Ficool

Chapter 4 - Sufriendo

ASTRID

Salí corriendo sin un rumbo fijo, corriendo rumbo al bosque con la nota de Hipo todavía en mis manos. La apretujaba fuerte como si tratara de canalizar todas mis fuerzas en ese trozo de papel. Mis ojos me ardían porque el viento era fuerte en esta época del año y porque mis lágrimas habían dejado sensibles mis ojos, Así que el viento solo se encargaba de maximizar esa sensación.

Mientras corría no podía dejar de pensar en las cosas que decía la carta de Hipo. Había de todo un poco. Un poco de recuerdos, que me invadieron mientras leía su carta, un poco de reproches y otro poco de dagas para mi corazón. Había pasado más de 7 años desde que Hipo y yo no habíamos tenido una conversación. Leer su carta simplemente fue demasiado para lo que yo realmente esperaba. Finalmente, sin pensarlo, aunque en el fondo era el único lugar donde podría sentirme a salvo, llegué al mismo lugar donde había descubierto a Hipo y su pequeño secreto, donde después de mucho tiempo habíamos pasado tiempo juntos y donde le había dado un beso en la mejilla, después de mucho tiempo. Me senté y desarrugué el papel de la carta de Hipo y con más detenimiento quise volver a leerla.

"Astrid

Cuando éramos niños no había nada que pudiera separarnos, supongo que durante mucho tiempo me quede atado a ese pasado. Cuando íbamos a buscar ardillas y monstruos imaginarios, cuando te miraba por horas lanzar tu hacha, recuerdos que tal vez son extraños para ti ahora mismo.

Seguramente te preguntas porque me fui, me fui porque en Berk, el nuevo Berk donde ahora Hipo es la persona más popular jamás podré ser aceptado por lo que realmente soy. Porque una vez que los dragones sean lo más natural en Berk, nuevamente volverán a darle la espalda a Hipo el inútil. Así que me voy para buscar mi lugar en el mundo, con Chimuelo, quien pudo verme cuando era invisible para el resto de personas.

Aquel día que fuimos a dar un paseo en Chimuelo y que me diste un beso en la mejilla me permití soñar que todo sería diferente. Fui a pelear contra aquel dragón pensando que eso cambiaria todo… y lo hizo… pero al igual que con mi padre, es todo tan circunstancial ¿Qué hubiera pasado si yo no hubiera sido el que montara a Chimuelo? seguramente seguiría siendo despreciado por todos ustedes.

Espero que tu búsqueda de ser la mejor vikinga sea exitosa… fue allí donde nuestros caminos se separaron hace más de 7 años.

Con -------------------

Hipo Horrendo Abadejo III"

Había tachado la última parte de su despedida y eso me dolió más aun… ver la formalidad de firmar con su nombre completo… era como si estuviera cortando toda esperanza de que volviera.

No podía creer que Hipo se haya ido, sin nada más que dejar una nota. Me hervía la sangre de ira porque no podía creer que se haya escapado. Yo… yo había pensado en darle un beso. Yo Astrid Hofferson había planeado besar a Hipo y el simplemente se fue. No sabía si estaba furiosa porque no pude hacer lo que quise o porque Hipo simplemente me estaba haciendo a lado en su vida.

Estaba frustrada y amargada. Me sentía como si mi corazón estuviera siendo estrujado. Me lamentaba por todas aquellas veces donde quise acercarme a Hipo y terminé siendo más bien una arrogante Astrid que solamente estaba cerrándole las puertas a mí amigo de la infancia. A aquel que había estado conmigo en los peores momentos de mi vida y aunque luego yo me aleje nunca le entregue la confianza que le había dado a él a nadie más.

No sé cuánto tiempo estuve llorando en el lago, pero ya era de noche cuando empecé a regresar a casa. Mi madre estaba en la puerta de la casa supongo que esperando por mí. Cuando me vio empezó a caminar hacia mí con un paso un tanto nervioso.

—¡Astrid! ¡Por Odín! me tenías preocupada —me tomó entre sus brazos apretándome fuertemente contra ella.

—Yo solamente fui a dar un paseo —dije tratando de sonar casual porque no quería sonar débil delante de mi madre, ella había sido fuerte por mí cuando papá se fue y yo no sería menos que eso. Mamá pareció entender el mensaje porque no me preguntó más sobre eso.

—No vuelvas a irte Así ¡no había forma de encontrarte! —tampoco pregunté porque quería encontrarme, había perdido la noción del tiempo en aquel lugar. Era como si el tiempo se hubiera detenido para mí.

