Ficool

Chapter 44 - Capítulo 43: ¡Brigada Cazafantasmas!

"¿Están seguros de que no quieren quedarse a descansar un poco más?" Preguntó Hanya, con las manos cruzadas detrás de la espalda.

"No es necesario." Respondió Stelle con cansancio. "Hemos dormido en sitios peores que un banco de piedra."

"¿Y Huohuo?" Preguntó Marzo, mirando alrededor.

"Está descansando en uno de los pabellones médicos." respondió Xueyi, sin alzar la voz. "Se quedará un par de días bajo observación."

"¿Va a estar bien?" Preguntó Aleph, notoriamente más tranquilo pero aún preocupado.

Xueyi asintió, sus ojos repasaron a los tres con atención antes de hablar.

"Huohuo estará bien. Sólo necesita tiempo."

Aleph dirigió la mirada hacia el pabellón donde ella descansaba, sin decir una palabra.

"Con algo de tiempo…" Dijo Stelle mientras bajaba un poco la vista.

"Ya hemos restablecido el perímetro del Jardín. La ilusión se disipó por completo." Comentó Xueyi. "El pabellón está nuevamente bajo control."

Hanya avanzó un par de pasos.

"Una última cosa antes de que se vayan." dijo Xueyi, sacando su dispositivo. "Déjennos sus números de contacto. Por si necesitamos llamarlos para asuntos relacionados."

Marzo, Aleph y Stelle intercambiaron una mirada rápida.

"¿También tienen chat grupal?" Preguntó Marzo.

"Sí." dijo Hanya. "Pero no tiene emojis."

"...Inaceptable." murmuró Marzo con desaprobación mientras terminaba de enviar su número.

Aleph suspiró.

"¿Y si nos negamos?"

"No era una sugerencia." Dijo Hanya.

Stelle ya había entregado el suyo sin discutir. Aleph lo hizo poco después.

"Gracias por su cooperación." Añadió Xueyi. "Ahora retírense antes de que nos lo pensemos mejor."

...

Tras despedirse, los tres comenzaron a caminar por el sendero que los llevaba al muelle.

"Bueno." Dijo Stelle, estirándose con una sonrisa. "Podríamos decir que lo logramos, ¿no?"

"Sí. Sólo perdimos la dignidad, el sueño y varios litros de energía vital." Respondió Aleph, con un tono irónico.

"Pero ganamos experiencia." Dijo Marzo, levantando el dedo.

Stelle rio por lo bajo.

Aleph no comentó nada. Y sólo continuó caminando con las manos en los bolsillos y la vista baja, parecia perdido en sus pensamientos.

Tratando de recordar los nombres de sus amigos.

...

Al llegar al muelle, los tres se detuvieron frente a un pequeño astroesquife estacionado.

Marzo fue la primera en acercarse a los controles.

Cinco segundos después, frunció el ceño.

"...¿Dónde se enciende esto?"

Aleph se adelantó.

"A ver…" Pasó el dedo por una de las consolas. "No… no, eso activa el modo de defensa."

"Eso es una cafetera." Corrigió Stelle señalando con el pulgar. "¿No debería haber un botón de encendido, no sé, rojo y grande?"

"No hay ningún botón rojo. Hay un dial que parece una brújula, una pantalla que me da vértigo, y esto." Dijo Aleph, sacando un manual de 387 páginas.

Todos se quedaron en silencio.

"…No vamos a lograr despegar." Dijo Stelle finalmente.

"Siempre podría intentarlo digo ¿Que tan difícil puede ser?" Stelle y Marzo rápidamente alejaron a Aleph de los controles, era mejor no arriesgarse.

Marzo soltó un largo suspiro mientras sacaba su teléfono.

"…Hola, Dan Heng. Sí, hola. ¿Puedes venir por nosotros? …Sí, otra vez. No. No sabemos manejar un astroesquife. Sí, lo olvidamos. No, tampoco revisamos el manual. …Sí, vamos a escuchar tus instrucciones la próxima vez. Lo prometemos. …Más o menos."

"…Viene en quince minutos." Murmuró.

Stelle cruzó los brazos. Marzo se sentó con desgans en una caja cercana y Aleph se recostó ligeramente, mirando el cielo.

Marzo miró el horizonte.

"…Ni una palabra de esto al resto." dijo.

"Ni aunque nos torturen." Respondió Stelle con un un pulgar arriba.

*********

A la mañana del día siguiente.

"¡Aleph! ¡Despierta!"

Una almohada golpeó su cara.

Aleph abrió los ojos con lentitud. Marzo estaba junto a su cama con los brazos cruzados, mientras movía el pie con impaciencia.

"Tu teléfono. Revísalo."

Aleph se incorporó lentamente.

El sol ya entraba por la ventana. Era una mañana tranquila.

Tomó su teléfono. Una notificación en la parte superior de la pantalla parpadeaba.

[Nuevo grupo creado: Asuntos Pendientes]

[Miembros: Xueyi, Hanya, Guinaifen, Sushang, Huohuo, Stelle, Marzo, Aleph.]

"¿Grupo…?" Murmuró, mientras lo abría.

Había varios mensajes de Xueyi.

[6:11 AM]

[Xueyi: Buenos días.

Reúnanse en el Jardín del Sosiego lo antes posible.]

[6:12 AM]

[Xueyi: Tenemos que hablar.]

[6:12 AM]

[Xueyi: Desayunen antes de venir.]

"Bueno…" Aleph se talló los ojos. "Que problemático."

...

Una hora más tarde, el grupo estaba reunido en el mismo pabellón donde se había dado la batalla final contra Cirrus.

Xueyi los recibió a su lado estaban, Guinaifen, Sushang y una Huohuo mucho más tranquila que la hace unas horas.

"No los llamaríamos si no fuera urgente." comenzó Xueyi. "Sabemos que podrían tener sus propios asuntos. Pero esto no puede esperar."

Los miembros del grupo se acomodaron en un semicírculo, algunos aún medio dormidos.

Sushang parecía que se caería hacia adelante en cualquier momento.

"Tras la derrota de Cirrus anoche, no quedan tantos Heliobus. Sin embargo…" continuó Xueyi. "Varios escaparon en el caos posterior. Y se han esparcido por el Luofu. Algunos son fragmentos menores. Otros no tanto."

Hizo una pausa, dejando que las palabras calaran.

"La Comisión de los Diez Líderes ha perdido agentes. Muchos están heridos, no creo que haga falta que les diga por qué. Después de discutirlo con nuestros superiores, se tomó la decisión de pedir su colaboración. Ustedes ya han enfrentado esta amenaza. Son conscientes de su naturaleza."

Marzo levantó tímidamente una mano.

"No es que no queramos ayudar, pero… mañana partimos con el Expreso Astral."

"Eso será, realmente un inconveniente." Dijo Xueyi con un suspiro. "Aún así, debo pedirles su colaboración."

Aleph se rascó la nuca.

"Tal vez…" Murmuró. "Tengo una idea para agilizar el proceso y ampliar el equipo. No estoy seguro si funcionará, pero vale la pena intentarlo."

Las miradas de todos se posaron sobre él.

Guinaifen ladeó la cabeza, Sushang se irguió un poco más curiosa, y Hanya entrecerró los ojos.

"...¿Y cuál es esa idea?" Preguntó Xueyi.

Aleph sonrió y se cruzó de brazos, pero no dijo nada más.

"...No me gusta ese silencio." Murmuró Hanya, cruzando los brazos.

Xueyi suspiró de nuevo.

"En fin. Mientras preparan lo que sea que estén planeando, les informo que hemos formado una unidad especial para rastrear y sellar los fragmentos restantes. Su propósito será actuar con rapidez, detectar presencias de Heliobus y actuar antes de que causen daños mayores."

"Y..." Guinaifen levantó la mano con una sonrisa amplia. "¡Ya tenemos nombre! ¡La Brigada Cazafantasmas!"

Xueyi la miró de reojo.

"No, no lo tenemos. Eso no fue aprobado."

