Un día, como cualquier otro en la encantadora Ciudad de Bandle, Quetzulkan recibió un mensaje de Zoe. La emocionante noticia era que, después de tanto tiempo, finalmente podrían reencontrarse. Con una sonrisa de oreja a oreja, Quetzulkan buscó a Vex, quien estaba absorta en una conversación con su sombra. Al escuchar la noticia, Vex asintió ligeramente, una sonrisa apenas visible en su rostro.
Decididos a regresar a Valoran, la pareja se preparó para el viaje. Al llegar, notaron que el mundo había cambiado poco desde su última visita. En la Ciudad de Bandle, los años pasan de manera diferente, y mientras en Bandle podían haber pasado décadas, en Valoran apenas habían transcurrido unos pocos años. Muchos de los conocidos de Quetzulkan que eran jóvenes en su última visita ahora eran adultos en pleno derecho.
Durante su tiempo en Ciudad de Bandle, Quetzulkan había perfeccionado el arte de crear portales, una habilidad que Zoe le había enseñado. Este dominio le permitía viajar grandes distancias con solo un pensamiento, una habilidad extraordinaria que facilitaba enormemente sus desplazamientos.
La última vez que Quetzulkan y Vex habían estado en Valoran, se encontraban en el renovado Zaun. Decidieron pasear por Piltover antes de reunirse con Zoe, para ver cuánto había cambiado la ciudad. La última visita de Quetzulkan a Piltover fue en compañía de Zoe, cuando se dirigían a Ionia. Con la renovación de Zaun, Quetzulkan había asumido que Piltover enfrentaría problemas significativos debido a la pérdida de su mano de obra y su lugar de desechos.
Los rumores sobre la disputa entre Piltover y Zaun no eran infundados. Piltover, enfrentando la pérdida de su mano de obra barata y su basurero personal, había resistido ferozmente la independencia de Zaun. Zaun, sin embargo, con el deseo de mejorar la vida de su gente y liberarse de la opresión, había logrado independizarse gracias a la magia y la alquimia proporcionadas por Quetzulkan.
Con el tiempo, Piltover se deterioró. Sin un lugar para desechar sus desechos y con la falta de mano de obra barata, las calles comenzaron a llenarse de basura y el hedor se volvió insoportable. Los nobles de Piltover, acostumbrados a no ensuciarse las manos, se negaban a limpiar, esperando que los zaunitas regresaran arrastrándose. Sin embargo, los zaunitas que habían emigrado a Piltover en busca de una vida mejor volvieron a su tierra natal, llevando consigo sus habilidades y conocimientos.
Entre los retornados había muchos genios reprimidos por su origen zaunita. Gracias a ellos, Zaun mejoró rápidamente, superando a Piltover en desarrollo y calidad de vida. Algunos piltovianos, no tan tercos como los nobles, utilizaron la tecnología Hextech para intentar mejorar su situación, pero el dinero para pagar los salarios comenzó a escasear. Los trabajadores se rebelaron, exigiendo un salario justo.
Jayce, un científico destacado de Piltover, junto con el profesor Heimerdinger y otros colegas, intentaron salvar la ciudad avanzando sus proyectos tecnológicos. Aunque algunos zaunitas de buen corazón ofrecieron ayuda, insistiendo en mejores salarios, los nobles radicales de Piltover rechazaron la oferta con desprecio.
Finalmente, un grupo de concejales liderados por Jayce, Heimerdinger y Medarda decidieron tomar medidas drásticas. Organizaron un golpe de estado que se convirtió en una guerra civil, derrocando a los nobles radicales después de años de lucha. Con los radicales fuera del poder, Piltover tuvo que ir a Zaun a pedir ayuda sinceramente. Esta vez, Zaun aceptó, y juntos lograron reconstruir Piltover, combinando tecnología Hextech y la magia de Zaun.
Al mismo tiempo, Quetzulkan y Vex disfrutaban de su paseo por Piltover, observando los cambios y recordando los desafíos pasados. La ciudad, aunque transformada, aún llevaba las cicatrices de la lucha por la independencia y la renovación. Mientras caminaban de la mano, se encontraron con Jayce, quien les contó sobre la reconstrucción y el papel crucial de los zaunitas en la recuperación de Piltover.
A medida que avanzaban por las calles renovadas, Vex y Quetzulkan compartieron recuerdos y sueños para el futuro. La presencia de Zoe, siempre misteriosa y mágica, añadía un toque de magia a sus vidas, recordándoles que, a pesar de los desafíos, siempre hay lugar para el amor y la esperanza.
