Ficool

Chapter 11 - Vivir o morir

HIPO

Me sentía, humillado, no había otra forma de verlo, iba detrás de Bertha encadenado llevando una carga de pieles de lobo, liebres, conejos y jabalíes en un carro. También llevábamos armas en el carro para poder comerciar donde quiera que fuéramos. Lia y Camicazi no podían parar de reír por la indumentaria a la que estaba obligado a usar. Bertha dijo que era la única forma en que podría parecer un esclavo de la tribu. Era la idea, mi misión era simplemente ver, ver sin reaccionar, sin mover un musculo porque podría poner en peligro sus vidas, porque podrían pensar que estábamos allí con un espía o algo raro. A regañadientes di mi palabra de no decir nada sobre lo que viera o escuchara. Chimuelo no podía venir con nosotros, debía ser a la manera de Bertha.

Caminamos por un día para luego tomar un barco con uno de los comerciantes de confianza de Bertha, de nombre Gunter no era precisamente el comerciante Johan, pero sí que había escuchado sobre él, ya que todos los comerciantes tenían su círculo de influencia, aunque como diría él Johan no tenía la agallas para adentrarse en estas aguas, aguas peligrosas bajo los dominios de los cazadores de dragones, no solo vikingas, sino también piratas mongoles, cazadores esquimales, gente de la ribera del mar del norte y el mar báltico más cerca al continente de lo que se esperaría. Estábamos yendo a la zona más frías, previamente había islas de comercio, pero nosotros íbamos a la ciudad principal donde sucedía el mayor movimiento de comercio y contrabando, según dirían los propios tripulantes de Gunter: una zona lejos de la influencia romana.

—Recuerda que no debes decir una palabra, cualquier aquí podría cortarte la lengua por hablar sin el permiso de tu amo, en este caso nosotras —susurró Bertha mientras yo jalaba el carro con nuestras pieles para comerciar.

—Comprendo… —tragué ruidosamente, mientras Lia y Camicazi no podían evitar sonreír por ello.

—Se siente bien esto de poder tenerte en mis manos —la voz de Cami me hizo estremecerme porque me lo susurró al oído.

—Pagarás por esto —le devolví, pero Bertha estaba atenta y ya casi estábamos llegando a las puertas de lo que parecía una ciudad.

—¡Silencio! —casi nos gritó Bertha y todos solo asentimos, no era alguien a quien queríamos hacer enojar.

Los guardias nos inspeccionaron y casi que ni se percataron que yo existía, en general nadie lo hacía porque lo que vía era que cada comerciante de esa ciudad tenía esclavos como parte de su séquito. Pero lo que más me llamó la atención fue que había terribles terrores por todo lado, usados como animales de carga y transporte, se veían terribles, agotados y con una mirada que parecía que estaban a punto de morir.

El comercio era de lo más rico que había visto alguna vez, los comerciantes que llegaban a Berk rara vez traían todo lo que veía en este mercado, era una ciudad netamente comercial. Frutas de toda variedad y clima que jamás había visto en mi vida. Granos de todo tipo, verduras frescas que parecían recién cosechadas que llamaban mi atención. Hablaban de lugares que nunca había escuchado que sonaban tan lejanos y exóticos que captaban mi curiosidad, pero no podía dejar de pensar en las palabras de mi padre y de todo buen vikingo que se respetara: El mejor lugar para los vikingos es donde los vientos, el mar y el clima no pueden ser domados y estamos a la merced de Thor mismo.

Luego estaban las especies, me estaban bombardeando el olfato con toda clase de olores que me eran desconocidos, pero que estaban cautivando mis sentidos. Todo era una locura, un griterío de los vendedores por tratar de captar nuestra atención, pero yo me mantenía atento de nuestro carro para no perder ninguna de nuestras pieles o armas. Nuestro destino era el segundo nivel de la ciudad donde había espacio para el comercio de pieles y armas. No pude evitar escuchar el rugido de dragones y látigos azotando el suelo con fuerza. Sabía que no iba a poder evitar afligirme por esto, pero como diría Bertha no era algo que debía distraerme de mi papel sino quería parecer sospechoso y ponerlas en aprietos.