"¡Brigada Cazafantasmas!" Repitió Sushang con entusiasmo.

"¡Brigada Cazafantasmas!" Exclamó Marzo, alzando el puño.

Stelle y Aleph levantaron el puño también, sin decir nada.

Xueyi los observó. Su rostro permaneció inexpresivo, pero luego de un largo silencio, simplemente aceptó la derrota.

"...Muy bien." Dijo con resignación. "La Brigada Cazafantasmas, entonces."

Guinaifen soltó un pequeño "¡Sí!" triunfal.

Xueyi desplegó un dispositivo de proyección y mostró un mapa del Luofu con varias marcas en distintos puntos.

"Estas son las zonas donde se han detectado presencias inusuales. Los reportes siguen llegando de parte del poco personal que todavía tenemos disponible. Aquí están sus roles asignados." Comentó mientras señalaba a cada uno.

"Guinaifen y Marzo monitorearan las redes sociales, foros y rumores. Ustedes buscarán posibles eventos extraños y verificarán si tienen relación con Heliobus. Su presencia pública será útil para obtener información sin levantar sospechas."

Después señalo a los demás.

"Sushang, Aleph y Stelle fuerza de ataque y exploración. Su tarea es investigar zonas activas, enfrentarse directamente a los Heliobus y proteger a los civiles si es necesario."

Finalmente señalo a Huohuo.

"Huohuo serás la representante de la Comisión y jefa adjunta de campo. Estarás con la unidad de ataque y será tu responsabilidad encargarse del sellado."

"¡¿Eh?!" Huohuo se señaló a si misma con una expresión asustada, pero ni Xueyi o Hanya le prestaron atención.

"¿Y tú, Xueyi?" Preguntó Aleph.

"Supervisión remota. Además de coordinación con otras divisiones de la Comisión." Respondió sin titubeos. "Si es necesario, entraré al campo."

Marzo levantó una ceja.

"Entonces… ¿será como una misión de limpieza?"

"Una forma un tanto peculiar de verlo, pero si." Respondió Hanya.

.....

"Bien, hora de salir." Dijo Aleph mientras extendía su mano con un gesto relajado.

Tres figuras aparecieron a su alrededor, una hada de cabello rosado, un demonio musculoso de piel roja con un garrote colgado a la espalda, y una pequeña figura blanca con una sonrisa marcada y puntiaguda.

"¡Frosty!" Gritó Marzo apenas lo vio.

"¡Marzo!" Chilló Jack Frost, volando directo a abrazarla. "¡Hace frío aquí, pero tú lo haces cálido-ho!"

"¡Ay, por favor, qué ternura!" Dijo Guinaifen sacando el celular.

"No, espera, no me tomes fotos sin avisar-ho..." Protestó Jack Frost.

Mientras eso pasaba, Nappea se acercó alegremente a 7 de Marzo.

"¡Hola! Es bueno poder vernos otra vez ¿Eres la amiga del Maestro, cierto? ¡Qué bonito es tu cabello! ¡Se parece al mío! ¡Pero un poco más brillante!"

"¡Gracias! ¡El tuyo es adorable!" Respondió Marzo encantada.

Stelle observaba desde unos pasos atrás, con una ceja levantada.

"…¿Por qué siento que estoy viendo a la misma persona hablando consigo misma?" Dijo.

Oni se inclinó con una reverencia educada ante Hanya y Xueyi.

"Un placer. He oído hablar de ustedes y de la situación por mi maestro. Será un honor ayudar."

Sushang lo miró de reojo.

"…No me esperaba que sonara tan educado." Comentó.

"Parece peligroso, pero da la impresión de que pediría permiso antes de romperte un brazo." Murmuró Guinaifen a su lado.

Cuando se calmaron un poco, Aleph alzó la voz.

"Ya que están todos aquí, los presentaré oficialmente."

Xueyi lo observó con atención.

"¿Qué son exactamente? Esos tres no parecen seres normales… y ese de allí—" señaló a Jack Frost. "—tiene una firma energética fuera de cualquier espectro estándar."

Aleph se cruzó de brazos.

"Son amigos mios. Seres con los que tengo un contrato."

"¿Son como… invocaciones?" Preguntó Hanya.

"Sip." Contestó Aleph sin mucha intención de profundizar.

Xueyi lo miró unos segundos más, luego suspiró.

"…No tengo tiempo para sacarte la verdad. Sólo asegúrate de que no causen problemas."

Aleph asintió.

"Estarán en el equipo como refuerzos. Ya los conocen. Son de fiar."

"Bueno, al menos ahora es seguro que terminaremos más rápido." Comentó Marzo.

Guinaifen se aclaró la garganta.

"¡Entonces, sin más preámbulos…! ¡Comenzamos las operaciones oficiales de la Brigada Cazafantasmas!"

"Ese no era el—" empezó Xueyi, pero Sushang, Stelle y Aleph ya habían levantado sus puños en el aire repitiendo el nombre con una sonrisa.

Xueyi suspiró otra vez.

"…No vale la pena."

"¡Tenemos dos casos ya!" Anunció Guinaifen mientras levantaba su teléfono. "Uno es sobre una casa de té donde la gente dice que escucha voces de gente llorando desde el sótano. Otro habla de un robot de limpieza que de pronto empezó a atacar a la gente en una estación de mantenimiento."

Marzo se asomó por encima del hombro.

"El segundo suena más urgente."

"¿División?" Preguntó Sushang.

"División." asintió Xueyi.

"Aleph, Stelle, Sushang y Huohuo van a encargarse de la estación de mantenimiento." Indicó Hanya.

"Ustedes tienen más movilidad para actuar en lugares públicos." Añadió Xueyi.

"Invocaciones, ustedes irán con Guinaifen y Marzo a inspeccionar la casa de té. Asegúrense de no ser vistos, podrían ser confundidos con Abominaciones de la Abundancia."

"¡Entendido-ho!" Respondió Jack Frost mientras Nappea asentía con entusiasmo.

"Ejecutaré el reconocimiento con máximo cuidado." Dijo Oni inclinando la cabeza.

Guinaifen guiñó un ojo.

"¡Entonces, vamos a cazar fantasmas!"

"N-No son fantasmas." Replicó Huohuo, pero ya nadie la escuchaba.

...

La estación de mantenimiento se encontraba justo al límite del sector comercial del Luofu.

El lugar no estaba cerrado al público, pero la falta de actividad lo hacía sentir como un rincón que el tiempo había dejado atrás.

"...Esto parece tranquilo." Murmuró Sushang mientras miraba de un lado a otro con un ceño fruncido.

"Demasiado tranquilo." Dijo Stelle mientras caminaba con paso ligero.

"¿No les parece sospechoso que esté tan vacío?" Preguntó Huohuo con un tono tembloroso. "¿No debería haber más gente en un sitio como este…?"

Aleph caminaba detrás del grupo, observando en silencio los techos y las paredes.

La zona estaba limpia, pero había rastros sutiles, una baranda torcida, paneles de señalización con quemaduras circulares, un punto de acceso automático completamente fundido.

"Parece que hubo una pelea aquí."

"¿Alguna señal de vida?" Preguntó Sushang, acercándose a un puesto cercano.

"Defíneme vida." Respondió Stelle.

"No seas sarcástica. Me refiero a personal o clientes."

Aleph asintió. Se acercó a un panel roto con la mano en el bolsillo. Luego se detuvo frente a una de las compuertas internas que daba al depósito principal.

"El reporte decía que un robot de limpieza atacó al personal de la estación." Recordó. "Y que luego escapó al subsuelo."

"¿Un robot normal, o uno de esos aurumatas de lujo?" preguntó Stelle.

"No está claro. Pero si esto fue cosa de un Heliobus, lo más probable es que ya no tenga nada de 'normal'."

Huohuo tembló ligeramente.

"¿Y si aún está aquí abajo?"

Aleph se encogió de hombros mientras creaba un hacha gigante de hielo.

