El espectáculo era realmente deplorable, Kili estaba envuelto en muchos vendajes que a su vez estaban manchados con sangre y una sustancia negra que hacía que se le revolviera el estómago a Sigrid. El olor a sangre fresca mezclado con los medicamentos hacía de ese lugar un lugar insoportable, pero ella sabía que debía estar aquí ahora mismo. La cabeza de Kili estaba cubierta de un abundante sudor y ella supo entonces que la situación de Kili era peor de lo que Balin le había dicho. Su pierna herida estaba envuelta en vendajes y supuraba un líquido negro, en su abdomen los vendajes estaban manchados de sangre y en el pecho era la mezcla de ambos justo a la altura del corazón que hicieron que Sigrid pensara lo peor del estado de Kili, había visto muchos hombres de Dale pasar sus días agónicamente con heridas similares para luego abandonar este mundo.
Un sinfín de brebajes y posiciones estaban cerca del lecho de Kili, pasó por su lado viendo con detenimiento su rostro, estaba en paz aparentemente, pero se podía ver que su cuerpo había sido castigado con toda clase de dolor que solo el sueño y un estado de coma inducido podrían soportar. Un ligero sentido de lastima se apodero de la princesa de Dale, al verlo tan aislado de la luz en una habitación en lo profundo de la montaña, Balin le había explicado que era la habitación más adecuada ya que tenía acceso a las limpias aguas que corrían desde la profundidades de la montaña, que era alimentado por un manantial que tenía sus aguas intactas de la contaminación de Smaug.
La oscuridad de la habitación era demasiada para sus ojos, una pequeña luz alumbraba la habitación, pero era demasiado tenue, asi que a tientas empezó a caminar hacia la fuente de la luz a unos metros de la cama de Kili. Tenía miedo de tropezarse y causar un alboroto, en silencio hizo una oración por Kili.
Su suerte no era demasiado buena y ella lo sabía, asi que en medio de pasos inseguros trastabillo y casi en cámara lenta fue tropezando hasta caer sobre la camilla donde sospechaba estaba Fili, el gemido doloroso que salió de él le hizo darse cuenta que tal vez había tocado una zona sensible. Sigrid maldijo en voz baja porque podía sentir como el vendaje en el pecho de Fili de impregnaba con el color rojo fresco de nueva sangre.
—Lo siento —susurró mientras se recomponía solo para ver la realidad de Fili, no tenía tantos vendajes, pero claramente estaba en mal estado, su pecho tenía un vendaje que parecía nuevo y tenía alguna clase de ungüento que olía de manera particularmente desagradable. Sigrid contenía la respiración al verlo tan destruido, su habitual cabellera rubia estaba completamente desordenada, no quedaba nada de las trenzas que tenía en su barba ni a los lados de su cabeza. Podía sentir la tensión de sus músculos y se maldijo por haber sido la causante de su dolor, seguramente lo despertaría y el dolor sería más agónico de lo que era en este momento.
—No más de esas cosas por favor —susurraba pesadamente mientras con dificultad trataba de abrir sus ojos. Sigrid estaba un poco nerviosa porque no quería incomodar al príncipe con su presencia, tal vez solo fue una percepción errónea la que ella tenía y todo era una mera confusión, o simplemente solo era la amabilidad, pero no podía ser, al menos ella esperaba que no se estuviera equivocando e hiciera el ridículo.
—Fili —susurró tratando de guiarlo hacia un estado consciente. Podía ver la lucha que estaba haciendo Fili por situarse en la realidad y dejar el mundo de los sueños.
—Kili —escuchó el susurró de su voz llamando a su hermano y no podía sentir más que lastima al saber el estado del otro príncipe.
—No, soy Sigrid —le corrigió ella tratando de encausar la conversación, tal vez todavía estaba medio dormido y no se había percatado de su presencia.
—¿Sigrid? —preguntó el con algo de frialdad como si su nombre no le fuera familiar y Sigrid trago dolorosamente al darse cuenta que tal vez estaba cometiendo un error al haberse colado en esta recamara.
—¿No me recuerdas? —la verdad tenía un mal presentimiento al haber hecho esa pregunta, pero hasta cierto punto había un poco de comprensión ya que su estado era delicado, las fiebres y el dolor de las heridas podía nublar hasta al más cuerdo de los hombres.
—Sigrid —susurró Fili repensando el nombre de la muchacha que estaba frente a él, el dolor era demasiado fresco como para ignorarlo. La punzada era profunda y atravesaba su cuerpo de manera completa. El recuerdo de cómo había obtenido esa herida era peor todavía, pero no podía permitirse ser presa de sus recuerdos. Aun asi sentía una gran familiaridad hacia la chica que lo miraba con ojos suaves y respiraba con dificultad como si tuviera pánico de que no recordara completamente su nombre.
