muchas cosas sin resolver y aún no entendía qué quería realmente Daniel. ¿Cómo iba a solucionar todo eso?

"De todos modos, algo tenemos que hacer," dijo Valeria, como si todo estuviera más claro para ella. "No podemos seguir así, sin saber si nos va a dar alguna respuesta o si solo está intentando hacer que el tiempo pase."

Pero antes de que pudiera pensar en algo, otro mensaje de Daniel apareció en el grupo:

Daniel: "Entiendo si están confundidas, yo también lo estoy. Pero quiero hablar con ustedes cara a cara, aclarar las cosas. No quiero que esto sea el final de lo que tenemos."

Mi respiración se aceleró al leer esas palabras. Estaba claro que no quería perder todo, pero, ¿sería posible seguir adelante después de lo que había pasado?

Mientras el mensaje de Daniel flotaba en el aire, las chicas no tardaron en reaccionar. Se notaba que todas, de alguna u otra manera, habían estado pensando en lo que había sucedido durante esta semana. Cada una de nosotras tenía sus propios pensamientos y expectativas, pero al final, todas sabíamos algo y Daniel no era el tipo de persona que jugaba con los sentimientos de los demás. Aunque había estado apartado, aunque no había sabido cómo reaccionar ante lo que ocurrió, todos sabíamos que él siempre se había puesto en segundo plano, siempre había pensado en los demás primero. Eso nos decía que, tal vez, sus dudas y su comportamiento no estaban relacionados con él mismo, sino con nosotras.

Laura fue la primera en hablar después de leer el mensaje. Su voz sonaba diferente, más calmada, como si estuviera tratando de entender todo lo que había pasado, pero sin dejar que la confusión la envolviera más. "Sabemos que no es un idiota," dijo, mirando la pantalla como si quisiera que todas estuviéramos en la misma página. "Nunca ha sido alguien que juegue con los sentimientos de los demás. Si está pidiendo aclaraciones, es porque de verdad se preocupa por lo que pasó y quiere que todo se resuelva de la mejor manera."

Mariana, que siempre tenía una opinión un poco más escéptica, asintió pensativa. "Es cierto. Él nunca ha sido el tipo de persona que lastime a alguien a propósito. Puede que estemos confundidas, pero si algo es seguro, es que él también lo está. Lo que pasó, lo que hicimos... todo esto ha sido un caos para todos, incluso para él. Solo espero que no termine sintiéndose atrapado entre nosotras."

Yo miraba la pantalla, mordiéndome el labio. Había momentos en los que la duda me invadía. ¿Realmente Daniel estaba buscando una solución, o solo intentaba ponerle fin a todo esto para evitar más complicaciones? Las palabras "cara a cara" me rondaban en la cabeza, y eso me hizo pensar que tal vez todo esto requería un enfrentamiento, una conversación abierta para poder aclarar qué significaba realmente nuestra relación con él. Pero lo que más me preocupaba era que él siempre había intentado protegernos, incluso cuando eso significaba quedarse atrás, ignorando sus propios sentimientos.

Hasta este momento había estado pensativa, finalmente hable con una calma que contrastaba con mis usuales emociones intensas. "Lo que Daniel siempre ha hecho es protegernos. Eso es lo que nos ha enseñado. No es un cobarde, y no nos está ignorando para evitar responsabilidades. Si está manteniendo distancia, es porque está intentando hacer lo correcto para todas nosotras, aunque él también esté involucrado en esto."

"Sí," coincidio Valeria, mirando a las chicas a través de la cámara, "Él no es el tipo de persona que se deje llevar por sus impulsos. Es alguien que actúa con la cabeza fría, incluso cuando su corazón le pide algo diferente. Y eso, tal vez, es lo que nos ha confundido más."

Mariana suspiró, alzando una ceja. "Pero, ¿qué hacemos ahora? ¿Esperamos que él dé el siguiente paso? Porque, sinceramente, a veces siento que las cosas están más allá de nuestra capacidad de controlarlas."