"Entonces tendremos que pedirle amablemente que deje de ser un problema."

Stelle asintió con una sonrisa y Sushang sonrió irónicamente.

.....

Avanzaron a través de la compuerta oxidada. La luz era tenue, apenas iluminada por faroles de emergencia.

La bajada al subsuelo fue silenciosa. Sólo se escuchaban las pisadas de los cuatro y algún que otro crujido eléctrico de cables cortados que soltaban chispas.

Fue entonces que lo oyeron.

De ninguna manera era fuerte, pero tampoco fue difícil escucharlo con tanto silencio en el lugar.

"...Lo arruiné… otra vez… siempre lo arruino…"

El grupo se detuvo en seco.

Sushang desenfundó sin preguntar. Stelle se posicionó a un lado de Huohuo. Aleph levantó la mano en señal de que aún no debían avanzar.

"No ataquen aún." Dijo.

Al girar el pasillo, lo vieron, allí en el suelo.

Un aurumata de mantenimiento de modelo antiguo, de no más de metro y medio.

Su carcasa estaba cubierta de cables sueltos, con partes nuevas parchadas sobre metal viejo. Se encontraba arrodillado frente a una mesa de trabajo destruida.

Sobre la mesa, un jarrón roto. Trozos dispersos por el suelo.

"...Era de ella…" Murmuró el robot. "Siempre lo estropeo… si tan solo tuviera otra oportunidad…"

Aleph dio un paso al frente.

"¿Oye… estás bien?"

El robot giró la cabeza con lentitud.

Sus ojos eran dos orbes de luz turquesa. Uno parpadeaba con una oscilación irregular.

"¡Ustedes… ustedes también van a quitármelo, ¿verdad?!" Chilló. "¡Todos quieren quitarme sus recuerdos!"

Un aura verdosa estalló a su alrededor. El aire cambió. Huohuo dio un paso atrás con un grito ahogado.

"¡Es el Heliobus!" Dijo, desenrollando uno de sus talismanes con urgencia.

Aleph soltó un suspiro.

"Terminemos rápido con esto."

El aurumata se elevó sobre una plataforma magnética flotante, y de sus extremidades salieron cuchillas ocultas.

Un resplandor de en forma de llama verdosa emanó de su cuerpo.

"¡Ella dijo que le gustaba ese jarrón! ¡No tengo repuestos! ¡¿Ahora cómo podré pagar mi deuda?! ¡Malechores desalmados le daré una lección!"

El aurumata embestío, lanzando cortes desordenados con las cuchillas que salían de sus brazos. Su forma de pelear carecía de técnica, pero lo compensaba con pura insistencia y velocidad.

"¡Sujétenlo por un lado!" Gritó Sushang, girando para interceptar un ataque lateral.

"¡Ya voy!" Respondió Stelle, golpeando con fuerza una de las patas de la plataforma, haciéndolo tambalear.

Aleph aprovechó el momento.

Un movimiento, y el hacha de hielo se clavó en el suelo justo frente al robot, generando una ráfaga que lo empujó hacia atrás.

"Huohuo" Llamó. "Ahora."

"¡E-En camino!" Respondió ella, abriendo el sello de su talismán. La calabaza que colgaba de su cintura flotó hasta quedar justo frente al aurumata.

Las llamas verdosas que lo envolvían comenzaron a ser succionadas. El Heliobus chilló con una voz distorsionada, pero no pudo resistirse.

En cuestión de segundos, la calabaza se selló con un clic audible.

El robot cayó de espaldas con una pequeña onda eléctrica sobre su cuerpo, sus luces parpadearon una vez más y luego se apagó.

"Listo." Dijo Stelle, bajando el bate.

"Lo único complicado fue su mal genio." Comentó Aleph mientras estiraba los hombros.

"¿Deberíamos dejarlo aquí?" Preguntó Sushang, viendo el cuerpo inerte del aurumata.

"Lo recogerán los de mantenimiento. No podemos perder tiempo." dijo Stelle.

Huohuo asintió con seriedad y guardó el recipiente sellado.

"Vamos a reportar a—" Aleph se detuvo de pronto.

Había algo en la esquina del pasillo.

Una pequeña chispa verdosa bailaba en el aire, justo junto a una puerta oxidada que daba a una casa de mantenimiento anexa, aparentemente vacía.

"…Eso es…" Huohuo entrecerró los ojos.

"Sí." Confirmó Aleph. "Llama espectral."

"¿Otro?" Murmuró Sushang, acercándose.

Finalmente cruzaron la puerta.

El aire dentro del edificio era más denso. No sofocante pero cargado. Como si alguien acabara de exhalar demasiado cerca.

Las paredes estaban cubiertas de polvo. Las lámparas, apagadas. Un parpadeo débil venía de lo profundo, como si alguna luz más allá del pasillo no se decidiera a morir.

La puerta rechinó con un crujido seco cuando Aleph la empujó.

"Está atascada…" Dijo Sushang. "Déjame—"

Aleph la apartó suavemente y descargó un golpe de hielo directo.

Nada.

La madera ni se astilló.

"¿…Ilusión?" Sugirió Stelle.

"Si no podemos salir por la puerta…" empezó Sushang.

"Entonces sólo queda avanzar." terminó Aleph, girándose hacia un pasillo oscuro al fondo.

Los cuatro intercambiaron miradas breves.,

"Esto no parece haber sido usado en meses…" murmuró Sushang, pasando el dedo por una mesa llena de ceniza.

"¿De verdad esta casa está conectada a la estación?" preguntó Huohuo, mirando con desconfianza los adornos que seguían colgados en las paredes.

"Parece haber sido una vivienda anexa para el personal de mantenimiento." Comentó Stelle. "Probablemente fue abandonada cuando automatizaron la mayor parte del sector."

Huohuo dio unos pasos al frente con un talismán en sus manos.

"El aura no es fuerte… pero se concentra justo delante."

Cruzaron una puerta interior.

Una escalera descendía.

"¿Por qué siempre hay escaleras?" Murmuró Sushang mientras bajaban, no pudo evitar estremecerse mientras lo hacían.

Huohuo se quedó unos segundos, mirando hacia atrás.

"…La entrada ya no está."

Stelle se giró.

"¿Cómo que no está?"

"¡Desapareció! ¡Lo juro! ¡Donde debería estar la puerta ahora sólo hay pared!"

"Perfecto." Murmuró Aleph mientras se pasaba una mano por la nuca.

"¿Que sigue ahora? ¿Un Aha salvaje aparece?"

[Maestro, no tiente al destino.]

Al llegar al sótano, lo encontraron.

Una habitación pequeña. Casi vacía.

Excepto por una mesa al centro y una figura sentada allí.

Un joven de rostro sereno con una piel ligeramente pálida.

Parecía medio dormido o tal vez estaba congelado en medio de un pensamiento, era difícil saber.

Frente a él, se encontraba un tablero de ajedrez con piezas desperdigadas.

"¿Humano o Heliobus?" Preguntó Sushang.

"No…" Murmuró Huohuo. "No exactamente."

Aleph se acercó un paso.

El joven parpadeó. Luego alzó la cabeza y sonrió.

"Ah. Visitantes."

Su voz era suave. Demasiado.

"¿Qué desean?"

Aleph no respondió.

Stelle entrecerró los ojos.

"¿Eres tú el Heliobus que se escondió aquí?"

"Qué forma tan directa de preguntar…" Dijo el joven, sin dejar de sonreír. "Pero sí, soy uno de los fragmentos. No me molesta compartirlo."

Huohuo ya había comenzado a preparar un talismán.

"¿Por qué estás aquí?" Preguntó Aleph.

"Me gusta este lugar." respondió el joven. "Callado. Antiguo. Sin gente que grite o huya. Aquí puedo pensar. Aquí no me interrumpen."

Sushang dio un paso más.

"¿Eres peligroso?"

"Eso depende."

"¿De qué?" Preguntó Stelle mientras se cruzaba de brazos.

"De si me molestan."

