Llamados ala verdad
Noche silenciosa, patrulla sin respuestas
Una brisa helada cruza la calle desierta que conecta Velkan con Cresthaven y Redmire. El silencio parece más pesado que las botas de los tres vigilantes. Karla, Clarence y Stiven caminan en formación, cada uno sumido en sus pensamientos.
Karla (susurrando):
-Otra noche sin rastro de la silueta celeste... ¿Cuánto tiempo más vamos a patrullar sin respuestas?
Stiven (resignado):
-A veces creo que solo somos piezas de un juego más grande... y nadie nos ha dicho las reglas.
Clarence (mirando hacia el cielo):
-Lo único que sé es que ya no podemos quedarnos callados. Hoy, cuando lleguemos al laboratorio, quiero respuestas. Quiero saber qué es el Proyecto R.
Los tres aceleran el paso rumbo al laboratorio. La tensión entre ellos se mezcla con la expectativa.
Al llegar al laboratorio, los recibe un silencio incómodo. Dos científicos los esperan: el doctor Hensley y la doctora Maira. Sus rostros reflejan cansancio... o tal vez ocultamiento.
Clarence (cruzado de brazos):
-Necesitamos hablar. Ya no aceptaremos más evasivas. ¿Qué es el Proyecto R?
Dra. Maira (seria):
-No es tan sencillo. Lo que se maneja aquí no es para cualquiera... podrían salir lastimados.
Karla (enfática):
-¡Ya estamos en peligro desde que ese ser apareció! Queremos la verdad.
Dr. Hensley (bajando la voz):
-El Proyecto R... es un arma. O más bien, un experimento para contener lo que está fuera de nuestro control.
Stiven (tenso):
-¿Qué clase de experimento? ¿Tiene que ver con la silueta celeste?
Dra. Maira (mirando a los tres):
-No puedo decir más... todavía no. Pero si lo exigen, sabrán lo que están arriesgando.
Un silencio espeso se apodera del lugar. Todos saben que, tras esa conversación, ya nada será igual.
La mañana en Velkan se siente extraña. Las noticias vuelan como hojas al viento: rumores del incidente, nombres que se repiten entre murmullos... Moisés, Sofía, Lilian y David.
El pueblo los mira con desconfianza. Algunos con miedo. Otros con rabia.
oculto en los bosques cercanos. Su cuerpo está herido por el combate con la silueta morada. Su respiración es agitada, sus manos manchadas de tierra y sangre.
Ryan (en voz baja, mirando al cielo):
-Moisés... Sofía... Lilian... Espero que estén listos.
Su mirada se endurece. Se pone de pie, tambaleante pero decidido. Empieza a caminar hacia el norte, hacia la frontera de Redmire.
En una cabaña apartada, Moisés, Sofía, Lilian y David discuten entre ellos. La tensión se siente en el aire. Todos están nerviosos, cargando el peso de lo que no entienden.
Sofía (confundida):
-¿Por qué nos señalan? No hemos hecho nada malo...
David (murmurando):
-¿Y si de verdad algo en nosotros... cambió?
Lilian (con los ojos bajos):
-Tuve otra pesadilla. El mar se abría... como si alguien lo hubiera partido. Pero no vi a nadie. Solo ese silencio... esa energía.
Moisés (evitando mirarlos):
-Tal vez... deberíamos buscar respuestas por nuestra cuenta.
Sus ojos se desvían hacia la ventana. Un destello celeste pasa fugaz por el bosque. Moisés guarda silencio, pero su decisión ya está tomada.
Mientras tanto, en un lugar desconocido, el Dr. Fabián observa atentamente unas fotografías recién recibidas. Son imágenes del Proyecto R tomadas en las ciudades de Cresthaven y Redmire.
Silueta anaranjada:
-Aquí tiene lo que pidió, señor.
Dr. Fabián (mientras examina los documentos):
-Gracias. Ahora ve a descansar con los otros.
La silueta asiente en silencio y se retira. Las imágenes muestran una sala fuertemente sellada. Entre los registros del Proyecto R, la mayoría están dañados o incompletos. Sin embargo, una frase aparece claramente en la pantalla central:
Pantalla (en letras parpadeantes):
"Fase 3: Fusión inestable. Sujetos incompatibles. Riesgo elevado."
Pantalla: "Fase 3: Fusión inestable. Sujeto experimental potencial: M.C."
Dr. Fabián (entrecerrando los ojos, con una sonrisa apenas perceptible):
-Increíble... Están avanzando más rápido de lo que esperaba.
