La oferta de Nick Fury había dejado a Peter con una mezcla de vértigo y una abrumadora sensación de propósito. Ser un "consultor" para S.H.I.E.L.D., tener una línea directa con Tony Stark, significaba que finalmente podría hacer una diferencia a una escala que superaba con creces los callejones de Queens. La vigilancia de S.H.I.E.L.D. era una preocupación real, pero el peso del mundo inminente, de las amenazas cósmicas que él sabía que se avecinaban, superaba cualquier temor a la pérdida de privacidad.
Esa misma noche, después de colgar el comunicador con Tony (quien le había dado instrucciones sobre el nuevo y más sofisticado canal seguro con S.H.I.E.L.D.), Peter se deslizó por la ventana de MJ. La encontró dibujando en su cuaderno, una expresión pensativa en su rostro.
"¿Y bien?", preguntó ella, sin levantar la vista. "Supongo que la 'pasantía' de Stark se puso interesante."
Peter se quitó la máscara, la exhalación de alivio se extendió por su cuerpo. "MJ, acabo de conocer a Nick Fury. El director de S.H.I.E.L.D."
Los ojos de MJ se abrieron un poco. "El tipo del parche. Lo sabía. ¿Y qué quiere el Gran Hermano?"
"Me quieren en... algo grande," dijo Peter, su voz llena de asombro. "Un equipo. Para cuando las cosas se pongan realmente mal." Le contó sobre la oferta, los términos, y la velada amenaza de Fury sobre su secreto.
MJ lo escuchó con su habitual estoicismo, pero Peter pudo ver la preocupación en sus ojos. "Así que, pasas de detener ladrones de bicicletas a ser un activo del gobierno ultrasecreto. ¿Estás seguro de que estás preparado para eso, Peter? Es un mundo muy diferente al de Queens."
"Lo sé," respondió Peter, con un suspiro. "Pero... siento que es lo correcto. Recuerdo cosas de mi otra vida, MJ. Cosas que van a pasar. Y si puedo ayudar a detenerlas, tengo que hacerlo."
Ella asintió, su mirada fija en su rostro. "Solo prométeme que no te perderás en el 'gran bien', Peter. No olvides a la gente pequeña por salvar el universo."
Peter le sonrió. "Nunca."
Mientras tanto, en un centro de comando de S.H.I.E.L.D. que permanecía oculto incluso para la mayoría de los agentes, Nick Fury estaba de pie frente a una pantalla táctil. A su lado, Maria Hill observaba. La pantalla mostraba las siluetas de individuos con poderes extraordinarios: Tony Stark como Iron Man, el general Ross y su conexión con Hulk, las ubicaciones de rastreo de un supersoldado congelado (Capitán América, aún por descongelar en este punto), y el rastro de un martillo místico en Nuevo México (Mjolnir, aún por encontrar a Thor).
Fury deslizó un dedo por la pantalla, sus ojos fijos en la imagen borrosa de Spider-Man.
"El chico araña," murmuró Fury. "Sorprendentemente competente. Rápido. Ingenioso. Y con un... sentido de la moralidad que, aunque un poco desordenado, es prometedor."
Hill se cruzó de brazos. "¿Lo considera apto para el programa, Director? No conocemos su origen completo."
"Aptitud es una palabra fuerte, Hill," respondió Fury. "Pero tiene potencial. Tiene la chispa. Y tiene la capacidad de moverse en espacios donde nuestros activos tradicionales no pueden. Además, Stark lo respalda, a su manera. Eso cuenta algo, incluso si es solo para ver qué más puede hacer el 'mocoso'."
Fury hizo un gesto en la pantalla, y una nueva silueta apareció junto a los otros íconos. Era una figura ágil, con un punto de interrogación, pero claramente la representación de Spider-Man.
"El Consejo de Seguridad Global se resistirá. Demasiadas incógnitas," dijo Hill.
"Que se resistan," replicó Fury, con un tono sombrío. "El mundo se está volviendo más complicado, Hill. Los dioses caminan entre nosotros, y hay más de un monstruo bajo la cama. Necesitaremos a todos los que podamos conseguir."
Con un último gesto decisivo, Fury tocó la pantalla, y bajo la silueta de Spider-Man, apareció un título audaz: "INICIATIVA VENGADORES: SPIDER-MAN".
"Este chico es un comodín," dijo Fury, su mirada fija en la nueva adición a la lista. "Pero a veces, la mano ganadora es la que tiene la carta que nadie más espera. Asegúrate de que lo mantengan en el radar. Y si surge la necesidad, él será uno de los que llamaremos."
En la inmensidad del espacio exterior, una amenaza antigua comenzaba a girar, preparando su llegada a la Tierra. Y en la Tierra, mientras Peter Parker ayudaba a la tía May con la cena, sin saberlo, su nombre ya estaba grabado en la lista de los pocos elegidos que se levantarían para defenderla. La cuenta regresiva para el Día-D había comenzado.