Valeria asintió, con una expresión decidida. "Lo que está claro es que Daniel no va a actuar solo por sus sentimientos. Ya sabemos cómo es. Probablemente esté pensando en cómo protegernos, cómo no hacernos daño. Pero si todas estamos dispuestas a enfrentarlo, hablar con él sin juegos, sin máscaras... tal vez sea lo que necesitamos."

La conversación continuó, pero ahora había algo diferente en el ambiente: la comprensión de que, tal vez, todas estábamos en la misma página. Daniel no iba a tomar decisiones impulsivas, y si había estado distante, era porque no quería poner en riesgo lo que habíamos compartido como amigos. Al final, parecía que todos éramos conscientes de que había más en juego aquí que solo nuestros sentimientos. También había algo más grande, algo que solo podríamos resolver si éramos sinceros entre nosotras y con él.

No teníamos respuestas claras aún, pero las piezas comenzaban a encajar. Sin importar qué camino tomáramos, sabíamos que la conversación con Daniel sería crucial, y esta vez, tal vez no solo se tratara de aclarar lo que había pasado, sino de saber si podíamos continuar como algo más, o si este caos solo terminaría dejándonos con un montón de recuerdos agridulces.

***

*LAURA*

La conversación continuaba fluyendo entre nosotras, pero yo no podía dejar de pensar en todo lo que había pasado. Mientras las demás hablaban, mi mente se encontraba en otro lugar. Pensaba en Daniel, en cómo se había comportado, en cómo estaba tratando de protegernos a todas sin pensar en sí mismo. Siempre había sido así, alguien que ponía a los demás primero, incluso si eso significaba cargar con todo el peso y la confusión de la situación.

Lo que más me preocupaba era que él estaba tan inmerso en sus propios pensamientos que no se daba cuenta de lo que realmente estaba sintiendo. Pero, al mismo tiempo, pensaba en lo que había sucedido aquella noche. Las cuatro de nosotras estábamos confundidas, sí, pero de alguna manera sabía que nuestras intenciones no habían sido malas. Estábamos buscando una forma de liberarlo, de mostrarle que no todo en su vida tenía que ser trabajo y responsabilidad. Pero las consecuencias de esa noche nos alcanzaron a todas, y ahora estábamos aquí, tratando de desentrañar lo que realmente significaba todo eso.

Mientras las chicas seguían discutiendo sobre cómo debíamos proceder, yo me tomé un momento para reflexionar. Necesitábamos ser serias. Ya no se trataba de las emociones a flor de piel o de las dudas momentáneas. Era necesario que tomáramos una decisión que fuera respetuosa tanto para Daniel como para nosotras. No podíamos seguir jugando con fuego, sin saber exactamente qué queríamos. Necesitábamos claridad, y para eso, tendríamos que estar de acuerdo en lo que haríamos cuando tuviéramos la oportunidad de reunirnos con él.

Tomé un respiro profundo y, cuando escuché un pequeño silencio en la conversación, decidí hablar. "Chicas," empecé, con un tono más firme, "sé que todos estamos muy confundidos, y que esta situación no es fácil para nadie. Pero creo que estamos llegando a un punto en el que necesitamos dejar de rodear el tema y empezar a ser sinceras con nosotras mismas."

Miré a cada una de ellas, buscando sus miradas, sabiendo que cada una tenía algo importante que decir. "Sabemos que Daniel está haciendo más por nosotras que por él mismo. Él siempre ha sido así, siempre se ha preocupado más por el bienestar de los demás que por el suyo. Y eso, aunque es admirable, también nos pone en una posición incómoda. No podemos seguir avanzando sin saber qué realmente queremos."

Sofía asintió, con una expresión seria en su rostro, como si las palabras que estaba diciendo resonaran en su mente también. "Tienes razón. Ya no se trata de sentimientos confusos o de lo que ocurrió esa noche. Se trata de tomar responsabilidad y decidir, todas juntas, cómo vamos a manejar esto. Lo mejor que podemos hacer es ser honestas entre nosotras y con él."