Silueta anaranjada (acercándose un paso, con cierta inquietud):
-Pero usted también avanza, usted... oh, no...
Dr. Fabián (con voz firme):
-¿Qué estás haciendo? Te dije que fueras a descansar.
Silueta anaranjada (titubeando):
-Lo siento, señor Fabián. Solo quería saber... cómo va el proceso.
Dr. Fabián (girando bruscamente hacia él):
-Lo único que necesitas saber... es que ya está listo. Solo falta más energía.
(pausa)
-Ahora, márchate. Antes de que te arrepientas de seguir haciendo preguntas.
La silueta asiente con nerviosismo y se aleja sin decir una palabra, mientras el Dr. Fabián vuelve su atención a la pantalla, donde el nombre "M.C." parpadea ominosamente.
Dr. Fabián (mirándolo con firmeza):
-Ve a descansar. Lo único que necesitas saber... es que aún requiere más energía.
La silueta anaranjada asiente en silencio, da media vuelta y desaparece por un pasillo oscuro sin decir palabra.
-
Tarde en Cresthaven y Redmire
En una sala privada de tecnología avanzada, los líderes mayores de ambas ciudades están reunidos con los científicos a cargo del Proyecto R. En las pantallas, se observan prototipos de robots humanoides, conectados a generadores de alta capacidad. Algunas grabaciones muestran simulaciones de combate.
Científico principal (señalando la proyección):
-Como pueden ver, el Proyecto R ha sido un éxito preliminar. Nos hemos basado en los registros de energía de Karla, Stiven y Clarence... No es la misma fuente exacta, claro está. Ellos parecen poseer energía pura, posiblemente de origen desconocido, pero...
Pausa breve mientras ajusta la imagen en la pantalla.
-...hemos conseguido replicar parte de ese flujo mediante energía eléctrica altamente concentrada. Esta permite que los robots actúen con reflejos casi humanos, fuerza incrementada y resistencia prolongada.
Mayor de Redmire (cruzado de brazos):
-¿Y qué pasa si esa energía se agota en el campo?
Científico principal:
-Justamente por eso hemos preparado un protocolo de contingencia. Se instalarán antenas de recarga distribuidas estratégicamente en ambos territorios. Los robots podrán sincronizarse con ellas y reabastecerse casi al instante.
Mayor de Cresthaven:
-¿Y los sujetos lo saben?
Científico principal (con tono tenso):
-No. Aún no. Pero... algo ha cambiado. Karla, Clarence y Stiven parecen sospechar. No sabemos cómo, pero saben del Proyecto R.
Los mayores se miran entre sí con preocupación. La tensión se espesa en la sala.
Mayor de Redmire:
-Entonces es hora de decidir. Si van a interferir... debemos estar listos.
Mientras tanto, una presencia imponente se aproxima a Velkan.
La silueta roja camina lentamente por las calles principales, sus pasos firmes y constantes hacen eco en la ciudad. Su sola presencia altera los sensores de los robots guardianes.
Sistema de defensa (alerta general):
-Ha llegado uno de los objetivos identificados. Todas las unidades, diríjanse al sector este. Repito: sospechoso localizado, activar protocolo de contención.
La ciudad entra en estado de vigilancia. Luces rojas parpadean en algunas torres. Los robots comienzan a moverse por los techos y las calles, cerrando el paso, pero sin atacar aún.
Mientras tanto, en un área de entrenamiento de Velkan:
Moisés, David, Sofía y Lilian entrenan intensamente.
Moisés extiende los brazos hacia el frente, haciendo emerger una sólida muralla de agua que se eleva justo a tiempo para bloquear un rayo luminoso disparado por Lilian.
Moisés (concentrado):
-¡Ese estuvo cerca! Tu energía es más rápida cada día.
Lilian (sonriendo):
-Y tú más preciso. A la próxima no te doy tiempo a levantarla.
A unos metros, David y Sofía experimentan con sus poderes de metal.
David crea una mano gigante de titanio desde el suelo, mientras Sofía forma una estructura similar pero con una aleación desconocida que brilla en tonos violáceos.
Sofía (golpeando su puño de metal contra el de David):
-¡Veamos cuál resiste más esta vez!
El choque hace vibrar el suelo y una onda metálica se expande a su alrededor. Ambos sonríen, sudorosos, pero animados.
