Ficool

Chapter 5 - La Enigmática Carta del Abuelo

Tras la lectura del testamento, la tensión en la sala era palpable. Mi tía se mantenía en silencio, con la mirada clavada en la mesa, mientras mis tíos y primos murmuraban entre ellos, claramente satisfechos con la repartición.

Decidí que no tenía sentido quedarme allí más tiempo. Me puse de pie, sosteniendo la carta en mi mano.

—¿A dónde vas? —preguntó Kenji con un tono burlón—. ¿No vas a celebrar tu nueva vida como granjero?

Los demás rieron.

—Hagan lo que quieran con su dinero —respondí con frialdad—. Yo me iré.

Me giré sin esperar respuesta y salí del salón, sintiendo sus miradas sobre mí. Aún podía escuchar los susurros a mis espaldas, pero no me molesté en prestarles atención.

Cuando salí del lugar donde estábamos, la brisa fría de la noche me recibió. Observé el sobre por un momento antes de deslizarlo dentro del bolsillo de mi abrigo.

No tenía sentido abrirlo allí.

Lo leería en casa.

Llamé a un taxi y le di la dirección de mi departamento. Mientras el vehículo avanzaba por las calles iluminadas de Tokio, mi mente no dejaba de divagar.

¿Por qué una granja?

¿Qué estaba tratando de decirme el abuelo con esto?

El paisaje urbano pasaba borroso por la ventanilla del auto, reflejando la confusión en mi mente.

Finalmente, el taxi se detuvo frente a mi edificio. Pagué la tarifa y subí a mi departamento en silencio.

Al entrar, me quité el abrigo y lo dejé sobre el sofá. Me dirigí al balcón, como siempre lo hacía cuando necesitaba pensar.

Con una mezcla de curiosidad y ansiedad, desdoblé la carta y comencé a leer.

Querido Haruki,

Si estás leyendo esta carta, significa que ya no estoy en este mundo. Siento mucho que hayas tenido que pasar por la lectura del testamento, pero era algo necesario. Sé que, para ti, no fue un momento fácil.

Quiero que sepas que no podía dejarte una fortuna manchada por la avaricia y la ambición. Mi vida estuvo llena de errores, y el dinero que acumulé no siempre fue obtenido de la manera más honorable. Si te hubiera convertido en heredero de esa riqueza, habría traicionado mis propios sentimientos. Pero lo que sí pude dejarte es algo mucho más valioso: la granja Encanto Primaveral.

Quizás ahora no entiendas por qué te dejo un lugar como ese. Permíteme explicarte un poco.

Hace muchos años, antes de que me convirtiera en el hombre que todos conocieron, viví en esa granja por un corto tiempo. No era un simple terreno ni una propiedad más... era un sitio especial, uno que solo unos pocos pueden encontrar. Allí, conocí a personas que me acogieron con bondad, que me enseñaron cosas que nunca aprendí en el mundo de los negocios. Sin embargo, los traicioné. Tomé decisiones egoístas y, como castigo, la granja me rechazó. El camino que llevaba hasta ella desapareció, y el mapa que me guiaba se volvió blanco.

Desde aquel día, nunca más pude regresar.

Cuando te conocí, Haruki, comprendí los errores que había cometido en mi juventud. Supe que tenía que corregir mi pasado de alguna forma, pero la granja ya no estaba al alcance de mis manos. Pasé años buscándola, sin éxito.

Solo pude encontrar una pista: una llave.

Esa llave está dentro del sobre que tienes en tus manos. Sé que todo esto puede sonar como los desvaríos de un anciano, pero confía en mí... pronto entenderás la verdad.

La granja Encanto Primaveral no es simplemente un lugar. Es una prueba, un destino que se revela solo a quienes son dignos de él. No puedo decirte más, pues hay cosas que debes descubrir por ti mismo. Sin embargo, hay algo que puedes hacer para comenzar tu viaje.

En los papeles de la granja que te dejé, hay una dirección. Es un pequeño terreno donde viven dos ancianos que han cuidado el lugar en mi ausencia. En su hogar, encontrarás una caja. Dentro de ella hay un diario con fragmentos de lo que aprendí en la granja y un cofre con algunas cosas que te serán útiles. Pero debes recordar esto:

No puedes leer el diario ni abrir el cofre hasta que llegues al pueblo de Uke Mochi.

Si realmente deseas conocer la verdad, sigue el camino que te he dejado. Pero por favor, Haruki... no cometas los mismos errores que yo.

No olvides nunca tu humildad y tu buen corazón.

Hiroshi Kiryuu

Cuando terminé de leer la carta, mis manos temblaban ligeramente. La sostuve por un momento, observando la caligrafía firme pero desgastada de mi abuelo. Su letra siempre había sido pulcra, pero en estas líneas notaba cierta torpeza, como si su cuerpo ya no tuviera la misma energía de antes.

Sus palabras retumbaban en mi mente.

"No podía dejarte una fortuna manchada por la avaricia y la ambición..."

"No puedes leer el diario ni abrir el cofre hasta que llegues al pueblo de Uke Mochi..."

"La granja Encanto Primaveral no es simplemente un lugar. Es una prueba..."

¿Qué demonios significaba todo esto?

Llevé una mano a mi cabeza y suspiré con frustración. Desde que entré en esa sala y escuché la lectura del testamento, todo había sido una cadena de sorpresas desagradables. Pero esto... esto era diferente.

Mi abuelo no era alguien que hablara en acertijos. Siempre había sido un hombre directo, alguien que iba al grano sin rodeos. Sin embargo, en esta carta parecía querer decirme algo sin decirlo del todo.

Miré el sobre y noté que en su interior aún había algo más.

Saqué el objeto con cuidado y lo sostuve entre mis dedos.

Era una llave.

No tenía nada de especial: era de metal oscuro, fría al tacto, con un diseño antiguo y algo desgastado.

—¿Qué se supone que haga con esto...? —murmuré, observándola con escepticismo.

Mis ojos volvieron a la carta.

"Pasé años buscándola, sin éxito. Solo pude encontrar una pista: una llave."

Era absurdo, pero una pequeña parte de mí sentía que mi abuelo hablaba con una certeza absoluta. Como si realmente creyera que esta llave me llevaría a ese lugar que mencionaba.

La granja Encanto Primaveral.

¿Un lugar especial? ¿Un destino que solo algunos pueden encontrar?

Si no viniera de mi abuelo, habría pensado que alguien estaba intentando jugarme una broma. Pero esto... esto no era una broma.

Regresé a la sala y dejé la carta junto con la llave sobre la mesa. Luego, me recosté en el sofá y cerré los ojos, dejando que el cansancio me envolviera.

Mi abuelo acababa de morir. Mi familia me despreciaba aún más de lo habitual. Y ahora tenía en mis manos un enigma que parecía sacado de una historia de fantasía.

Me sentía agotado.

Pero en el fondo, algo dentro de mí empezaba a cambiar.

Quizás... solo quizás...

Esta era la primera vez en mucho tiempo que no sabía qué esperar del futuro.

Y eso, de algún modo, hacía que mi corazón latiera con una emoción desconocida.

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