Ficool

Chapter 1 - Capítulo 1 – “Antes de salir el sol”

Perspectiva: Luar

Lugar: Apartamento de Luar en la Isla Bahía Dorada

En una zona tranquila, donde el sonido del mar marcaba el inicio del día para algunos, nuestra protagonista, Luar, ya estaba despierta no necesitaba un despertador; su rutina diaria la llevaba a levantarse temprano, un hábito que disfrutaba a diferencia de otros vecinos que aún dormían, ella encontraba placer en el silencio de la madrugada.

Al abrir la ventana de su pequeño apartamento, el paisaje se desplegó ante ella: el mar agitándose con olas lentas y constantes, casi como una melodía natural, la brisa salada se coló en la habitación, llenándola de frescura.

Luar encendió su teléfono, para así abrir youtail se dispuso a buscar algún video seleccionando una balada al estilo pop que llenó el espacio con notas muy pegajosas, la música parecía resonar con su estado de ánimo; al escuchar los primeros acordes, su expresión se relajó y una profunda calma se reflejaba en su mirada, disfrutaba de escuchar música mientras se alistaba rápidamente.

Sin embargo, al voltear hacia el espejo, esa serenidad se desvaneció al notar su reflejo, su cabello castaño y rizado estaba completamente desordenado, enredándose alrededor de su rostro y cuello en un caos totalmente indomable con un suspiro resignado, intentó acomodarlo, pero tras unos segundos de batalla infructuosa, decidió dejarlo así igual que siempre, dejándolo ser así como ella es.

—No vale la pena... —murmuró para sí misma, diciendo con humor.

Vestía unos shorts cómodos y una camisa descolorida, gastada por el tiempo, pero perfecta para su rutina matutina su pelaje blanco contrastaba con el marrón oscuro que teñía su cola y patas, un rasgo que revelaba su herencia siamesa y le daba un estilo único.

Caminó de nuevo hasta el ventanal, apoyándose ligeramente contra el marco mientras observaba las olas, el sonido del mar y la música en el fondo creaban una atmósfera apacible, perfecta para empezar el día. Además de poder observar el mar por la ventana al lado de los departamentos estaba el malecón donde los puestos aún permanecían cerrados, todo estará muy sereno, aunque por otro lado se lograba ver algunos hoteles que realmente eran modestos como todo en bahía dorada, el departamento de luar se encontraba en el tercer piso siempre tenía que subir y bajar las escaleras, claro había un elevador pero, prefería caminar.

El sol apenas comenzaba a salir, tiñendo el cielo con suaves tonos naranjas y rosados la brisa fresca de la mañana erizó el pelaje de sus brazos, se aparto de la ventana volvió a su cama solo para sentarse, la cobija con estampados de estrellas yacía tirada en el piso justo al lado de sus chanclas, se quedó 5 minutos viendo aquella chancla levantó la cobija y la puso en la cama no muy bien doblada pero lo hizo, no le interesaba que estuviera todo en orden ahora, procedió a mirar el reloj, ya las manecillas marcaban las 6:00 AM. Con un largo y perezoso estiramiento, decidió que era hora de cambiarse.

Frente a su armario, abrió las puertas y examinó las opciones con expresión pensativa.

—¿Qué me pondré? —murmuró, recorriendo con la mirada su colección de ropa, la mayoría sencilla y funcional.

Tras varios minutos de indecisión, tomó una camisa blanca de botones y la acompañó con una corbata negra que ya estaba atada de manera floja. Para completar, eligió uno de los tantos pantalones negros que descansaban en las perchas, realmente siempre agarraba la primera ropa que mirase en su armario aunque unas pocas si eran totalmente planeadas.

Cuando terminó de vestirse, miró de nuevo el reloj. Apenas habían pasado unos minutos desde que se levantó.

—Maldición... ya quiero que esto se acabe —dijo mientras ajustaba su corbata frente al espejo, aunque sus ojos reflejaban el hastío de la rutina.

—Solo una semana más de clases y esta "tortura" terminará.

Con su atuendo formal pero ligeramente holgado, se colgó una mochila cruzada al hombro. Antes de salir, revisó su contenido: plumas, su cuaderno de dibujos, una botella de agua y su cámara, compañera fiel en sus días creativos.

—¿Llevo lo necesario? —preguntó en voz baja mientras hacía un chequeo final.

—Sí, con esto bastará.