Mientras paseaban por Piltover, notaron que la ciudad aún estaba dividida en dos mundos distintos: el resplandor tecnológico de los edificios hextech y la opulencia de los distritos nobles contrastaban fuertemente con las áreas más humildes y deterioradas. A pesar de la ayuda de Zaun, la recuperación de Piltover estaba lejos de completarse. Las áreas más pobres seguían luchando por mejorar, y la desigualdad era palpable.
Sin embargo, había signos de progreso. Los zaunitas habían traído consigo su tecnología mágica y sus conocimientos de alquimia, transformando lentamente la ciudad. Los árboles mágicos que habían replantado no solo embellecían Piltover, sino que también purificaban el aire, proporcionando un entorno más saludable. Los parques, una vez grises y estériles, ahora estaban llenos de vida, con flores exóticas y árboles resplandecientes que ofrecían sombra y frescura a los ciudadanos.
Quetzulkan y Vex caminaron por uno de estos parques, observando a los niños jugar y a las familias disfrutar del día. La transformación era evidente. Los zaunitas y piltovianos trabajaban juntos, plantando más árboles y creando espacios verdes en toda la ciudad. La magia y la tecnología se entrelazaban de manera armoniosa, creando un nuevo Piltover donde ambos pueblos podían coexistir en paz.
Durante su paseo, se encontraron con un grupo de zaunitas que estaban supervisando la plantación de nuevos árboles. "Estos árboles mágicos han sido una bendición para Piltover," dijo uno de ellos, sonriendo. "No solo purifican el aire, sino que también nos recuerdan la importancia de vivir en armonía con la naturaleza."
Vex, sosteniendo la mano de Quetzulkan, asintió. "Es maravilloso ver cómo la ciudad está cambiando," comentó. "Zaun y Piltover trabajando juntos... es un sueño hecho realidad."
Mientras conversaban, Zoe apareció de repente a través de uno de sus portales, su energía inconfundible iluminando el ambiente. "¡Quetzulkan, Vex! ¡Es tan bueno verlos!" exclamó, corriendo hacia ellos con entusiasmo. "He estado observando desde lejos, y no podía esperar para reunirme con ustedes."
Quetzulkan abrazó a Zoe, sintiendo una oleada de nostalgia y alegría. "Nos has hecho mucha falta," dijo con una sonrisa. "Hay tanto que queremos compartir contigo."
Zoe miró alrededor, notando la comunidad zaunita y el contraste con el resto de Piltover. "Parece que han estado muy ocupados," comentó, su tono volviéndose más serio. "Es admirable ver cómo están ayudando a crear un cambio positivo."
La conversación continuó, y pronto se hizo evidente que la presencia de Zoe tenía un efecto revitalizante en Quetzulkan y Vex. Su energía mágica parecía infundir nueva vida a la pareja, recordándoles las aventuras pasadas y los sueños compartidos.
Decidieron visitar otros lugares significativos en Valoran, utilizando los portales de Quetzulkan para viajar rápidamente. Su primera parada fue Ionia, donde la belleza natural y la serenidad del entorno les ofrecieron un respiro del bullicio de Piltover. Se encontraron con viejos amigos y disfrutaron de la hospitalidad de los ionianos, quienes siempre habían tenido un profundo respeto por la naturaleza y la armonía.
Después de Ionia, viajaron a Demacia, una tierra conocida por su rigidez y su enfoque en el orden y la justicia. Aunque la cultura demaciana contrastaba fuertemente con la de Zaun, Quetzulkan y Vex encontraron puntos en común con los demacianos en su deseo de proteger a los suyos y mantener la paz.
Durante su viaje, Quetzulkan y Vex se dieron cuenta de cuánto habían crecido y cambiado. Su amor había florecido en medio de desafíos y adversidades, y cada nuevo lugar que visitaban reforzaba su conexión. Zoe, siempre presente, actuaba como un puente entre su pasado y su presente, recordándoles la importancia de valorar cada momento juntos.
Finalmente, regresaron a Piltover, donde se encontraron con Jayce una vez más. El científico estaba trabajando en un nuevo proyecto destinado a mejorar la calidad del aire en la ciudad, un esfuerzo conjunto con los zaunitas. "Estamos tratando de encontrar soluciones sostenibles," explicó Jayce. "Es un desafío, pero con la cooperación de Zaun, estoy seguro de que podremos lograrlo."
Quetzulkan asintió, sintiéndose inspirado por el compromiso de Jayce. "Es alentador ver que hay personas dispuestas a trabajar juntas para un futuro mejor," dijo. "La cooperación y la comprensión mutua son esenciales."