Las piezas de ajedrez comenzaron a vibrar. Algunas cayeron. Otras se alinearon por sí solas.

Del techo, empezaron a gotear pequeñas esferas de fuego verde.

"¿Y que pasaría si quisieramos molestarte?" Dijo Aleph con calma.

El cuerpo del joven se alzó como si no pesara nada, y el tablero se rompió en una explosión de luz verdosa.

"¡Ahora!" Gritó Huohuo, lanzando su sello en el suelo. "¡Defiendan la línea! ¡Si se sale de la zona no podré sellarlo!"

"Con gusto." Respondió Aleph mientras cambiaba el hacha de hielo por el siempre confiable bate de hielo.

Stelle se impulsó hacia un lado y cargó con su bate en alto.

Sushang saltó hacia la derecha.

El Heliobus se retorció como una serpiente hecha humo y llamas.

El cuerpo humano que usaba era sólo una forma, una que ahora empezaba a perder definición.

"¡Jueguen conmigo!"

Tres copias suyas surgieron de los restos del tablero, flotando.

Una de ellas se lanzó directo hacia Huohuo.

"No tan rápido." Murmuró Stelle, interceptándolo con un golpe seco.

"¡No puedo mantener el sello si se vuelve humo!" Gritó Huohuo. "¡Necesito que lo hagan tangible!"

"Entendido, déjenmelo a mi." dijo Aleph.

.....

Sushang ya estaba peleando contra una de las copias, pero notaba que sus ataques no hacían contacto real.

"¿Por qué…"

"La ilusión esta reforzada con energía." Explicó Huohuo mientras trazaba un círculo con su calabaza en la mano. "Si conseguimos herir su núcleo, se desharán."

"¿Dónde está el núcleo?" preguntó Stelle mientras esquivaba una ráfaga de fuego.

Aleph apuntó al centro del pecho de la figura original.

"Ahí."

....

La pelea continuó, cada segundo reduciendo el espacio de acción.

Las copias se volvían más inestables, pero el original parecía aferrarse más y más a la forma humana que había tomado.

Hasta que por fin, un golpe preciso de Aleph, reforzado con hielo, destrozo el pecho de la figura original.

El Heliobus gritó.

Las copias se deshicieron en un espiral de humo y luz.

"¡Huohuo!" Gritó Sushang.

La calabaza brilló, y las llamas espectrales comenzaron a ser arrastradas hacia su interior.

El Heliobus intentó huir, pero no frente a la poderosa succión de la calabaza no pudo hacer nada.

Un segundo más tarde, fue absorbido y sellado.

Todo volvió al silencio.

Aleph dejó que el bate se deshiciera.

Huohuo se dejó caer junto con el talismán con un suspiro.

"…Dos menos." Dijo Stelle mientras se acomodaba el flequillo. Internamente ya se estaba quejando sobre cuánto tiempo le tardaría volver a lograr su peinado perfecto otra vez.

Sushang revisó el área rápidamente.

"No parece haber más rastros por aquí."

Aleph se giró hacia la escalera con un bostezo escapando de su boca.

La puerta ahora estaba abierta.

"Hora de seguir."

Todavía quedaba un largo día de trabajo por delante.

**********

La casa de té estaba ubicada en una zona menos transitada del Luofu. Tenía dos pisos, una fachada tradicional bien conservada y un letrero que decía "Pétalo Silente".

En general no se veía como un mal lugar para pasar el rato.

Excepto, claro, por los rumores.

"Dicen que desde hace una semana, los clientes escuchan llantos en el sótano." Comentó Guinaifen en voz baja, leyendo desde su teléfono. "Y que algunos sienten como si alguien les tocara el hombro, pero cuando se giran, no hay nadie."

Marzo miró la puerta de entrada.

"No está cerrada."

"Obvio, sigue siendo un negocio." replicó Guinaifen mientras se encogia de hombros. "Pero el dueño cerró el sótano con candado y se fue a otra nave. Dice que lo 'quema' estar cerca."

Jack Frost flotaba por encima de ellas, con los bracitos cruzados.

"¡El frío no teme-ho! ¡Esto suena sospechoso!"

"¿Y qué propones? ¿Entrar y gritar hasta que algo te responda?" Murmuró Nappea, asomando la cabeza por la ventana.

"Si lo gritas con gracia puede funcionar." Agregó Oni desde detrás del grupo. Su enorme figura estaba cubierta con un delantal que había encontrado en la parte trasera del local. No quería asustar a nadie. Según él, el delantal lo hacía ver menos amenazante.

Definitivamente no estaba logrando su objetivo.

Guinaifen sacó un manojo de llaves que había conseguido gracias a su "poder de influencer con contactos".

"Vamos a entrar por la parte trasera. Nadie vio nada, ¿entendido?"

"¡No vi nada-ho!" Gritó Jack Frost levantando una mano.

"Shhh."

….....

Entraron con sigilo. La casa estaba limpia, bien mantenida y absolutamente vacía. Solo el tic-tac de un reloj y el leve sonido de viento contra la madera.

El sótano estaba al final del pasillo. La puerta tenía tres cerraduras. Dos ya estaban abiertas.

Oni revisó la tercera. Bastó un toque para que se partiera por la mitad.

"No está tan bien pensada para resistir."

"... ¿Estas seguro de que no es por que tu fuerza es demasiada?" dijo Guinaifen.

"Quien sabe, todo es posible en esta vida."

"¡Algún día seré un King Frost-ho!"

"Mmm eso depende más del maestro que otra cosa..." Murmuro Nappea mientras levantaba a Jack en sus brazos.

Bajaron.

La escalera chirriaba con cada paso.

La primera habitación estaba llena de mesas viejas, sillas apiladas y utensilios de cocina antiguos. Pero en el centro había una tetera.

Rechinante. Humedecida por vapor… aunque nadie la había encendido.

"Eso no estaba en las reseñas." Murmuró Marzo.

El vapor que salía de la tetera tomó forma. Primero humo.

Luego una figura humanoide.

Luego una figura femenina de rostro borroso.

Nappea retrocedió de inmediato, instintivamente preparándose para lanzar un Zan.

"¡¿Eh?! ¡¿Esto es una anfitriona fantasma?!"

"No, parece que es uno de los Heliobus que buscamos." Dijo Oni. "Pero está débil. No lo suficientemente fuerte como para formar un cuerpo real."

"¿Qué hace aquí…?" Susurró Guinaifen. "¿Ataca o solo… está?"

La figura hablaba, pero su voz no tenía palabras. Solo sollozos deformados.

Jack Frost flotó frente a ella. La observó por unos segundos.

"...No está triste-ho." Murmuró. "Está sola."

La figura se volvió hacia él.

"...Él no volvió…" Dijo, con una voz ahogada. "Dijo que traería más hojas de té… y no volvió…"

Guinaifen frunció el ceño.

"¿Qué dice?" preguntó Nappea.

"Una historia incompleta." Explicó Oni. "Parece que posee recuerdos. Fragmentos de emociones que se pegan a lugares con significado emocional fuerte. No parece que busque dominar."

"... ¿Es similar a un Poltergeist?" Pregunto Nappea mientras ladeaba la cabeza.

La figura seguía allí, mirando la tetera.

"¿Qué hacemos?" Preguntó Marzo.

"¿Qué quieren hacer?" Respondió Oni.

Hubo un silencio.

Jack Frost bajó la mirada.

"…No está haciendo daño-ho."

Guinaifen asintió.

"Pero si dejamos que se quedé demasiado tiempo en este lugar podría hacerle daño a alguien."

Marzo miró a la figura.

"…Entonces hay que convencerla. Que siga otro camino. Que deje este."

"¿Y si no quiere?" preguntó Nappea.

Oni abrió el frasco con forma de calabaza que Huohuo les había prestado.

"Entonces la sellaremos. Pero si podemos evitarlo…"

La figura los miró.

"…Él no volvió…"

"¿Cómo se llamaba?" Preguntó Jack Frost, flotando más cerca.