Antes de cruzar la puerta, Luar se detuvo un momento frente a su taller que realmente era todo el departamento, desde su cuarto, la sala y la habitación extra que era totalmente un dulce caos que la recibió: pinturas a medio terminar, libros apilados de forma inestable, ropa de ayer abandonada en una silla, papeles con bocetos—algunos terminados, otros a medio hacer— esparcidos por todas partes así como documentos y escritos se acumulaban en los rincones como testigos silenciosos de su mente inquieta, los únicos lugares que se salvaban de ese “pequeño” caos era la cocina y el baño.

Luar: vaya pero qué cuchitril -mencionando para sí misma-

Ella sonrió con resignación.

—Mañana lo ordeno... —murmuró, aunque su tono dejaba claro que "mañana" podía tardar más en llegar.

Con esa sonrisa aún en su rostro, salió al mundo exterior

Mientras caminaba hacia la escuela, Luar pasó por el malecón, siguiendo el caminito de piedras justo al lado de la playa para luego girar hacia la calle angosta aún estaba todo en silencio, siguió su camino hasta pasar por un lugar lo que parecía ser una cafetería, dónde un pequeño letrero desgastado colgaba sobre la entrada, mostrando con letras cursivas el nombre del lugar: Cocobongo. Sin embargo, el cartel que decía "CERRADO" dejaba claro que aún no abrían sus puertas a pesar de ello, un aroma sutil a café recién molido se filtraba hacia la calle, insinuando que el local pronto estaría listo para recibir clientes.

Luar esbozó una leve sonrisa, disfrutando por un instante el acogedor aroma, antes de continuar su camino, en su brazo llevaba una sombrilla negra adornada con estampados de lunas, lista para protegerse de los fuertes rayos del sol si fuese necesario, se detuvo y miró la hora en su celular: casi las 7 en punto, al levantar la vista, distinguió el edificio de su escuela no muy lejos.

El colegio estaba ubicado entre un pequeño parque y una tienda de plantas. No era precisamente una escuela de arte, pero era la única en toda la isla donde se hablaba del arte como algo más que un simple pasatiempo.

Luar: —Ojalá algún día tomen en serio esta escuela —murmuró con un tono entre anhelo y resignación, mientras apretaba el paso—. A diferencia de esta, las otras tienen mejores programas...

Se detuvo un momento, suspirando con frustración antes de continuar:

—Pero, claro, tenían que estar tan lejos. Demasiado lejos, según mis padres.

[Flashback]

La mente de Luar la llevó a un recuerdo breve pero significativo la escena estaba bañada en sombras, donde las figuras de sus padres se recortan contra la luz, transmitiendo autoridad.

Madre de luar: —Sabemos que quieres que te ayudemos con tus estudios, Luar, y lo haremos... pero solo podemos apoyarte en la escuela de aquí —dijo una voz femenina, firme y autoritaria

La figura masculina asintió, reforzando la decisión pero con un tono mas suave

Padre de luar:—Eres demasiado joven para estar lejos de nosotros. Sabes que la Bahía Dorada es lo más lejos que podemos tolerar.

Luar, resignada, bajó las orejas en señal de aceptación. Sabía que discutir no cambiaría nada pero al menos podría hacer algo que le gustara, aunque no fuese en el lugar ideal.

Con el tiempo, había encontrado una rutina que le permitía estudiar en la escuela local y seguir construyendo su propio mundo interior sin necesidad de depender del otro tan solo cinco horas al día, cinco días a la semana era realmente lo necesario para cumplir con sus responsabilidades y mantener el equilibrio en su vida.

[Fin del Flashback]

Al cruzar el umbral del salón de clases, Luar miró a su alrededor con cierta expectativa.

—Ojalá hoy no hablen mucho, espero que se queden callados y tranquilos —pensó mientras buscaba un lugar junto a la ventana, donde podria observar el parque a lo lejos y abstraerse en su propio universo creativo.

Realmente ella no hablaba en clases solía mantenerse al margen estudiando, y haciendo lo mejor que puede, era de pocas palabras, la veían como alguien sería sus compañeros de clase. Por otro lado vela siendo una zorra roja también estudiaba en esa escuela pero era un grado menor que el de luar, suelen juntarse en la media hora de receso que le dan ahí por el contrario luar pasa de ser seria a ser alguien muy expresiva cuando se trata de vela.

El sol ya estaba fuerte, pero aún no era la tarde completa tan solo era el mediodía (12:30), vela iba 15 minutos tarde para trabajar en cocobongo y ayudarle a Azul, ella era un pequeño panda rojo que seguramente tal vez está muy ocupada a esta hora atendiendo a los turistas que llegaban de pasada. Aunque cocobongo abría a las 10:00am, vela debía de haber llegado a las 12:15 a cocobongo tal y como había quedado de acuerdo con azul para trabajar en su cafetería pues azul era la dueña.