—Lo siento… yo solo… —al pensar en Hipo, Chimuelo… el lago… me hizo perder un poco el control de mis emociones. Sin duda mi madre lo noto porque rápidamente me volvió a apretar entre sus brazos.

—Ya niña… está bien, vamos adentro —dijo ella tratando de hacerse la desentendida de mi aparente descontrol emocional. Mientras entrabamos en casa no podía dejar de pensar en la nota de Hipo, que, aunque no lo decía el mensaje era claro, no quería volver. Eso me dolía aún más. Me senté, mientras mamá se dirigía a la cocina, supongo que buscando algo para que yo comiera, aunque me sentía inapetente. Puso ante mí una pieza de pollo, un trozo de pan y algunas verduras… pero sinceramente no quería comer nada. Retire el plato, pero ella me miró con cara de, sino comes no saldrás de esta mesa.

—Madre… Hipo… él… ya no volverá —suspiré pesadamente ante la revelación que estaba martillando mi corazón. El pollo tenía sabor a cenias, comer Así solo era una tortura. Mi mama suspiró apartando la mirada hacia la ventana. La oscuridad había terminado de invadir el cielo, en algún lugar Hipo estaba volando con Chimuelo lejos de Berk.

—Eso no es cierto Astrid… él vendrá algún día —las palabras de mi mamá fueron una pequeña y débil luz en mi oscuro pensamiento que veía todo nublado.

—Oh madre… él se fue pensando que le odio —no podía culparlo.

Yo sinceramente no había sido amable con él. Aunque no había sido cruel ni burlesca como Patán, pero tampoco había sido lo que antes éramos. Antes nunca le hubiera dicho cosas como: Quiere hacer todo a su manera, al final también me rehúse a compartir el libro de dragones con él. Él sabía que yo no sé leer tan bien. Es más, lo poco o nada que aprendí a leer, fue porque él me enseñó, cuando éramos niños. Mi mamá no era precisamente una de las personas más cultas, pero si una guerrera implacable, Así que Hipo a su corta edad y siendo el hijo del jefe ya sabía todas esas cosas como leer, escribir y contar, Así que siempre se daba un tiempo para enseñarme algunas de esas cosas. Hubiera sido un tiempo incomodo, sobre todo para mí que no podría mirarlo a los ojos sin sentir vergüenza, Así que simplemente me aleje.

También le dije cosas como ¿Todo esto te parece una broma? La guerra de nuestros padres se va a convertir en nuestra, decide de qué lado estás. Ese día habríamos podido terminar heridos. Él podría haber terminado herido… fue solo mi preocupación excesiva hablando.

—Todos somos culpables de que se siente rechazado —mamá tenía razón y yo lo sabía, pero es solo que Hipo, no, la verdad es que no había excusa para que yo me haya alejado de Hipo, en realidad sí, pero no era suficiente para alejarlo de mí.

—Lo sé mamá, pero él era… —había sido alguien especial los primeros años de mi vida, porque nunca encontré a nadie más con quien pudiera hablar con la naturalidad con la que hablaba con Hipo, cuando éramos niños al menos. Pero supongo que el ya nunca volverá a verme de esa forma. Mi madre me miró suspirando pesadamente, como si estuviera a punto de decir algo malo.

—Pero jamás le hiciste sentir Así —sus palabras me golpearon. Me golpearon en lo más profundo. Las lágrimas asomaban, pero yo las reprimía con todas mis fuerzas, era tanta la fuerza que estaba ejerciendo para mantenerlas bajo control que sentía que pronto me derrumbaría del cansancio.

—Lo sé mama y me siento fatal por eso —traté de susurrar solo para no gritar el dolor que traía dentro por haber dejado fuera de mi vida a Hipo… teníamos solo 6 años y yo ya estaba pensando en convertirme en una guerrera, Hipo en cambio seguía soñando y jugando, simplemente dejamos de frecuentarnos. En realidad, fui yo quien dejé de frecuentarlo, siempre tenía algo que hacer o eran actividades que no lo incluían a él y luego simplemente ya no vino a buscarme más.

—Aunque Hipo este dolido y herido dentro de él yace un alma noble —mamá siempre había visto lo mejor en Hipo, no sé por qué y eso me hacía sentir peor porque Hipo y yo fuimos amigos sin embargo no quise ver lo mejor de él. Mamá sin embargo no dejo de cuidar de Hipo, cuando una de sus ideas terminaba en desgracia y él terminaba herido era mi mamá la primera en atenderlo y cuidar de él.