Finalmente llegamos a nuestro destino, la zona de intercambio y venta de pieles y más allá las armas. Seguramente conseguiríamos buenos precios porque parte de la formación de la tribu de Bertha era negociar, negociar y volver a negociar, el regateo era una cuestión que tenían en los genes. No había día en que no tuviera que ver como regateaban por una u otra cosa, le daba cierta diversión a la jornada, pero por primera vez lo vería fuera de los límites de la tribu. Llegamos a uno de los puestos con poca mercancía, pero quien lo atendía tenía varias bolsas de oro en su cinturón.

—Bertha, dichosos los ojos que te ven —Bertha ni siquiera se molestó en dirigirle la mirada cuando empezó a examinar la mercancía que le quedaba al viejo.

—Jürgen maldito estafador —susurró mientras le daba un ligero golpe en el hombro —Tengo algunas cosas que podrían importarte —le dijo señalando nuestro carro, Lia y Camicazi me dirigieron una mirada que no supe interpretar, pero para mí precaución me alejé un poco evitando el cruzar miradas.

—Lobos —susurró oliendo las pieles y mirando con atención las armas que teníamos en el carro.

—Solo lo mejor —respondió Cami, el viejo ni siquiera la miró, Bertha no lo tomó como una falta de respeto, supongo que sabía las mañas de este sujeto.

—Nunca sabré como das con esta calidad de pieles —todos nos miramos ligeramente sabiendo que todo cuanto comerciábamos en su mayoría eran grandes robos a los comerciantes más exigentes y selectos. La tribu de Bertha no robaba productos de baja calidad, al menos no para comerciar.

—Nuestra tribu solo consigue lo mejor de lo mejor —respondió nuevamente Cami y esta vez el viejo asintió ligeramente, para luego posar su mirada en mí.

—¿Que tenemos aquí? —se acercó sin temor a invadir mi espacio personal, por un momento dudé, pero finalmente recordé las palabras de Bertha y me quedé quieto. Ellas no dejarían que me hicieran daño.

—Un esclavo, parece inservible, pero puede ser algo útil —Bertha soltó una pequeña risotada que distrajo la atención que estaba poniendo en mí.

—Mientras pueda cargar, coma poco creo que es suficiente —sonaba tan humillante la forma en la que hablaba que no me imaginaba como trataba a sus propios esclavos. —No te quedes allí muchacho, descarga esas pieles —ni siquiera a me miró solo dio la orden y me puse con lo que tenía que hacer, todo el cargamento debía ser depositado dentro, solo debía llevarlo ponerlo en su puesto. Supongo que debí decir algo como "Si señor" porque la cara de decepción del viejo me dijo demasiado.

—Aún le falta aprender modales —respondió Lia mientras me señalaba las pieles que debían ir primero.

—Seguramente, tengo un par de herramientas para moldear esa delicada piel —su mirada se tornó oscura y comprendí por qué debía mantener un perfil bajo.

—Nosotras tenemos nuestras formas —la voz de Bertha se impuso en la conversación para poder retomar el control de la charla.

—Te pagaré muy bien por las pieles de lobo, lo cazadores están comprando equipo de invierno, seguramente para algún movimiento inesperado —eso llamo mi atención, a era tiempo que empezara a recabar información más allá de la isla y la tribu Hasta el momento solo me nutría de lo que me contaba de sus viajes y comercio, pero ahora debía empezar a trabajar en mi propia red de información.

—Es bueno para el negocio —respondió Bertha, ellas eran ladronas y negociantes, cualquier movimiento que hiciera andar el negocio era bueno para ellas.

—Las de liebre, conejo y demás al precio de siempre —aunque no podían ver el rostro de Bertha, seguramente tenía una mueca de decepción, pero al ganar más por las pieles de lobo ni siquiera se planteó en negociar.

—En realidad estoy interesada en llevar algunas escamas de dragón —la forma en como se le encendieron los ojos al viejo fue increíble. Se notaba que estaba metido en más negocios de los que aparentaba su puesto de pieles.

—Ohhh, has venido en el momento preciso, tengo escamas de furia nocturno frescas, recientemente fue destazado uno en las mazmorras superiores —cuando escuche esas palabras mi mente empezó a volar a miles de kilómetros, donde estaba Chimuelo y la forma en como hablaban de destazar a un dragón como él. Empecé a susurrar cosas como que debía cuidarlo de un destino como este que no me percate que me había detenido, no fue sino hasta que Cami me dio un codazo.

—Ouch —en ese momento el viejo giró su cabeza hacia nosotros.