Hubo un silencio largo. Luego, la figura respondió.

"…No lo recuerdo."

La luz verde parpadeó. La forma se deshizo, lentamente. Sin violencia. Como una brisa que apaga una vela yendo en dirección a la calabaza.

El cuarto quedó en silencio.

Marzo parpadeó.

"...¿Qué pasó?"

"Decidió irse en paz, no parecía querer pelear." dijo Oni, cerrando la calabaza.

"¿Eso fue… bueno?" Preguntó Nappea un poco confundida.

"Fue lo mejor." Respondió Guinaifen. "Vamos, sigamos."

"Sí." Dijo Jack Frost. "Pero no me gusta cuando los que están solos, también están tristes-ho."

Nadie dijo nada.

...

"Esta es la tercera vez que damos vuelta la manzana y no hay ni una señal de actividad." Resopló Marzo, cruzándose de brazos. "¿Segura que este era el lugar?"

"Según los reportes, sí." Respondió Guinaifen mientras revisaba su teléfono. "Ayer en la tarde, varias personas dijeron que un espectáculo callejero surgió de la nada en este parque. Gente actuando, público aplaudiendo todo muy normal, hasta que desapareció sin dejar rastro. Como si nada hubiera pasado."

"¿Y qué tiene de raro eso-ho?" Preguntó Jack Frost, girando en el aire. "A veces la gente se aburre y monta shows por gusto-ho."

"Lo extraño " Dijo Nappea flotando a su lado, mirando lo que estaba escrito en el post. "Es que casi ninguna de las personas que supuestamente estaban en la función recuerda haber participado."

"Y aún más curioso." Añadió Guinaifen. "Es que algunos de los testigos que sí la recuerdan… ahora están desaparecidos."

Marzo frunció el ceño.

"Eso ya no suena a actuación."

El grupo se detuvo en medio del parque. El sol se reflejaba en los adoquines limpios y silenciosos. Nada en ese sitio daba la impresión de que algo extraño hubiera pasado. Ni pancartas, ni escenarios móviles, ni rastro de público.

Nada.

Hasta que vieron más adelante un pequeño cartel de madera, clavado junto a una farola sin luz. Parecía algo viejo. Pero lo que importaba era más lo que decía que como se veía.

> "Audiciones abiertas – Se buscan voluntarios para una experiencia teatral inolvidable."

"Interpretación libre."

"¡Todos se divierten actuando! ¡¿Que estas esperando para unirte fracasado sin amigos?!"

"Y si, les hablo a ustedes raritas de cabello rosa y aspecto tonto."

"…Eso suena coercitivo." Murmuró Guinaifen mientras ignoraba las miradas inexpresivas que Nappea y Marzo le daban al cartel.

Jack Frost se acercó flotando y dio un golpecito al cartel.

Nada pasó.

Pero cuando volvio a acercarse al grupo, algo cambió.

Una farola se encendió.

Y el cielo sobre la plaza se volvió oscuro, como si un telón invisible hubiese caído sobre el lugar.

La temperatura bajó un par de grados.

El entorno perdió color, tornándose sepia como un recuerdo difus.

"Estamos dentro." Dijo Oni dando un vistazo a los alrededores.

"¿Una ilusión? ¿Es este el único truco que los Heliobus tienen? ¡Sean más originales, incluso los Gremlins tienen más trucos que esto!" Comentó Nappea mientras se cruzaba de brazos.

"Mmm es un escenario." Dijo Guinaifen mientras miraba el lugar.

Una serie de luces se encendieron de golpe, marcando un círculo en el suelo.

Una música vieja, algo desafinada, empezó a sonar por altavoces no visibles.

Un humo se alzó de entre asientos cercanos, tres personassurgieron.

O al menos algo que parecía serlo.

Llevaban ropajes teatrales, con sus rostros cubiertos por máscaras. No parecía que hubiera nada detrás de ellas.

Donde deberían estar sus ojos, solo había oscuridad visible.

Marzo sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

¿Por que esto tenía que parecerse tanto a una película de terror que vió hace tiempo?

"¡Bienvenidos, nuevos actores!" Dijo una de las figuras, con una voz hueca. "El espectáculo debe continuar. ¿Tienen listos sus papeles?"

Marzo tragó saliva.

"…¿Qué papeles?"

"¡Improvísenlo!" Respondió otra figura con entusiasmo forzado. "¡Pero recuerden! Si rompen el personaje... Jejeje."

Nappea se acercó a Guinaifen y le susurró.

"¿Esto es…?"

"Sí. Tal vez este Heliobus en algún momento estuvo unido a un Bufón Enmascarado, creo que oí hablar de uno que hacía cosas similares a estas." Respondió ella con una expresión seria.

Oni dio un paso al frente.

"Entonces ¿Entraremos al juego?"

"¿Estás loco?" Preguntó Jack Frost.

"No." Dijo el demonio. "A diferencia tuya, Jack. Nosotros no nos derretiremos si hay mucho fuego, podemos encargarnos de esto."

"¡Que haya pasado una vez no quiere decir que pase siempre-ho!"

Marzo suspiró y se ajustó el cabello.

"Genial. ¿Quién sabía que acabaríamos atrapados en una obra fantasma?"

"¡Yo me pido el papel de héroe frío pero increíblemente imponente!" Gritó Jack Frost levantando uno de sus guantes.

"…Jack. Tú eres literalmente una bola de hielo chillona." Respondió Guinaifen.

"¡El tamaño no importa-ho! ¡No existen los héroes demasiado pequeños-ho!"

Un foco cenital cayó sobre ellos.

El suelo bajo sus pies se transformó.

Cortinas carmesí, gradas sin público, telones colgantes y un fondo pintado que simulaba un cielo nublado.

Marzo bajó la mirada. Vestía con un traje de campesina de época, del tipo que parecía hecho para alguna obra de tragedia romántica.

"...Esto ¿Que?" Murmuró.

Guinaifen, a su lado, había sido vestida con ropas de directora de escena, con una libreta y megáfono incluidos.

Jack Frost tenía un sombrero de copa desproporcionado y una capa con brillantina.

Nappea flotaba con un tutú, con una expresión completamente confundida.

"¿Me volví Tinker Bell? Gracias al cielo que el Maestro no puede verme..." Murmuro con una expresión de desagrado.

Oni, en cambio, no había cambiado prácticamente en nada.

Solo se le había colocado una capa larga y un bastón de utilería.

Una de las figuras con máscara flotó hacia ellos.

"Recuerden, si quieren salir… deben dar un buen espectáculo."

"¿Y si no?" Preguntó Guinaifen, cruzando los brazos.

"...Jeje ¿Realmente quieres saber?" repitió la figura con una ligera risa antes de irse.

Entonces cuando comenzó la música.

El telón se levantó.

Y el primer acto empezó.

...

Marzo fue arrastrada al centro por las figuras enmascaradas, y sin entender cómo, comenzó una escena dramática sobre perder a su prometido en una guerra que jamás ocurrió.

"¡No puedo más!" Gritó, con lágrimas fingidas mientras arrojaba un jarrón con una carita dibujada en él. "¡Mi alma está vacía!"

Jack Frost apareció de golpe, girando como si estuviera en una pista de patinaje.

"¡Pero no temas, jovencita! ¡Aquí está tu alegría, traída por el Gran Mago de las llanuras de hielo-ho! ¡Frostty el Magnífico-ho!"

Una risa grabada resonó.

El público invisible parecía encantado.

Mientras eso ocurría, Nappea se escabullía por detrás del escenario, examinando las estructuras, ni de chiste iba a actuar en esta farsa así que tenía que encontrar otra forma de acabar con esto.

Oni se movío en silencio por la escenografía, usando su gran figura para tapar cualquier mirada indiscreta que pudiera dirigirse hacía allí.

Guinaifen, desde el borde del escenario, sostenía el libreto que mágicamente se iba escribiendo solo.

Cada línea que uno de ellos decía aparecía allí, como si una voluntad invisible los estuviera observando y registrando.