David (riendo):
-Esta vez me ganaste... ese nuevo metal tuyo está a otro nivel
Sofía:
-Oye, Moisés... recuerdo que durante tu pelea con Ryan, tu cuerpo cambió... parecía como si tu piel se volviera hielo o algo así. ¿Cómo lo hiciste?
Moisés (frotándose el cuello, algo pensativo):
-No lo sé con certeza. Pero te puedo decir algo... el sentimiento al tener esa piel fue increíble.
El calor que desprendía Ryan era tan intenso... supongo que mi cuerpo simplemente reaccionó. Fue instinto, pero sentí algo poderoso... como si me fusionara con el agua misma.
Lilian (cruzada de brazos, curiosa):
-¿Y no lo has intentado de nuevo?
Moisés (niega con la cabeza):
-No en serio. A veces siento que está ahí... dormido. Pero aún no entiendo cómo activarlo.
Mientras tanto, en Velkan...
La ciudad se encuentra en alerta. La silueta roja avanza lentamente por las calles vacías. A lo alto de los edificios, entre sombras y estructuras, los robots más fuertes toman posiciones, apuntando con precisión.
Desde los callejones y techos se escucha el eco metálico de los mecanismos activándose.
Robot de seguridad (comunicador interno):
-Todos los escuadrones listos. Objetivo rodeado. Esperando orden para atacar.
La silueta roja se detiene.
Levanta lentamente la cabeza... y sonríe.
Los habitantes de Velkan ya se han percatado de algo inusual: todos los robots de patrullaje están concentrados en un solo punto de la ciudad. Esa señal es clara para todos… algo está por suceder. La tensión se siente en el aire, como una tormenta a punto de estallar.
La silueta roja ha llegado al lugar donde, semanas atrás, ocurrió la intensa batalla entre Lilian, Sofía, David y Moisés. A pesar de que esa zona fue cerrada por los altos niveles de contaminación, la silueta ha cruzado las barreras sin dudarlo.
Con movimientos tranquilos, pero firmes, extrae de su espalda un extraño aparato metálico, de unos 30 centímetros de largo, lo coloca cuidadosamente en el suelo y, tras presionar un botón azul brillante, lo activa. Un zumbido profundo comienza a expandirse por el ambiente.
Los robots, apostados en las azoteas y esquinas, observan sin moverse. Aún no tienen la orden de atacar, pero mantienen sus armas apuntadas.
Robot de élite (desde el comunicador):
—Silueta no identificada… ríndete ahora. Estás invadiendo una zona restringida. Este será tu único aviso.
La silueta roja no responde. Simplemente gira levemente la cabeza, como si ignorara la amenaza por completo, y continúa manipulando el dispositivo.
El dispositivo activado por la silueta roja no hizo ruido alguno al estallar. No hubo fuego, ni ondas expansivas, ni destrozos. Solo un destello blanco puro y brillante, como si el mundo se hubiera congelado por un segundo dentro de una luz perfecta.
Por unos instantes, el silencio fue absoluto.
Y luego, las consecuencias comenzaron.
A través de las cámaras integradas en los robots de vigilancia, los líderes de seguridad observaron el fenómeno. No entendieron qué era, pero lo sintieron como una amenaza.
—¡Ataquen! —fue la orden inmediata desde la sala de mando.
Los robots reaccionaron al instante. Sus cuerpos metálicos crujieron al activarse todos a la vez, mientras se lanzaban hacia el lugar de la explosión silenciosa.
Pero la silueta roja ya estaba en movimiento.
Sin perder tiempo, se elevó con un impulso rápido y controlado, rodeada de un aura tenue de energía rojiza. Voló a ras del suelo por un breve instante, deslizando su cuerpo entre las sombras, y luego giró bruscamente hacia la izquierda, donde había una mayor concentración de robots.
Su vuelo era elegante pero desafiante, como si supiera exactamente lo que hacía.
Como si no temiera en absoluto lo que venía.
Pero la silueta roja ya estaba en movimiento.Todos Los habitantes miraron como lo , rodeada de un aura tenue de energía rojiza. Voló a ras del suelo por un breve instante, deslizando su cuerpo entre las sombras, y luego giró bruscamente hacia la izquierda, justo donde la concentración de robots era mayor. Mientras avanzaba, su energía se intensificaba: cada robot que tocaba su aura ardía en cuestión de segundos, desintegrándose al instante. Solo quedaban cenizas flotando en el aire, arrastradas suavemente por el viento, como si nunca hubieran estado allí.
Los habitantes de Velkan, ocultos en sus casas, observaron desde las ventanas con el corazón acelerado.