—Calmate —dijo Lia, pero parece que era demasiado tarde ya que el viejo se me acercó peligrosamente.

—¡Cómo te atreves a hablar sin permiso! —me dio un bofetón que impacto en mi mejilla y parte de mi oreja que me tumbó al suelo dejándome medio atontado. Me costó un poco levantarme y no vi la mano de nadie ayudándome a recuperar el equilibrio.

—Tranquilo Jürgen, aún lo estamos ablandando —el viejo refunfuño y saco 2 bolsas de monedas de oro para Bertha, ni siquiera se molestó en contarlas para indicarme que siguiéramos adelante para el puesto de armas. Mientras caminábamos Bertha nos advirtió que cualquiera aquí podía aleccionar a los esclavos y prisioneros, no debíamos cometer ningún error.

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Luego de vender las armas a un precio diría más que decente por la gran mejoría que los mismos comerciantes decían tenían no podía evitar sentirme orgulloso de ello, ya que eran armas que había forjado yo mismo para poder comerciarlas y poder aportar a la prosperidad de la tribu. Sabía que Bertha estaba sonriendo por la forma en que los comerciantes le solicitaban más armas para el futuro. A pesar de ello no podía evitar sentir que estaba contribuyendo a la caza de dragones con mis armas, pero teníamos un acuerdo de mutua ayuda y eso debía respetarse, la palabra tenía un valor muy alto entre las Bog-Burglars, asi que no quería simplemente faltar a mi palabra, como diría Bertha tenía un largo camino por recorrer y tendría mi momento de detener toda esta matanza.

Seguimos no solo vendiendo cosas sino también comprando algunas de ellas, había un lugar de la ciudadela con piedras de todo tipo y forma. Descubrí que Bertha prefería tener ese tipo de riqueza que el mismo oro, asi que vi muchos intercambios por piedras preciosas y raras, como diría Bertha en otra parte del archipiélago esto vale mucho más de lo que estamos pagando por esto.

Luego de ello volvimos a encontrarnos con el viejo asqueroso que me había abofeteado previamente que nos dirigió hacia la parte superior de la ciudad donde estaban las mazmorras para dragones, donde todo era comercio de dragones, pieles, carne, huesos, garras, escamas, veneno, aceites, ácidos y demás. Quedé completamente impactado por la cantidad de dragones descuartizados que tenía frente a mí. Tenía ganas de vomitar y salir corriendo del lugar, pero no podía y eso estaba destrozando completamente mi ser, ver la crueldad de la gente para tan maravillosos animales. Había un lugar donde solo había cabezas de dragones para decorar, Nadders, Cremallerus y lo más selecto y caro del lugar, un Furia Nocturna. Cuando lo vi empecé a vomitar sin poder detenerme que fue necesario que Lia me empujara a la parte posterior para que el viejo no se percatara de mi situación y me diera una paliza por ello. La gente alrededor se reía de mi reacción y susurraban cosas como novato, no tiene el estómago para esto.

—Dile a Bertha que ya entendí el punto —Cami me dio un golpe en la espalda para que dejara de toser compulsivamente.

—Bromeas, ella te va a llevar hasta el final para que entiendas lo que quiere decir —no había forma de escapar de esto.

Seguimos caminando luego de conseguir las escamas de furia nocturna a un precio que para mi gusto no reflejaba el calor que podía llegar a tener, pero no podía importarme menos. La mayoría del comercio era para satisfacer gustos y placeres raros relacionados con la cosmética ya que había visto maquillaje de escama de dragones, también para lo relacionado con la comida y el vestido.

Con cada paso que dábamos el rugido de los dragones se escuchaba con más y más fuerza y mi corazón se aceleraba de solo pensar en lo que podía llegar a ver allí. Bertha seguía al frente sin mirar atrás, pero ya podía sentir el ritmo nervioso de Cami y Lia que ahora que habían tenido una conexión con un dragón ya no podían ver esto de la misma forma que veces anteriores donde si habían tenido el temple para no impresionarse y que se les revolviera el estómago.

—¡Habla! —se escuchaba la voz de una mujer que obviamente había sido golpeada demasiado y ya se escuchaba agotada. Cuando finalmente pudimos estar cerca de una apertura en la arena pude ver de qué se trataba. Tenía sobre sus espaldas a una especie de dragón muy pequeño de un color casi plata con ojos verdes grandes. Pude reconocerlo como un Látigo afilado. Inmediatamente sentí la mirada de Lia y luego la de Cami.