Fue entonces que Jack Frost, en medio de una improvisación particularmente ridícula, mencionó por accidente la palabra "final".

La música paró.

El escenario se congeló.

Una de las figuras se quebró como porcelana.

El público invisible exhaló un murmullo de inquietud.

Y una voz surgió desde lo alto, como si resonara en todos los oídos al mismo tiempo.

"¡No! ¡Aún no termina! ¡La función nunca acaba!"

Una esfera de llamas verdes cayó desde lo alto, y con ella descendió el verdadero Heliobus.

Era un ente flaco y alargado, como una marioneta de madera, con la máscara de director teatral fundida a su rostro. Movía las manos con histeria, como si cada gesto dictara los movimientos que deberían hacer

"¡Son ustedes los primeros en bastante tiempo que me hacen reír! ¡No voy a dejarlos ir hasta que terminen toda la obra!"

Oni hizo crujir sus nudillos y avanzó con firmeza.

"Bien. Ya me estaba hartando de esto."

....

Marzo distrajo al Heliobus desde el centro del escenario, haciendo monólogos improvisados cada vez más absurdos para mantenerlo centrado en ella.

"¿Comer o no comer? De allí viene el dilema. ¿Como seremos verdaderamente libres si a una dieta nos atamos? ¿Como seremos verdaderamente libres si de galletas no nos atiborramos? ¡Hare del Luofu grande otra vez! ¡Si no tienen pan, que coman galletas!"

Jack Frost comenzó a lanzar pequeños copos por las gradas, creando confusión entre las figuras espectrales que los observaban.

Nappea, ya flotando por encima del telón, tejía una barrera con su magia de viento, rodeando el punto donde el cuerpo del Heliobus se encontraba para que no pudiera escapar.

Oni usó su fuerza para derribar el soporte del escenario. Justo lo suficiente para hacer caer el foco cenital sobre el ente.

El golpe fue limpio.

El Heliobus chilló mientras su máscara se fracturaba.

"¡No… el telón… no puede caer aún!"

Marzo se acercó y, sin dejar de actuar, levantó su puño hacia el cielo.

"¡Y sin embargo cae! ¡Mi enemigo! ¡Mi oh tan desafortunado enemigo, caerá como el helado y las lágrimas de Aleph aquella vez que se tropezó con una piedra!"

"...Pobre Maestro." Murmuro Oni mientras sacudía su cabeza al oír esa 'historia oscura' de su invocador.

Nappea descendió con rapidez y la calabaza selladora apareció, absorbió al Heliobus en un remolino de fuego esmeralda antes de cerrarse con un suave clic.

.....

Finalmente todo volvió a la normalidad.

El escenario se desvaneció.

Los trajes desaparecieron.

Y el cartel que los había metido allí cayó al suelo, carbonizado.

Guinaifen se lo quedó mirando.

"…Esto sí es contenido digno de viralizar." Murmuró mientras tomaba una foto del cartel quemado. "¡Brigada Cazafantasmas: 2, Heliobus: 0!"

Marzo se dejó caer sobre una banca.

"…No puedo creer que venci a un espíritu actuando."

Jack Frost sonrió.

"¡El arte siempre vence-ho!"

***********

"Como se esperaba del té del Sr. Du. Es increíble." Comentó Aleph, sentándose en una de las bancas de madera del pequeño puesto en el Callejón Aurum.

"Lo es." Respondió Guinaifen mientras dejaba su taza sobre la mesa. "El mejor para revivir después de todo un día corriendo detrás de cosas que gritan y explotan."

Marzo soltó un suspiro largo y satisfecho. Apoyó la cabeza sobre la mesa y murmuró.

"Me duelen músculos que no sabía que tenía..."

Stelle bebió un sorbo con calma.

"No te quejes. Tú tenías compañía. A nosotros nos tocó lidiar con un robot poseído que hablaba raro y gritaba por un jarrón roto. También con un rarito adicto al ajedrez y otro que decía que sería el nuevo General del Luofu."

"Y-Y una casa encantada." Añadió Huohuo, sin querer quedarse fuera de la conversación.

"¿Al final rompieron la puerta para salir?" Preguntó Guinaifen.

"No." respondió Aleph con una leve exhalación. "Intentamos. No funcionó. Así que seguimos caminando, no fue tan entretenido como lo que te muestran las películas, que estafa."

Sushang, sentada con una toalla húmeda sobre el cuello, alzó su taza y asintió con vigor.

"¡Pero lo conseguimos! ¡Ya van cinco sellos y contando!"

"¿Cinco?" Repitió Guinaifen mientras abría sus redes sociales. "Nosotras vamos por tres yyyyy puede que pronto tengamos uno más."

Marzo levantó la cabeza.

"¿Otro caso?"

"Todavía no es seguro." Dijo Guinaifen, con la mirada fija en su pantalla. "Una publicación en una cuenta de urbanismo. Alguien dice que un espejo en desuso en una tienda de ropa vieja refleja cosas que no deberían estar ahí."

Stelle entrecerró los ojos.

"¿Cosas como…?"

"Gente llorando. Puertas que no están. Manchas que se mueven."

"…Al Sr Cola le gustaba molestar a la gente así." Murmuró Huohuo con una expresión triste.

Guinaifen, sin llegar a escuchar sus murmullos simplemente se acercó y le mostró el post.

"Coincide con los patrones de Heliobus, sí. Pero no hay nada que diga de forma clara que e trate de un Heliobus, por lo que sabemos podría incluso tratarse de otra cosa. Por ahora solo son poco más que rumores y una grabación borrosa."

Aleph estiró los brazos y se acomodó contra el respaldo.

"Bueno, será el siguiente."

"¡Y luego a comer dulces!" Dijo Stelle mientras levantaba su puño al aire.

"¿Dónde están tus... erm demonios?" Preguntó Guinaifen al ver que Jack, Nappea y Oni ya no estaban con ellos.

"Se tomaron un descanso." Respondió Aleph, levantando su teléfono. "Querían tomarse un tiempo de relajación luego de todo lo que pasó hoy, Oni quería romper algunas cosas por frustración y Nappea también, Jack los siguió por que le gusta ver cosas destruirse."

"Por cierto ¿Como les fue a ustedes?" Preguntó Sushang.

Guinaifen se rió.

"Te contaré después. Fue una locura."

Por un momento, todos se quedaron en un cómodo silencio.

El ambiente en el puesto de té era cálido, iluminado por faroles colgantes y el vapor de las teteras. Afuera, el callejón empezaba a llenarse de luces tenues con el atardecer.

"¿Qué hora es?" Preguntó Stelle.

"Seis y cinco." Dijo Huohuo, revisando su teléfono.

Marzo se enderezó de golpe.

"¡¿Qué?! ¡Eso significa que pasamos casi todo el día cazando Heliobus!"

"Exactamente." Dijo Hanya, que acababa de llegar con Xueyi. "Aunque les recomiendo no confiarse."

"¿Cómo va el conteo?" Preguntó Xueyi mientras se acercaba al grupo.

Aleph respondió sin levantarse, mientras se estiraba.

"Ocho sellos exitosos. Tres más por verificar."

Xueyi asintió.

"Buen ritmo. Si siguen así, podríamos cerrar todo esta noche."

Guinaifen soltó un quejido.

"¿Y el descanso?"

"Luego." Dijo Xueyi, sin pizca de emoción.

Marzo levantó el puño al aire, con el té aún en la otra mano.

"¡Vamos Brigada Cazafantasmas! ¡Una última ronda y a dormir!"

"¿Qué no te quejabas hace cinco minutos?" Murmuró Stelle.

"Eso fue antes de que el té recargara mi energía ¡Siento que podría enfrentarme a siete... no, diez Heliobus por mi cuenta!"

*************************************************************************

Extra 01: Te recuerdo...

Aleph abrió los ojos lentamente.

La oscuridad fue lo único que lo recibió. Ni una brizna de luz. Ni un susurro. Ni el más mínimo indicio de que existiese algo más que vacío.