—La hija de Bard —dijo Sigrid y entonces Fili esbozo una ligera sonrisa que tranquilizó el abatido corazón de la muchacha. Si tenía que ser sincero consigo mismo lo único que estaba recordando ahora mismo era que era hija de Bard, pero ya era un comienzo y por la familiaridad que percibía en su lenguaje corporal podía saber que había intercambiado más que una simple charla.
—¿Cómo llegaste aquí? —preguntó tratando de sonar casual mientras los recuerdos iban cayendo uno a uno, todas esas conversaciones e intercambio de sonrisas sinceras uno a uno fue poniéndose claro en su mente. Sigrid por su parte no sabía si Fili estaba o no feliz con su presencia.
—Visita oficial, trajimos unos obsequios —dijo mientras miraba hacia donde había dejado caer los paquetes. Fili intento moverse, pero el dolor volvió a recordarle que estaba inmovilizado en esa cama por lo menos por las siguiente 3 a 4 semanas —No, no te levantes —susurró Sigrid poniendo sus manos sobre el pecho de Fili con delicadeza, pero no sin poder evitar sonrojarse un poco, en realidad fueron ambos quienes se sonrojaron, pero con el estado tan pálido y debilitado de Fili no se notaba demasiado. Fili aparto la mirada negándose a avergonzarse más de lo que ya se sentía. Sigrid estaba vestida de acuerdo a su nueva posición, con sus mejores galas o al menos eso era lo que Fili pensaba y el simplemente parecía un vagabundo.
—Mírame, parezco un pordiosero —susurró Fili mientras apretaba sus manos contra la cama con frustración de que Sigrid lo viera asi.
—Bueno no te ves muy distinto a cómo te vi la primera vez —Sigrid dijo de manera graciosa mientras reprimía una sonrisa, pero no se percató que la mente del enano corría a mil por hora ahora mismo para rebatir su comentario.
—¿Eso quiere decir que tenías un ojo sobre mí? —Fili volvió la cara para darle una mirada descarada que hizo que Sigrid se quedara atónita por un momento. Estaba tan confundida, porque no sabía si era simple coquetería común que usaba con todas las chicas o era simplemente con ella que actuaba de esa manera.
—No seas arrogante —le reprendió mientras suavemente le volteaba el rostro para que no la viera sonrojarse con su infame comentario. Hubo un momento de calma que los convirtió repentinamente en torpes. Ella no lo sabía, pero Fili estaba extasiado al extremo que todo lo que se le ocurría era esa clase de comentarios, él no lo sabía, pero ella era un manojo de nervios y dudas por su comportamiento tan suelto y coqueto.
—¿Sabes cómo esta Kili? —preguntó Fili frunciendo el ceño mientras lentamente miraba hacia donde se encontraba la cama de su hermano, sentía que se encontraba a kilómetros de distancia y todas esas vendas que lo hacían ver como una momia. No podía soportar la idea de que nunca despertara y se quedara en un sueño eterno. Sigrid podía ver la angustia en sus ojos y sinceramente no le gustaba verlo de esa manera, ella sabía que eran muy unidos, lo había visto cuando estuvieron en su casa y era la misma cara cuando veía a Kili sufrir por esa herida que solo Tauriel fue capaz de aliviar.
—Según me dijo Balin esta estable, pero por el momento no ha despertado —Fili frunció el ceño y resoplo con fastidio mientras un mareo pasajero lo alejaba de la realidad de lo que estaba pasando. Sigrid se percató de eso y rápidamente puso su mano sobre su frente para ver si tenía fiebre, pero no era nada de eso. Fili se mordió el labio al sentir el toque de Sigrid y casi sentía vergüenza de que ella pudiera sentir el repiqueteo de su corazón y que eso lo delatara.
—A veces en las noches él la llama —Fili recordó que hace un par de noches en medio del silencio escuchó el gemido suave pero necesitado de su hermano que llamaba a aquella doncella elfo que había dejado en aquel lago luego del ataque de Smaug sobre la ciudad del lago. Luego no sabía si Kili se había encontrado con ella cuando los dejo en Ravenhill.
—¿La llama? —preguntó Sigrid un poco desconcertada.
—A ella—susurró Fili tratando de mantenerse a cargo de sus emociones. Estaba desarrollando un poco de fastidio por Tauriel, porque tal vez si ella estuviera aquí su hermano ya hubiera despertado.
—La elfo —sentenció Sigrid entendiendo que se refería a ella. Sinceramente ella no podía concentrarse en otra cosa ahora mismo. Ver a Fili tan destruido físicamente y tal vez con grandes heridas emocionales luego de una guerra tan sangrienta y cruel no le dejaba espacio para lo obvio.
—Tauriel —declaró Fili a la misma vez que el susurró suave de la voz de Kili se escuchó, una necesidad, un dolor, una angustia en un solo susurró que hizo que Fili venciera su dolor para encontrarse con los ojos semi abiertos y aun perdidos de su hermano, su pequeño hermano estaba intentando despertar y lo primero que anhelaba era la compañía de un elfo.