—Jamás… —susurró mientras el dragón es sus espaldas intentaba alzarla en vuelo desde el suelo, pero era inútil. La tenía maniatada. Era una relación extraña la que percibí en ellos porque el dragón estaba adherida a ella con la cola bien sujetada en la cintura sin lastimarla. Los guardias la jalaban de un lado a otro e intentaban quitar el dragón de su espalda, pero era inútil. Una figura siniestra y perversa salió den entre las sombras. Tenía ojeras que parecía que estuviera viendo a un cadáver, alto y con una mirada siniestra que te helaba la sangre.

—Ragnar, déjamela —la chica empezó a temblar al verlo, seguramente sabía sobre este personaje.

—Tranquilos, el mis amigos es Grimmel, el más grande cazador de furias nocturna que existe por estos lados del mundo —el solo nombre era impactante y la forma en que caminaba con las manos atrás con una confianza que espantaba. Se acercó a la chica que trataba de calmar a su pequeño dragón.

—Vamos, princesita, solo necesitamos la ubicación de tu tribu, después de ello puedes irte con esta alimaña si quieres —la voz del hombre era escalofriante, tanto que nadie se atrevía a decir nada.

—No te diré nada —la chica se mantuvo en su sitio y sin quebrarse, lo cual pareció molestar a Grimmel. El pequeño dragón gruñía mientras que Grimmel jugueteaba con los cabellos de la chica. Me asqueaba. Bertha y las chicas miraban atentas, pero pude ver un temblor en la mano de la jefa.

—Es una pena… —miro directamente al dragón que se erguía protector sobre la chica. Parecía que podía hacer algo más para poder sacarle información. —Realmente lo es —de un solo golpe decapitó al dragón con un cuchillo que tenía escondido en el costado. Casi suelto un sonido de susto, pero Lisa puso su mano sobre mi boca. La crueldad de la que hablaba Bertha era real no podía verla, pero aquí estaba ante mis ojos.

—¡Maldita bestia! —la chica se lanzó al frente, pero rápidamente fue detenida por los guardias que tensaron las cadenas para detenerla.

—Sera mejor que te acostumbres a esto, en este mundo no hay espacio para más de uno, son ellos o nosotros —sus palabras me estaban apretando el corazón de ira y rabia con deseos de intervenir, pero viendo lo que estaba viendo era completamente inútil.

—Puedes ser aterrador a veces —le dijo Ragnar a lo a Grimmel ni se inmutó, porque seguía viendo a la joven.

—Pareces haber elegido estar con ellos —luego de eso nuevamente de manera rápida lanzó un cuchillo directo al corazón de la chica la cual exhaló su último aliento. Me quedé helado de solo pensar en la forma tan despiadada en que esta chica había perdido la vida y la impotencia que podía sentir por no poder hacer nada al respecto. Sentía que las lágrimas se me corrían, pero no podía dar un espectáculo. Cami se puso delante de mí para evitar que el viejo Jürgen me viera.

—Agghhh eso fue demasiado lejos —Ragnar le dio un pequeño golpe, pero el resto de los señores de la guerra que estaban allí se empezaron a reír.

—No iba a decirte lo que querías saber —Ragnar no parecía un poco decepcionado de no poder recabar la información que quería, había pagado mucho dinero para que capturaran a esta doncella alada.

—¿Qué has traído para mí el día de hoy? —no quería ni pensar en cómo podría reaccionar si es que trajera a un furia nocturna como Chimuelo y tuviera que ver cómo le sacrificaban.

—Noticias, muy buenas noticias —luego de eso sacó un mapa que lo tendió en su mesa, hice una nota mental para poder conseguir un mapa de los cazadores para poder tener claro donde debía empezar mi jornada cuando fuese el momento. —Escuche de buenas fuentes que el nido de dragones fue recientemente fue atacado por un grupo de Vikingos y que el dragón denominado Muerte Roja fue derrotado —tragué saliva fuertemente cuando escuche el nombre de ese dragón, no habíamos hecho nada con el solo dejarle podrirse en su isla.

—Esas son buenas noticias… —susurraron, pero sin llegar a una conclusión.