Estaba de pie. No recordaba cuándo ni cómo. Solo sabía que sus pies tocaban algo firme, aunque no podía decir si era tierra, metal o piedra.

Caminó.

Cuando dio un solo paso, una luz se encendió.

Frente a él, como si alguien hubiese encendido una lámpara, apareció una escena familiar.

Un niño de rodillas en el suelo, temblando.

A sus pies, un pastel destruido.

Frente a él, colgando del techo, el cuerpo sin vida de su hermana mayor.

El niño lloraba mientras parecía hiperventilarse. Sus manos se apretaban con fuerza sobre el rostro, y sus uñas se clavaban en la carne, pero no parecía importarle en lo más mínimo.

Aleph sintió un golpe seco en el pecho.

"Cecilia..." murmuró suavemente mientras levantaba una mano para limpiarse los ojos. Luego siguió caminando, obligándose a dar el siguiente paso y no mirar hacia atrás.

Siguiente paso.

Otra luz se encendió.

Ahora el mismo niño, uno o dos años mayor.

Tenía ojeras. Vestía ropa vieja.

Sus ojos se veían vacíos.

Encendía la consola en sus manos con movimientos mecánicos, sin siquiera mirar realmente la pantalla.

La imagen se repetía una y otra vez.

Día. Noche. Día. Noche.

Al fondo, una urna cubierta de polvo sobre la repisa.

Nadie había limpiado el lugar desde el funeral.

El padre del niño no aparecía en ninguna imagen.

Aleph sintió un nudo en la garganta.

Pero no habló.

Otro paso.

Otra escena.

El chico parecía haber cumplido diez años.

No se veía muy diferente a como era antes. Su cuerpo era prácticamente el mismo, pero su mirada estaba aún más apagada.

La casa estaba sucia, pero ahora era evidente que no era por dejadez, sino por abandono.

Casi no había comida en el refrigerador.

Ya casi no quedaba dinero.

Ni siquiera mensajes de aquel padre que todavía le quedaba.

El chico usaba lo último que le quedaba para pagar la electricidad.

Robaba comida en una tienda.

Era rechazado por adultos que lo ignoraban o lo miraban con ojos peligrosos. A pesar de estar ligeramente demacrado, el niño seguía conservando rasgos que podían llegar a ser considerados bastante lindos.

Siguió caminando.

Otro paso.

En un rincón de una plaza, el chico conocía a tres personas.

Uno, un torpe con energía excesiva, decía llamarse Mike.

Otro, de lentes y cabello largo, con una forma de hablar tan precisa y encantadora que parecía sacada de un libro de cuentos, S.

El tercero, de cabello blanco y ojos azules, llevaba un paquete de fideos instantáneos bajo el brazo. Su sonrisa era tan estúpidamente brillante que creyó necesitar lentes de sol para poder mirarla, K.

Aleph los reconocía.

Una calidez momentánea llenó su pecho.

"S... K..." murmuró. No pudo completar los nombres.

De alguna forma, esto le provocó una sensación de tristeza que no tuvo cuando se dio cuenta de que no recordaba su propio nombre.

Otra escena.

Otro paso.

El chico estaba frente al espejo.

Se observaba a sí mismo con desprecio y asco.

¿Cuán patético era, aún llorando por alguien que no iba a volver?

¿Cuán patético era, encerrándose en un lugar sin luz?

Estaba cubierto de migas, con el cabello enredado, la camiseta rota.

Y en sus ojos se asomaba algo.

Algo que no sabía si era rabia o determinación.

Tiró todo al suelo.

Pronto empezó a limpiar.

A partir de entonces, una sonrisa se formó en su rostro.

Tal vez, tal vez si se esforzaba, podría sonreír tan brillantemente como aquel chico.

Aleph sintió náuseas. Quiso quitarse algo del rostro, pero no tenía nada encima.

"Burroughs..." llamó. Su única respuesta fue el silencio.

"Stelle..." Nada.

"Marzo..." Tampoco.

Miró a su alrededor.

Solo había más oscuridad.

Estaba completamente solo.

...

Como no había nada más que hacer, continuó caminando.

Otro paso.

Otro año.

El chico tenía doce. Estaba más sano, al menos por fuera.

Había ganado algo de físico; podía notarse cierta musculatura en su cuerpo.

Su ropa estaba mejor cuidada, pero su mirada seguía igual de vacía.

Vivía completamente solo.

El padre no daba señales de vida.

A veces pasaban semanas sin que llegara un centavo.

Algunas veces recibía ofertas de "trabajo" de adultos que hablaban con demasiada dulzura, puertas que se cerraban demasiado rápido, manos que se acercaban demasiado.

Aleph desvió la mirada.

No hacía falta seguir viendo eso.

Apretó los puños con fuerza. No recordaba vivir eso, pero el sabor amargo lo sentía en la lengua.

Siguiente paso.

Ahora el chico trabajaba.

Había encontrado su lugar en una tienda de mascotas. El jefe era algo excéntrico, siempre predicándole sobre la belleza y la paz que nacen de acariciar animales, pero eso no quitaba el hecho de que fuera una persona amable.

El chico sonreía cuando acariciaba a un gato dormido, cuando limpiaba la jaula de un conejo o tocaba una serpiente.

"¡Hermana, mira los hámsters!" una voz sonó mientras la puerta se abría.

Miró y observó a una chica que parecía llevar a su hermanito a comprar una mascota.

Bajó la mirada y se alejó de la serpiente. Su humor se había agriado de repente.

Un día soleado, Kevin lo arrastró con emoción.

Lo llevó a conocer a alguien.

Una chica hermosa, de cabello bastante largo y lentes como los suyos.

Parecía bastante fría, y su forma de hablar era bastante cortante. Se presentó como M.

Al principio hubo ciertos choques entre ellos, comentarios punzantes aquí y allá. Pero al final, una amistad surgió.

Extraña, pero amistad al fin y al cabo.

Aleph suspiró sin darse cuenta.

Otro recuerdo.

Otra escena.

Una chica llamada Jeanne, su compañera de trabajo, le sonreía con nerviosismo.

Se le declaró.

Él aceptó sin pensarlo mucho.

No porque sintiera nada.

Solo porque no quería verla triste.

Era lo correcto, ¿no?

Un año pasó volando.

Jeanne lloraba. Rompió con él.

Le dijo que estaba ausente, distante.

Que parecía que nunca había sido real la relación.

Él no la contradijo.

Solo la dejó ir.

Aleph se vio a sí mismo, en esa forma ajena, preguntándose en voz baja:

"¿Qué hice mal?"

El silencio respondió.

Aleph murmuró:

"Alguien como yo no sirve para una relación."

....

Dio un paso más.

Una escena familiar se presentó ante sus ojos.

Se encontraba en el aeropuerto, con su maleta lista y un boleto en la mano.

Su destino era Italia.

El padre había enviado el dinero.

Por fin quería que lo visitara. El chico no parecía emocionado en lo absoluto.

Pero sus amigos estaban allí para despedirlo.

Aleph sonrió, al poder finalmente recordar sus nombres.

Mike, Su, Kevin y Mei.

Le desearon suerte en su viaje y pidieron recuerdos.

Lo abrazaban. En particular, Kevin le sacó por completo el aire de los pulmones con la fuerza de su abrazo.

***********

Aleph no sabía cuánto tiempo llevaba caminando.

Los recuerdos fluían a su alrededor, había regresado una vez más a su infancia.

Una voz suave lo llamó, y Aleph giró instintivamente.

Una niña de cabello castaño claro lo miraba con una sonrisa que no le cabía en el rostro.

Llevaba un sombrero con orejas de gato. Sostenía su mano con firmeza.

"¡Vamos, tonto! ¡El mundo no se va a explorar solo!"

Aleph no sabía quién era.

Pero sonrió torpemente al verla.

"Cuanta energía."

Corrieron juntos. Cruzaron charcos.

Robaron flores de un parque. Escalaron una reja solo para saltar al otro lado y volver a entrar por la puerta.