Luar y Vela caminaban bajo la sombra dispareja de los toldos improvisados.

Bueno… Vela caminaba bajo los toldos.

Luar, en cambio, avanzaba con su sombrilla, sosteniéndola como si su vida dependiera de ello.

Vela iba a medio paso por delante, saltando pequeñas grietas del suelo como si fueran charcos invisibles mientras se decía internamente puta si piso la raya.

Vela (mientras sorbía una bebida de tamarindo): ¿Sabes qué sería brutal? Un ventilador que también sea lanzallamas, por si te hartas del calor y decides acabar con todo.

Luar:(bajo su sombrilla, sin mirar) Eso suena a algo muy funcional quemarse para dejar de sudar.

Vela: Eficiencia nivel Bahía Dorada, baby.

Luar apenas curvó los labios, pero Vela ya sabía leerle las micro reacciones.

Pasaron frente a una panadería donde el dueño les saludó con un movimiento de orejas y les regaló un panecito que Vela aceptó con devoción dramática.

Al girar la esquina que daba a la avenida principal, aquella calle angosta el toldo con conchitas de Cocobongo ya se distinguía algunas mesas estaban ocupadas por los locales y pocos turistas, el letrero colgaba ligeramente torcido, como siempre Azul, detrás de la barra, batía algo en la licuadora como si estuviera en guerra.

Azul (sin voltear): ¡Si no llegan en tres segundos, les canceló la amistad por abandono de cocina!

Vela (gritando): ¡YA LLEGAMOS! ¡Traje el pan de la paz y un nuevo plan para derretir el planeta!

Luar (cerrando la sombrilla al entrar): Un aporte nutritivo y uno apocalíptico bien balanceado tal y como debe ser ¿no?.

Azul giró justo a tiempo para dejar un frappé de chocolate en la mesa favorita de Luar.

Azul: Para ti, reina del Inframundo. -dijo con gran entusiasmo y una sonrisa que se formaba en su rostro-

Luar: (tomándolo) Bendita seas, barista con alma de madre caótica.

Vela (tirando su mochila con estilo dramático):

¡Ahora a ganarme el pan cómo una zorra obrera!

Azul (mirando el pan): ¿Y este?

Vela: Relleno de sueños y mermelada de guayaba pero más sueños que guayaba. —dice mientras comienza a quejarse y dice—

— Si la escuela fuera un país, ya habría declarado mi independencia — suspiró, dejando caer la cabeza contra la barra.

Azul:— Eso suena a “quiero quejarme pero sin reprobar” — respondió Azul sin mirarla.

Luar se acomodó en su silla coja de siempre.

La conocía tan bien que ya sabía en qué ángulo no se tambaleaba.

Luar:— Te falta un letrero — dijo, mirando a Azul — que diga “Barista con alma de dictadora ilustrada”.

Azul:— Ya lo tengo, está en mi diario — replicó Azul con media sonrisa.

El ambiente era cálido, no por la temperatura, sino por lo que no se decía.

Las miradas que se entendían.

Las pausas cómodas.

El tipo de compañía que no exige explicaciones.

Azul:

— a ti luar ¿cómo te fue? La artista que dibuja con pluma pero olvida taparla cada vez que la guarda en su bolso —dice observando la pequeña mancha de tinta en el pantalón de luar—

Luar bajó la mirada al pequeño manchón de tinta en su pantalón, le había explotado la pluma.

Luar:— Es un accidente estético — murmuró —. Arte en expansión, es dibujo expandido!.

Vela ya se había hecho con un puñado de galletas de coco.

Vela:— ¿Les conté que soñé con una planta carnívora que hablaba?

Tenía tu voz, Azul y me regañaba por no regarla a tiempo.

Azul:— Me alegra que hasta en tus sueños conserve mi autoridad — dijo Azul sin perder la compostura.

Luar:— ¿Y qué decía exactamente? — preguntó Luar con interés verdadero mientras bebía su frappé de chocolate con calma viendo hacia vela.

Vela: — “Vela, si vas a cuidar algo, hazlo bien o no lo toques”. —dijo esto mientras imitaba la voz de azul haciendo un tono algo agudo e incluso haciendo movimientos con las manos como si hablara a través de ellas— ¡Luego me mordía la mochila!.

Las tres estallaron en risa contenida.

Pasaron los minutos entre broma y broma.

Después de comer, Luar se acercó a la barra a dejar su vaso vacío.

Se quedó mirando los frascos de azúcar como si fueran piezas de museo.

Luar: ¿Alguna vez han sentido que… aunque el día fue normal, ustedes no lo fueron?

Azul levantó una ceja.