—No puedo creer que tenga que pensar en todo —se quejó mientras se paseaba por las jaulas de dragones que tenían con la última dotación, no había nada que no hubiera visto antes, pero a mí me llamo la atención una criatura blanca acurrucada, no pude distinguir de que se trataba. Ni siquiera podía preguntar. Me juré nunca más volver aquí como un esclavo, mi próxima visita sería muy diferente. —Significa que los dragones que estaban bajo su control son libres ahora —todos se quedaron mirándole y este se golpeó la cara con la mano. —Libres para ser cazados —todo empezaron a murmurar para luego elevar sus lanzar en señal de victoria.

—Estamos listo para partir, guíanos —Grimmel los miro con una cara aburrida.

—Yo no entro en temas triviales como cazar especial inferiores, tengo otros planes en curso actualmente —hizo una seña a uno de sus lacayos para que transportaran la jaula del dragón blanco que no pude identificar, luego de eso le lanzó una bolsa de oro a Ragnar. —Contacta a Drago si quieres un trabajo de calidad —todo estuvieron de acuerdo en eso. Muchas piezas estaban en el aire, pero nuevas piezas aparecían en mi radar y no las dejaría perderse.

—Hora de irnos, creo que ha sido suficiente ¿No crees? —me sentí avergonzado, pero asentí, mi mente y mis emociones no dejaban de pensar en la chica que habían asesinado y su dragón decapitado. Me dolía todo nuevamente.

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Volvimos a la isla en silencio nadie decía nada más que para responderle a Gunter, pero claro eso no se me estaba permitido. En mi mente corrían mil pensamiento, mil motivos para decir no, para resistirme y para negarme a seguir el camino que Bertha estaba poniendo en frente mío. Por otro lado, solo tenía 5 razones por las que lo haría sin pensarlo, aunque eso me condenara de por vida: Chimuelo, Mi padre, Bocón, Astrid y ahora Cami. Con el paso de los días las sensaciones con Cami se habían vuelto más que positivas porque había adoptado la idea de los dragones con tanta naturalidad que me sentía sorprendido. Aún asi, sentía que tenía la gran disyuntiva en mí, sobre tomar la vida de otros. Podría cargar con el peso de dejar con vida a gente tan malvada para que matara a otros inocentes en otras partes del archipiélago o tendría las agallas para hacerme responsable de tomar una vida para salvar otras muchas, entre ellas la de Chimuelo y los otros dragones.

Agradecí a todos los dioses que nadie me dijo nada durante todo el camino.

Cuando por fin habíamos llegado a la tribu prácticamente me arranqué la ropa que traía encima y me desprendí de las cadenas con rabia para salir de la tribu rumbo a mi lugar donde podía estar en paz, pero no podía simplemente irme así, por lo que regresé rápidamente y Bertha ya estaba dentro del gran salón. Sabía que en algún momento iba a arrepentirme de esta decisión, pero sabía que me iba a arrepentir aún más si es que por no tomarla la gente a mi alrededor podía morir. Todas me miraban con algo de curiosidad y no podía ser menos, no era habitual que yo viniera al gran salón porque casi siempre estaba en mi forja y la arena de entrenamiento. Cami me miraba con demasiado nerviosismo que me lo estaba contagiando por lo que aparté mi mirada de ella.

—Lo haré, adoptaré todas y cada una de tus formas y costumbres —Bertha se sorprendió un poco, pero luego de ello cerró los ojos y luego compartió un par de miradas con las ancianas de la tribu. Tomo las escamas de furia nocturna que había comprado en nuestro viaje y le puso un poco de agua y tomó un poco del líquido con su dedo y se me acercó, con ellas las ancianas de la tribu y algunas mujeres que identifique como líderes dentro de la isla y pusieron sus manos en mi espalada.

—Me alegra oír eso, Hipo, Hipo un Bog-Burglars, uno de nosotros a partir de hoy —luego de ello trazó unas líneas en mis mejillas con la tinta de escama de furia nocturna, dos líneas de cada lado. En mi frente sentí que trazo el símbolo del valknut, un símbolo de guerrero en nuestra cultura, tres triángulos superpuestos. Era un nuevo comienzo para mí, debía aprender demasiado aún, seguramente mi entrenamiento ahora iría enserio sobre la guerra. Luego de haber llorado lo que debía por los dragones y por la chica que habían asesinado me jure estar listo cuando fuera mi tiempo de impedir esta masacre.

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