La escena cambió una vez más.

Ahora estaba en un parque, con una lata de refresco en la mano, riendo a carcajadas.

Frente a él, Mike, hacía ruidos de mono por una extraña apuesta que había hecho con Su sobre la capacidad de Kevin para contar chistes.

A su lado, un muchacho de mirada analítica apuntaba cosas en una libreta.

Su, el mismo, Su que luego intentó construir un lanzacohetes usando partes de licuadoras y tubos de PVC simplemente por que quería probar que era capaz de hacerlo.

Kevin, por su parte, discutía con una anciana sobre la calidad del pan de ajo mientras fingía tener acento francés.

Mei, sentada en una banca con su eterna expresión de "me arrepiento de conocerlos a todos", hojeaba un libro y murmuraba algo sobre que era una pérdida de tiempo preocuparse por ellos.

"Hmph." Aleph sonrió.

Aunque Mei decía eso siempre les daba una mano cuando se metían en problemas.

Esa chica tenía que aprender a ser más honesta.

...

Una tarde bajo la lluvia, con todos reunidos en un kiosko mientras Kevin contaba su "plan infalible" para volverse rico vendiendo ramen congelado con sabor a Kaslana, fuera lo que fuera eso.

Las escenas siguieron cambiando.

El cumpleaños de Mike con pastel hecho de galletas Oreo y velas en forma de Shrek.

Una noche de karaoke donde Mei se emborrachó con té helado y cantó una canción de anime que nadie conocía.

Y luego, esa noche.

Aleph no pudo evitar sonreír irónicamente.

Su había llegado con una caja elegante, regalo de una tía suya que claramente no entendía las etiquetas. Había dicho que era chocolate belga.

Dos piezas después, ya estaba tambaleándose y desafiándolos a un "duelo de resistencia etílica".

Kevin, emocionado, aceptó el reto.

Mike trajo una botella sospechosamente barata que decía "Vodka" con "k" y una bandera ucraniana al revés.

Por alguna razón, también se unió.

La última escena de esa noche fue Mike diciendo.

"¡Esta noche será grabada en la historia como una de las mejores noches de chicos que se hayan hecho jamás!"

Aleph parpadeó mientras se pasaba una mano por la frente, escena cambió a la mañana siguiente.

Ahora estaban todos tirados en una sala.

Su, por alguna razón, llevaba un vestido rosado con volantes.

Kevin estaba envuelto en una cortina y sostenía un tenedor como si fuera un cetro.

Mike roncaba con un casco de Darth Vader.

Aleph se río bastante con lo que vió.

Es decir hasta que su mirada se detuvo en lo que había en la mesa.

Como prueba irrefutable del horror...

Una fotografía de él y Kevin dándose un beso.

Aleph tragó saliva. Sintió cómo el calor le subía al rostro.

"¡¿Qué demonios es esto?!" Gritó Kevin cuando despertó.

"¡Eso te iba a preguntar yo!" Respondío él, con voz ronca.

La siguiente escena era ellos dos sosteniendo a Mike contra la pared como si fueran mafiosos, gritándole que si decía una sola palabra a Mei, su destino sería peor que la muerte.

Mientras Mike se reía como una foca con retraso mental.

Mei, por supuesto, eventualmente se enteró. Y les regaló un portarretratos para poner la dichosa foto.

Aprovechó cada oportunidad que se presentó para burlarse de ambos tanto como pudo.

Aleph sintió ganas de cavar un pozo y enterrarse en él.

Los recuerdos siguieron.

Una navidad en casa de Mei. Su madre los recibía con chocolate caliente y amenazas veladas sobre "no ensuciar el piso o mueren".

Le tocó pelar papas mientras Kevin usaba un disfraz de reno con una expresión resignada.

Un paseo en bicicleta, con Su siguiéndolo desde atrás mientras le gritaba que usara el casco.

Una tarde donde Mei se durmió sobre su hombro en la biblioteca, agotada. Y no se movió por tres horas porque "si se despierta, me mata".

Una noche solitaria mirando las estrellas.

Y por un segundo, deseó quedarse.

Permanecer allí para siempre.

********

La oscuridad no lo soltó.

Pero esta vez no era fría.

Era tibia. Pulsante. Viva.

Aleph permaneció sin moverse. No entendía cómo, pero lo sentía.

Una luz blanca, tan intensa que lastimaba, y el sonido húmedo de algo que no terminaba de comprender lo asalto por completo.

Un líquido viscoso le cubría el cuerpo mientras respiraba por primera vez.

La mujer frente a él sonrió. Vestía una bata blanca, su cabello era verde.

Sus ojos no mostraban mucha emoción, por alguna razón le recordaron a los de una serpiente, su voz era dulce, incluso maternal.

"Abre los ojos, pequeño. Quiero que seas testigo de lo más hermoso de este mundo luego de tu existencia, el nacimiento de tu hermana."

A su lado, una cápsula se iluminó.

Aleph vio a la niña abrir los ojos.

"¿Stelle?" Murmuro.

Tenía casi mismo rostro, casi el mismo cuerpo, la misma expresión confundida.

Pero cuando lo miró, sonrió.

No con ternura, sino con arrogancia. Como si dijera que siempre ganaría cada pelea sin importar contra quién fuera.

Una mujer entró a la sala.

Aleph pudo reconocerla al instante como una Kafka un par de años más joven.

"White Snake ¿Como ha resultado el proyecto?"

La mujer de cabello verde, White Snake, sonrió languidamente.

"Éxito rotundo, puedes informarle a Elio que me tomaré un merecido descanso, llevó trabajando en ellos sin descansar por casi una semana." La mujer se levantó con torpeza mientras soltaba un bostezo.

Los ojos de Kafka se dirigieron hacía donde se encontraban los "gemelos".

"Mmm ¿Ya los has nombrado?" Pregunto mientras acariciaba las cabezas de ambos.

"No, puedes hacerlo tú si quieres." Contestó antes de salir por la puerta.

Kafka les sonrió a ambos.

"Tú serás Caelus, y tú Stelle, espero que se cuiden bien. En especial tú Caelus, como el hermano mayor deberás proteger a tú hermanita ¿Entendido?"

Incluso si no terminaba de entender todo, asintió sin dudar.

Tiempo después, Kafka los vistió una vez más.

Les enseñó a usar ropa, cubiertos, a hablar sin morder, en el caso de Stelle. Les explicó que sí, la comida sabe distinta según la forma en que la masticas, y no, no deben intentar pelear con cuchillos en la cocina.

No importa lo que digan Blade o Silver Wolf hacer eso es de mala educación y pone de mal humor tanto a White Snake como a SAM.

"¿Entonces esto es una familia?" Preguntó Stelle una noche.

Kafka solo se rió mientras se sentaba sobre una manta en la arena, los había llevado a ver el mar.

"No. Pero no te preocupes, según el guión pronto tú y Caelus tendrán una."

Semanas después, fue el turno de Silver Wolf de cuidarlos.

Fue ella quien les enseñó a jugar.

Literalmente.

Videojuegos, rompecabezas, código, modding ilegal, trampas y hacks. La regla era simple si puedes romperlo sin que el sistema lo note, eres mejor que el programador.

Él nunca ganó, ni una sola vez.

Stelle tampoco.

Silver Wolf los destruía sin piedad, mientras comía papas fritas y les decía que eran peores que NPCs.

Aún así, jugaban cada noche.

Kafka y Blade fueron sus instructores. Aunque lo de "instructores" era generoso.

Blade enseñaba como si estuviera esperando que murieran para ahorrarse el esfuerzo.

Kafka, en cambio, lo hacía de forma... un tanto detallista, demasiado, incluso.

Cuando fallaba o mostraba él mas mínimo error, Kafka lo tomaba del brazo y le decía.

"Otra vez. Hasta que tu cuerpo lo haga solo."

Stelle se burló de su situación hasta que fue su turno, poco después siguieron sus intentos infructuosos de huir.

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