—Eso lo sé, haría lo que fuera para traerle de vuelta —realmente dejaría todo atrás, mi reputación, mis anhelos, mis sueños solo por una oportunidad de hablarle y explicarle todo, sin guardarme nada, entonces tal vez él podría perdonarme.

—Hoy salió un grupo de búsqueda, supongo que podrás ir en el próximo grupo —tal vez por eso me estaba buscando mama. Mi mirada se volvió más angustiada, yo tendría que haber estado en ese grupo de búsqueda. Que, si lo encuentran y no me ve allí, pensara que ni siquiera me importo que se fuera.

—No creo que le encontremos, él no quiere ser encontrado —dije tratando de calmarme.

—Estoico no se rendirá tan fácilmente, pude ver que lo que sea que le haya escrito lo quebró por dentro —si a mí me escribió algo tan duro como lo que había leído, no quiero imaginar lo que Estoico había tenido que leer.

—Duele tanto mama —me rendí ante la realidad de mi dolor. Mamá se sentó a mí lado poniendo su mano sobre mi hombro, tratando de confortarme.

—Lo sé cariño, pero un día Hipo volverá y entonces podrás hacer las cosas bien, las cosas como siempre debieron ser —como siempre debieron ser. Me dolía pensar que todo había sido mi culpa, por lo menos la mayoría.

—Yo no sé qué paso, simplemente nos distanciamos —mamá me miro con esa mirada que podría helarle la sangre a cualquiera. Sus brazos se tensaron… y yo también entre un poco en pánico. Tal vez no debería haber dicho eso.

—¿En serio no sabes? O no quisiste decírselo, él habría entendido, estoy seguro de eso —era una parte difícil de mi vida. Yo simplemente no le dije nada a nadie. Hipo me pregunto muchas veces, pero yo simplemente para evitar sus preguntas me apartaba… poco a poco y me ocupe en nuevas actividades. Luego nuestro vínculo se desvaneció. Aunque nunca pude evitar sentir su mirada triste sobre mí.

—Mamá, no sé qué paso, arruiné todo —me tapé la cara con las manos tratando de contener mi frustración. Mamá no dijo nada por un momento. Eso era malo. Cuando levanté la mirada me encontré con sus ojos que me mostraban su compasión. No me juzgaba, simplemente me comprendía.

—Ya hablaremos de eso, ahora será mejor que duermas ya es tarde. Mañana podremos hablar —mamá empezó a empujarme rumbo a las escaleras para que me fuera, no sin antes darme un beso en la frente.

—No creo que pueda dormir —dije tratando de evitar mi habitación, sabía que si me quedaba sola no dejaría de pensar.

—Al menos debes intentarlo —me rogó ella mientras arreglaba la mesa de los platos de la cena.

—Gracias mama —le susurré, mama siempre había estado allí para mí. En los momentos más difíciles siempre me apoyó.

—Siempre estaré aquí para ti Astrid —sus palabras me llevaron a un flashback instantáneo.

No sabía que esa escena estaba allí. Era Hipo con 7 años, le faltaba un diente y estaba lleno de pecas en las mejillas, mientras que yo arrojaba mi pequeña hacha contra el árbol. No estaba prestando atención a sus palabras, pero si escuche lo último que me dijo. Siempre estaré aquí para ti. Fue un susurro, pero lo escuché, no dije nada, luego él se fue. Esa fue nuestro último acercamiento por años. Las lágrimas salieron finalmente, mamá me miro preocupada, mientras dejo los platos y se acercó a tratar de enjugar mis lágrimas.

—¿Porque lloras? —no podía articular palabra durante unos segundos.

—Hipo… él me dijo eso cuando éramos niños —susurré mientras me abrazaba a mama fuertemente. Me sentía débil. Me sentía vulnerable. La única persona que me había transmitido seguridad se había ido... Tal vez para siempre, dejándome vulnerable a todo.

—Lo sé querida… oh niña hay muchas cosas que nunca debiste olvidar —me dolió escuchar esas palabras, pero eran verdad. Nunca debí dejar que las circunstancias me hicieran olvidarme de Hipo —Ahora a dormir —me susurro mientras ella desenredaba mis trenzas.

—Buenas noches mama —mis pasos eran de derrota y temor... La noche seria mi peor enemigo... No me dejaría descansar con tantos recuerdos y auto reproches...

—Buenas noches querida —mamá salió de la casa como era su costumbre en las noches.

Hipo voy a encontrarte... No importante cuanto me tome.

More Chapters