Vela ladeó la cabeza.

Azul (preguntando) ¿Tipo “estoy bien pero estoy rara”?

Luar asintió.

Luar: Exacto! como si el cuerpo siguiera, pero la cabeza… estuviera como flotando un poco atrás, me entienden?.

— Tal vez necesitas más sol — dijo Vela.

— O más chocolate — agregó Azul.

Luar sonrió.

Luar:Me están gastando una broma con lo del sol ¿cierto? Aunque el chocolate nunca está de más

Azul apoya los codos en la barra con una expresión divertida y cansada.

Azul:¿Y si solo es el cerebro diciendo "ya basta por hoy" pero el cuerpo no le hace caso?

Vela:Como una computadora vieja que se congela pero tú sigues dándole clics hasta que explota.

Luar asintió lentamente, su mirada todavía en los frascos.

Luar:A veces quisiera apagarme y reiniciarme pero sin perder los archivos.

Azul le sirvió un poco de agua en un vaso pequeño.

Azul:Entonces haz un backup emocional y Escribir ayuda.

Luar (Levanta la ceja cómo The rock) ¿Cómo sabes que no lo hago?

Azul:Porque si lo hicieras tendrías menos tinta en los pantalones y más en papel.

Luar:Touché.

Vela saca su celular y revisa la hora.

Vela:Ay no. Azul, me tengo que ir, si no llego al salón de jardineria en cinco minutos, la profe me convierte en voluntaria de ponerle estiércol a las plantas!.

Azul alzó la mano con dramatismo.

Azul:Corre hija de tu penicilina madre que la salud esté contigo.

*Un cliente molesto rezonga

Nikzon:Por dios llevo media hora esperando un licuado de frutas y ustedes hablando cómo tontas usando referencias sin sentido alguno.

Luar:Disculpe oiga pero es que….

Azul interrumpe a Luar

Azul:Disculpe señor pero hace media hora le comente que todavia la maquina no calentaba que iba a tardar y usted me dijo que no habia proboema.Si gusta se lo hago manual que opina?

Nikzon:Esta bien pero pobre de ti que sepa horrible

Azul:Ve con Vela no te preocupes del señor yo me encargo de darle su licuado con mucho amor al señor,ve rápido Luar antes que la atropelle un carro estacionado

Luar apresura el paso para llegar con Vela hasta la salida.

Luar:¿Vas a volver en la tarde?

Viva:Si no muero en el intento sí, pero seguro llego tarde otra vez.

Luar asintió y levanta su mano en despedida silenciosa mientras Vela corría calle abajo.

De regreso en Cocobongo se ve Azul limpiando una mesa cercana.Luar se acerca con disimuladamente tratando de espantar a Azul para que de manera rando diga

Luar:Hoy en clase...no dibujé nada.

Azul se gira hacia ella.

Azul:¿Y?

Luar:Nada.Solo... Me senté y vi a todos.

Azul se quedó pensativa.

Un señor random le responde a Luar

Tony:Que a veces el arte no es también eso?

Ver y guardar para después.

Interrumpe Nikzon

Nikzon:Son puras patrañas eso del arte si solo es dibujar flores y ya! —dice así sin más con un tono molesto—

Azul:Disculpeme pero mi amiga no hace nada mas eso.Es mas porque no le dices que haces….—Se acuerda que Luar no habla con extraños y con conocidos—...bueno ella hace esculturas y ve la teoría del color y de muchas cosas.Yo pensaba que el arte no tenía gran cosa pero la tiene.Es malo saber que el arte la limitan a ser solo una hora de manualidades o de hora libre pero desde que esa maestra Kanugi llegó a esta ciudad todos se han cautivado por su forma de aprender y mi amiga sera cómo ella o más grande en el futuro.

Luar apoya la cabeza sobre la mesa.

Luar:Bahía Dorada está tan llena de color, pero a veces se me hace gris.

Azul:Eso es porque tú estás hecha de muchas paletas.Y a veces ninguno encaja con lo que hay afuera.Espera te ando defendiendo y disasocias.

Se quedaron en silencio por unos minutos. Solo el sonido de una licuadora al fondo y el suave murmullo de los clientes llenaban el aire.

Luar rompe la tensión diciendo

Luar:Oye, Azul.

Azul:¿Mmm?

Luar:¿Tú crees que...si me fuera a estudiar lejos...a otra isla...seguiría siendo yo?

Azul dejó el trapo sobre la barra y la miró con seriedad.

Azul:No vas a dejar de ser tú.Pero puede que descubras versiones tuyas que no conocías. Y se que eso da miedo a veces pero también es hermoso.