La batalla había comenzado. Otra vez.
Los robots que quedaron en pie solo registraron un dato sorprendente en sus sensores: no hay rastros de radiación. El área, que antes era altamente contaminada por la batalla reciente, fue limpiada en cuestión de segundos.
Desde el centro de control, los operadores observan confundidos las lecturas. No entienden cómo es posible. Uno de los robots informa: "El dispositivo liberado por la silueta roja… probablemente neutralizó la radiación".
Los científicos, que observan todo desde detrás de los monitores, no pueden dar crédito a lo que ven. El silencio en la sala es absoluto.
Mientras tanto, en el bosque, Moisés, Lilian, David y Sofía alzan la vista. A lo lejos, la silueta roja cruza el cielo velozmente, dejando un rastro brillante tras de sí. Pasa justo por encima de ellos, rumbo a Velkan.
Desde lo alto de una colina en el bosque, Moisés, Lilian, David y Sofía alzan la vista al notar una figura cruzando el cielo a gran velocidad, envuelta en un resplandor rojizo.
Lilian (frunciendo el ceño):
—¿Qué es eso…? ¿Lo ven?
Moisés (con seriedad):
—Sí… es la silueta roja. Está volando directo hacia Velkan.
La figura pasa sobre ellos, dejando un leve zumbido en el aire y una estela cálida que se desvanece con el viento.
Sofía (mirando preocupada hacia la ciudad):
—Esto no es normal… debemos hacer algo.
David (asintiendo):
—Moisés, Lilian, sigan a esa cosa. Nosotros regresaremos a Velkan, tenemos que ver qué está pasando allí.
Moisés:
—Entendido. Tengan cuidado.
Sin perder más tiempo, se separan. Moisés y Lilian se lanzan al aire, siguiendo el rastro rojizo, mientras David y Sofía corren rumbo a la ciudad, decididos a descubrir qué ocurrió.
Lilian y Ryan se encuentran en el claro del bosque, el ambiente se tensa al instante. Ambos se observan fijamente. Ryan luce agotado, con heridas visibles, pero aún determinado. Lilian está alerta, su energía chispeando suavemente a su alrededor.
Ryan (con voz firme):
—No vine a pelear… pero si te interpones, no dudaré.
Lilian (avanzando un paso):
—Entonces no lo hagas. Pero si has regresado a causar problemas… esta vez no lo permitiré.
Ryan se lanza con velocidad, rodeado de un aura oscura y agresiva. Lilian bloquea el primer golpe con una esfera de energía y contraataca, creando una ráfaga que sacude el suelo. El choque entre ambos genera un estruendo que se escucha a kilómetros.
David (desde las afueras de Velkan):
—¿Escuchaste eso?
Sofía (mirando al cielo):
—Sí. ¡Tenemos que volver!
Ambos se dan la vuelta y corren hacia el bosque.
Mientras tanto, Moisés sigue el rastro de la silueta roja, que ahora ha aterrizado. Pero antes de acercarse, una nueva figura aparece: la silueta celeste, serena y en calma.
Moisés (sorprendido):
—¿Quién eres tú?
Silueta celeste (con voz suave):
—Solo un reflejo del equilibrio… y quizás, una respuesta.
Moisés no tuvo un verdadero encuentro con la silueta roja, ni tampoco con la celeste… al menos, no como esperaba.
La silueta celeste solo apareció brevemente frente a él, manteniéndose en la distancia, con esa calma misteriosa que la caracteriza.
Silueta celeste (voz serena):
—Moisés… aún puedes unirte. Tú sabes que esto no puede sostenerse por siempre. Tus amigos… su poder deja una huella que afecta a las ciudades. Su esencia contamina, aunque no lo quieran.
Deja de pelear contra el cambio. Ven conmigo.
La figura desapareció en el aire antes de que Moisés pudiera responder. Pero sus palabras se quedaron en su mente como un eco persistente.
Tiempo después, ya de vuelta en el campamento…
Lilian (acercándose con preocupación):
—Moisés… ¿cómo estás? ¿Descubriste hacia dónde iba la silueta roja?
Moisés dudó. Miró a David y Sofía, que conversaban tranquilos más atrás, sin saber nada de lo que acababa de pasar.
Moisés (evadiendo):
—No… no la encontré. Se desvió antes de que pudiera seguirla.
Lilian lo observó con desconfianza.
—¿Estás seguro? Te ves… diferente.
Moisés bajó la mirada por un segundo.