Vex, tomando la mano de Quetzulkan, agregó: "Siempre es posible encontrar una manera de superar las dificultades. Solo necesitamos estar dispuestos a escuchar y aprender unos de otros."
La reunión con Jayce marcó el final de su viaje por Valoran, y Quetzulkan y Vex regresaron a la Ciudad de Bandle con una renovada sensación de propósito y esperanza. Sabían que su tiempo en Bandle sería diferente del resto del mundo, pero estaban decididos a aprovechar al máximo cada momento.
Mientras se asentaban nuevamente en su hogar en Bandle, Quetzulkan reflexionó sobre todo lo que habían vivido. "Hemos recorrido un largo camino," dijo, mirando a Vex con cariño. "Y aún nos queda mucho por hacer."
Vex sonrió, su habitual melancolía suavizada por la calidez de su amor por Quetzulkan. "Lo importante es que estamos juntos," respondió. "Y que siempre estaremos ahí el uno para el otro."
Con ese pensamiento en mente, la pareja se preparó para su próxima aventura, sabiendo que, sin importar los desafíos que enfrentaran, siempre tendrían el apoyo y el amor del otro para guiarlos. Y con Zoe a su lado, cada día prometía ser una nueva oportunidad para explorar, aprender y crecer juntos.
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Quetzulkan y Vex, junto con Zoe, volvieron a la Ciudad de Bandle. Ahí, su vida continuó sin problemas. Zoe no perdió el tiempo y atacó a Quetzulkan llenándolo de amor y caricias. Desde que se vieron, Zoe parecía inquieta, incapaz de contener sus emociones. Vex, queriendo dejarles un momento privado, salió de su hogar y fue a pasear. Durante su caminata, se encontró con Lulu y Allay, quienes estaban con otras yordles que ella no conocía.
Estas nuevas yordles se presentaron como Tristana y Poppy. Pronto, Vex se vio rodeada por todas ellas, que comenzaron a hacerle diferentes preguntas sobre su relación con Quetzulkan y cómo era vivir juntos.
Las preguntas variaban de lo trivial a lo personal. Finalmente, Tristana, algo sonrojada, preguntó cómo era estar en intimidad con Quetzulkan. Todas las demás yordles guardaron silencio, esperando la respuesta de Vex. Antes de que Vex pudiera hablar, Tristana continuó balbuceando, dejando volar su imaginación.
"Me refiero a cómo lo puedes soportar," dijo Tristana, visiblemente curiosa. "Eres tan pequeña y Quetzulkan es tan grande y atractivo. ¿De qué tamaño es? ¿Te duele o lo disfrutas?" Su rostro se enrojeció aún más mientras continuaba con preguntas más picaras. "¿Y en la cama? ¿Cómo es? ¿Es tan salvaje como parece?"
Las demás yordles imaginaron esas escenas y también se avergonzaron. Vex, aún más avergonzada, no habló. Pero, sabiendo que si no respondía esto no terminaría, intentó huir, cosa que no pudo ya que las yordles la detuvieron. Le dijeron que esto sería solo entre ellas y nadie más lo sabría.
Atrapada y rendida, Vex habló con vergüenza, describiendo cómo era estar con Quetzulkan. "Es... complicado," comenzó, mirando a sus amigas con un rubor intenso en sus mejillas. "Hay momentos en los que me siento tan conectada con Quetzulkan, donde todo lo demás desaparece. Es en esos momentos cuando siento que no importa nada más, solo nosotros dos. Me gusta sentirme pequeña y protegida a su lado, y cuando se vuelve más... intenso, hay una parte de mí que simplemente se rinde y disfruta."
Tristana, con una mezcla de curiosidad y timidez, se acercó aún más. "¿Cómo manejas la diferencia de tamaño? Debe ser... diferente."
Vex, tratando de contener su sonrojo, continuó. "Quetzulkan es muy cuidadoso. Sabe que soy más pequeña y siempre se asegura de no lastimarme. Pero cuando nos dejamos llevar, es como si todo desapareciera y solo existiéramos nosotros dos. La pasión puede ser abrumadora, pero en el mejor de los sentidos. Es como si él supiera exactamente cómo tocarme, cómo hacerme sentir amada y deseada."
Poppy, quien hasta entonces había estado callada, finalmente habló. "Debe ser difícil adaptarse a alguien tan diferente," comentó. "Pero parece que han encontrado una forma de hacer que funcione."
Vex asintió. "Sí, al principio fue un desafío, pero con el tiempo aprendimos a entendernos y a aceptar nuestras diferencias. Quetzulkan es paciente y siempre está dispuesto a escucharme. Eso ha hecho que nuestra relación sea más fuerte."