Mariana, como siempre más pragmática, frunció el ceño y añadió: "Sí, necesitamos ser claras. Y no solo con lo que queremos, sino con lo que él necesita también. Sabemos que, si seguimos dándole vueltas al asunto, solo va a terminar más confundido. Necesitamos hablar con él, pero esta vez, sin juegos ni expectativas que no podamos manejar."

Yo me sentí aliviada de escuchar sus palabras, porque sabía que estábamos en la misma sintonía. Era hora de poner las cartas sobre la mesa, y aunque el proceso no iba a ser fácil, ya no podíamos seguir navegando a ciegas. Miré el reloj, dándome cuenta de que teníamos que establecer una fecha, un momento en el que pudiéramos reunirnos con Daniel, hablar con él y aclarar todo esto de una vez por todas.

"Entonces," dije con determinación, "¿cuándo lo hacemos? ¿Cuándo nos reunimos con él? Necesitamos una fecha, algo concreto. Ya no podemos seguir esperando."

Las demás se miraron entre sí, como si estuvieran evaluando el mejor momento. Finalmente, Sofía respondió: "Propongo que lo hagamos la próxima semana. Démosle tiempo a Daniel para que regrese a su rutina, y a nosotras para aclarar todo esto. Pero debe ser pronto. No podemos dejar que esto se siga alargando."

Mariana estuvo de acuerdo, y yo también. Al final, todas llegamos a un consenso. Teníamos que tomar una decisión, ser responsables con nuestras emociones y ser sinceras con él. Ya no podía seguir siendo todo un enredo sin solución. Necesitábamos enfrentar lo que estaba pasando y, si queríamos algo más, teníamos que estar dispuestas a asumir las consecuencias.

Era hora de que todo saliera a la luz. Ya no podíamos seguir ocultando lo que sentíamos ni seguir esperando una señal. Teníamos que actuar. Y, aunque la incertidumbre seguía presente, sabíamos que esta reunión sería el primer paso para que todos pudiéramos seguir adelante, ya sea juntos o por separado.

****

*DANIEL*

Ya era lunes, el primer día después de mis vacaciones. Aunque no podía decir que estaba con ganas de regresar, la realidad era que las responsabilidades me llamaban, y la rutina no iba a esperar. Al entrar al edificio, sentí esa mezcla de cansancio y la usual presión que solo el trabajo puede traer. Pero lo que realmente me sorprendió fue encontrarme con Juan, quien estaba como siempre, tan lleno de energía y con esa actitud extrovertida que nunca cambiaba.

"¡Oh, miren! El gran jefe regresa de su semana de vacaciones," exclamó, con una sonrisa amplia mientras se acercaba, como si el solo hecho de que yo estuviera de vuelta en la oficina fuera un evento. Le dio un pequeño golpe en el abdomen, como si todo eso fuera parte de alguna broma interna.

"Espero que no hayas subido el video de lo que hiciste mientras estabas ebrio," le respondí, con una sonrisa de medio lado, tratando de ocultar la incomodidad que sentía al recordar todo lo que había pasado en esa fiesta.

Juan levantó las manos, como si se estuviera defendiendo. "No, no, no. Solo subí el video y la foto al grupo del trabajo," dijo, dándome una mirada traviesa. "Pero no te preocupes, nadie se enteró de los detalles... solo un poquito de diversión."

Suspiré y me froté la cara. Podía sentir que lo que había pasado esa noche seguía rondando en mi cabeza, y no estaba seguro de cómo reaccionarían mis compañeros si se enteraran de lo que realmente sucedió. Sin embargo, decidí no darle demasiada importancia a eso. El trabajo era lo que tenía que ocupar mi mente ahora.

"Deja de bromear, Juan," le dije mientras me dirigía a mi escritorio, tratando de distraerme de los pensamientos que me atormentaban. Sabía que tenía que enfocarme en mis tareas y recuperar el ritmo. La semana de descanso había sido útil, pero también me había dado tiempo para pensar demasiado. Y ahora, enfrentando nuevamente la rutina, no estaba seguro de si las respuestas que había encontrado en esos días me ayudarían a manejar lo que venía.

More Chapters