—Solo estoy cansado, eso es todo.
Pero en su interior, las palabras de la silueta celeste seguían repitiéndose. Y por primera vez… dudaba.
Al mismo tiempo, tras un breve intercambio de ataques, Ryan salta hacia atrás, respirando con dificultad.
Ryan (mirando a Lilian):
—Esto no es mi guerra… aún no.
Y sin decir más, se pierde entre los árboles.
Llega Moisés y sus amigos con lilian
Moisés
—¿Cómo te fue con Ryan?
Lilian
—No pude hablar con él… se lanzó contra mí apenas me vio, así que tuve que defenderme.
David
—Y en la ciudad, al parecer hubo un ataque menor. Sofía y yo vimos muchas cenizas… probablemente la silueta roja eliminó a los robots.
Moisés
—Bueno… vámonos a nuestras casas, ya fue suficiente por hoy.
El grupo comienza a caminar rumbo a sus hogares. Sin embargo, antes de separarse, toman un pequeño desvío, cruzando por los callejones, evitando a los adultos y a los habitantes. Llegan a una pequeña casa apartada, tocan la puerta suavemente.
Carlos (abriendo la puerta con una sonrisa)
—Me alegra verlos… pensé que no vendrían hoy.
Se van hacia sus casas, pero en el camino deciden pasar rápidamente por la casa de Carlos, asegurándose de no ser vistos por los padres ni por los habitantes del pueblo.
Carlos
—¡Me alegra verlos! Fíjense que… por momentos, mi cuerpo se volvió transparente. Estoy tratando de aprender a controlarlo, quizás pueda usarlo a mi favor.
Moisés
—Me alegro de escucharlo. Y dime, ¿te sientes bien aquí adentro?
Lilian
—¡Qué buena noticia! Espero que logres dominarlo pronto.
David
—Tal vez podrías usarlo para salir de la casa sin que te vean.
Carlos (riendo)
—Sí, eso pensé, pero…
Moisés (interrumpiéndolo con una sonrisa)
—No le metas ideas, David. Escucha, Carlos…
Lilian
—¡Qué alegría! Espero que pronto puedas dominarlo por completo.
David
—Tal vez hasta te sirva para salir de la casa sin que nadie te vea.
Carlos (sonriendo)
—Sí, eso mismo pensé, pero...
Moisés (interrumpiéndolo con una media sonrisa)
—No le metas ideas, David. Escucha, Carlos, ahora más que nunca tienes que ser cuidadoso. Lo que sea que está pasando con tu cuerpo… puede llamar la atención equivocada.
Carlos
—Lo sé. He sentido cosas raras últimamente… como si algo dentro de mí quisiera salir. Pero no me duele, solo… es extraño.
Lilian
—Quizás sea parte del proceso. Todos hemos cambiado un poco desde aquellos días.
Carlos
—Sí, lo sé. Solo espero estar listo cuando llegue el momento.
Moisés
—Carlos, aquí estás a salvo. Mejor sigue entrenando por si acaso, pero no vayas diciendo por ahí que tienes poderes como nosotros. Ya sabes cómo nos trata la gente... no queremos que pases por lo mismo. Nos vamos, descansa.
Carlos
—Adiós, chicos.
La noche cayó sobre Velkan.
Ryan, en lo profundo del laboratorio, finalmente descansa.
Mientras tanto, Moisés, David, Sofía y Lilian ya duermen, dejando que el silencio nocturno los envuelva... al menos por ahora.
Cae la noche lentamente. El bosque recupera su calma. Moisés regresa con los demás. El grupo, agotado, vuelve a Velkan y se prepara para descansar.
Poco después, Karla, Stiven y Clarence llegan a Velkan para iniciar su patrullaje nocturno habitual, sin saber que la calma que sienten… solo es el principio de algo más grande.
Una noche oscura envuelve el bosque, salpicada de luces tenues provenientes de las ramas más altas. En el centro de un claro, Lilian y Ryan se enfrentan en silencio: ella firme, rodeada de destellos eléctricos azulados; él, herido pero desafiante, con una mano alzada envuelta en energía cálida y rojiza. Al fondo, entre los árboles, se ve a Moisés hablando con una figura celeste envuelta en niebla ligera, ambos apenas iluminados por la luz de la luna. Más lejos, en el cielo estrellado, dos siluetas pequeñas —David y Sofía— regresan volando hacia la ciudad. En lo alto, la luna llena observa la escena, como si supiera que algo más grande está por comenzar.