Lulu, jugando con su vara mágica, sonrió. "Es hermoso ver cómo han crecido juntos," dijo. "Y es evidente que ambos están dispuestos a hacer lo que sea necesario para mantener su amor vivo."
Tristana, aún sonrojada pero claramente interesada, se inclinó más cerca. "Y... ¿cómo es realmente?" preguntó en un susurro, su voz apenas audible. "¿Cuando están... juntos?"
Vex suspiró, sus ojos perdiéndose en los recuerdos. "Es... diferente cada vez," admitió. "A veces es suave y cariñoso, otras veces es más... apasionado. Hay momentos en los que él es tan intenso, tan... dominante. Pero siempre se asegura de que esté bien, de que lo disfrute."
Las yordles continuaron conversando, compartiendo risas y confidencias. Aunque las preguntas iniciales habían sido incómodas para Vex, se sintió agradecida por tener amigas que se preocupaban por ella y estaban interesadas en su felicidad.
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Mientras se despedía de ellas y se encaminaba hacia su hogar, no se percató de que unas yordles la seguían de cerca, acechándola con curiosidad. Eran Lulu, Tristana y Poppy, quienes habían decidido continuar su travesía tras Vex, alimentadas por la curiosidad y la excitación de lo desconocido. Allay, por otro lado, se había retirado sin más, mientras que Lulu y Tristana habían convencido a Poppy de unirse a su aventura.
Tristana y Lulu planeaban seguir a Vex para ver cómo era tratada por Quetzulkan, alegando preocupación por su amiga. Sin embargo, Poppy, arrastrada a sus travesuras, sabía que había más en juego, aunque no estaba dispuesta a admitir su propia curiosidad.
Pronto, Vex llegó a su hogar, y sin sospechar nada, se acercó sigilosamente a la ventana de la habitación que compartía con Quetzulkan. Lo que vio la dejó avergonzada pero también excitada.
Dentro de la habitación, Quetzulkan y Zoe estaban perdidos en su amor. Zoe rebotaba sobre Quetzulkan, mientras él la sostenía con fuerza, arremetiendo con pasión y deseo. La intimidad entre ellos era variada, pero las palabras no eran necesarias; sus acciones hablaban por sí solas, demostrando el profundo vínculo que compartían.
En algún momento, Quetzulkan y Zoe se percataron de la presencia de Vex. Intercambiaron una mirada y, asintiendo entre ellos, decidieron involucrarla en su pasión. Utilizando los portales mágicos de Zoe, trajeron a Vex a la habitación, dando inicio a una batalla de placer y éxtasis.
La tarde se volvió más intensa con Vex y Zoe entrelazándose con Quetzulkan. Los tres se entregaron al deseo, compartiendo jugos y deleites en un torbellino de pasión desenfrenada. Quetzulkan, sin inhibiciones, bombardeaba los interiores de Vex y Zoe, mientras ellas aceptaban con avidez la semilla de su amor.
Absortos en su éxtasis, no se dieron cuenta de que tenían un público. Fuera de la casa, cerca de la ventana de la habitación, Tristana, Lulu y Poppy observaban con los ojos desorbitados y los rostros sonrojados. Contemplaban cómo alguien del tamaño de Quetzulkan se entregaba a la lujuria con Vex y Zoe, mientras sus expresiones pasaban de la felicidad al éxtasis. La noche fue larga tanto para Quetzulkan, Vex y Zoe, como para las yordles que no olvidarían lo que habían presenciado. La pasión y el romance llenaron el aire, dejando una sensación de satisfacción y complicidad entre todos los presentes.
El amanecer los sorprendió aún envueltos en los brazos del éxtasis, con sus cuerpos entrelazados y sus corazones latiendo al unísono. El sol, al asomarse por el horizonte, bañó la habitación con sus cálidos rayos, iluminando la escena de amor y pasión que se había desplegado durante la noche. Quetzulkan, Vex y Zoe se miraron con complicidad, compartiendo un momento de ternura antes de sumergirse nuevamente en la profundidad de su deseo.
Las yordles, que habían sido testigos de todo, se retiraron discretamente, dejando a la pareja y a su amor en paz. Aunque la experiencia había sido abrumadora para ellas, también las había llenado de un deseo ardiente y una curiosidad insaciable
Mientras tanto, en el interior de la habitación, Quetzulkan, Vex y Zoe se entregaron a las delicias del amor una vez más, fundiéndose en un torbellino de emociones y sensaciones que los transportó a un mundo de placer y éxtasis sin fin. Y así, envueltos en el manto de la pasión, continuaron su viaje hacia la eternidad, unidos por el lazo inquebrantable de su amor.