Luar traga saliva.

Luar:Tú sabes cómo son mis papás que no quieren que me vaya.

Azul:Entonces tendrás que decidir si vives como ellos quieren...o como tú necesitas.

Otra pausa.Otra exhalación.

Luar:¿Y si me equivoco?

Azul sonríe y esta vez con una ternura real.

Azul:Entonces vienes, te tomas un frappé y me cuentas todo, tu sabes que aquí seguiré y estaré para ti.

Y por primera vez en el día Luar sintió que no necesitaba que fuera de noche para sentirse a salvo.

Azul:Ahora si me disculpas debo de darle una lección a ese señor enfadoso digo a darle su licuado con jugo de amor *guiño*

Luar seguía en su sillita dando vueltas mientras Azul había vuelto a la barra y Nikzon que tras recibir su licuado hacía ruidos como si estuviera tomando veneno en vez de papaya con plátano.

Nikzon:(resoplando) Le falta azúcar.

Azul:(desde la barra) Le sobra créame.

Luar contenía su risita mientras hacía garabatos en una servilleta en su mente dibujaba a Nikzon como un monstruo con cara de limón agrio.

Azul:Si le pones antenas y un parche en el ojo podrías vender eso como cartel de película.

Luar:(mirando la servilleta) “Ataque del Cliente Amargado: El regreso del limón seco”

Azul:(mirando a una cámara imaginaria) Y con versión extendida con queja gratuita.

En eso Vela regresó empapada de sudor y cargando un ramo de plantas medicinales. Literalmente traía una maceta en la mochila.

Vela:Chicas ya ¡volví! y traje un helecho que según la profe reduce el estrés si lo hueles cada tres horas.

Azulr:Te fuiste solo por una planta?

Vela:¿Y si lo prendo para que nos desestresemos? ¿Creen que así van a desaparecer las deudas que debo?

Azul:Creo que así no es cómo funciona y porque otra vez Roberto?

Luar:¿Y si le hablo me da consejos de vida?

Vela:(poniendo la maceta sobre la barra con un dramatismo total) Se llama Roberto y sí te critica Se los digo porque todo el camino se la paso regañandome.

Roberto la planta se quedaba en Cocobongo desde ese día, Azul le puso una etiqueta que decía: “Consultor emocional botánico por favor no regañar solo regar”.

Azul les sirvió un par de limonadas con hierbabuena y un plato de galletas porque las soluciones emocionales siempre venían en forma de azúcar.

Azul: Entonces, ¿cómo sobrevivieron al lunes más largo del mes?

Luar: Usé mi último punto de cordura para no lanzar la pluma contra el ventilador y aventarle mis trabajos al profesor en la cabeza.

Vela: Yo pensé en adoptar otra identidad, que tal vez sea la de una surfista muda sin brazos.

Azul y luar se quedan viendo seriamente a Vela

Las tres estallaron en carcajadas, aunque varios turistas y comensales se voltearon a verlas y Nikzon resopló de nuevo.

Nikzon:No entiendo por qué se ríen tanto.

Luar:Porque no tomamos todo tan en serio como usted señor.

Vela:También porque nos queremos y porqué Azul nos da frappés gratis

Azul:Si porque nos quer ... .espera, cómo que gratis.

Luar se recostó en la silla viendo a sus amigas moverse entre risas quejas y frases absurdas y por un instante pensó que tal vez solo tal vez ese pequeño lugar con paredes llenas de cuadros mal colgados y mesas disparejas era exactamente lo que necesitaba esto si que era vida, y la disfrutaba al máximo al lado de esas 2 grandiosas mejores amigas.

Luar:Oigan…

Vela y Azul:¿Mmm?

Luar:¿Y si un día desaparezco y dejó una nota que diga “me fui a encontrarme con los pingüinos iluminados del sur”?

Vela: Yo llevo pancartas y hago una búsqueda con drones.

Azul:Yo me quedo con tu cámara en tu cuarto y tu helado escondido en el congelador.

Luar:(mirándola en shock) ¿Tú cómo sabes dónde guardo mis cosas?

Azul:Por favor ¿crees que alguien guardaria un helado bajo la bolsa de brocoli sin que lo note?

Las risas siguieron mientras que Roberto el helecho se inclinó ligeramente por el viento de la puerta como si también aprobará el caos controlado de esa amistad.

Y aunque afuera el sol caía con una furia cómo si fuera el desierto pero ahora sobre Bahía Dorada adentro el calor era otro.Uno que no se medía en grados sino en complicidad.

Luar (pensando):Si esto es estar perdida…tal vez no tenga tanta prisa en encontrarme

More Chapters